Por JOSÉ ANTONIO PARRA
El nervio poético es un texto híbrido pleno de exuberancia y experimentalidad. Sin embargo, esta experimentalidad no está referida al ámbito formal exclusivamente, sino también a la (re)presentación de aspectos inherentes a la vivencia del poeta en tanto manifestación singular del Ser y al propio hecho del poema como expresión insólita del lenguaje. Asimismo, este libro fue galardonado con el XVII Premio Anual Transgenérico de la Fundación para la Cultura Urbana en el año 2018.
El artefacto está articulado a partir del encuentro ficcional entre Pepe Barroeta y Eugenio Montejo, quienes inician un recorrido por instancias diversas del acontecer poético, artístico e histórico de Venezuela, al igual que a través de ciertos contextos foráneos a esta, como los relacionados con Fernando Pessoa, por ejemplo.
Es muy interesante la aproximación trascendental de este texto al hecho poético en sí. De este modo, la obra es una suerte de territorio atemporal donde la vida y la muerte se dan en simultaneidad. En este sentido, resulta sumamente interesante la perspectiva estereoscópica de la pieza, un trabajo donde confluyen distintos períodos, personajes, países e inclusive el mundo terrenal y el de ultratumba. La atmósfera que logra Hernández es mistérica, además de muy verosímil a pesar de que en algunos momentos es francamente alucinante.
Hay un hilo muy preciso, no solo en cuanto a la voz desde donde se enuncia el texto y los tópicos que esta va abarcando, sino también en relación con la rítmica y la mixtura de géneros a los que apela el autor y entre los que destacan la prosa poética, el verso y la entrevista, así como modalidades dialógicas e intertextuales. Las figuras principales, Montejo y Barroeta, de alguna manera sirven de pretexto para mostrar al lector aspectos sutiles del fenómeno de la creación poética en una suerte de unidad constituida entre el poeta como manifestación física de lo sutil y el poema mismo o lo sutil per se. Esa es la esencia a donde apunta este trabajo, al hecho de que ambas facetas no son sino expresión de un único cuerpo que es indecible, sagrado. A propósito, resulta oportuno un breve pasaje de la edición:
“―Me da gusto verlo y conocerlo, estimado poeta. Lo he leído mucho y por usted también soy múltiple. También tengo mis fantasmas, mis duendes particulares.
―Vaya, cómo crece el mundo y su demografía. Yo por mi parte me levanto y me marcho con los míos, que son demasiados. Espero verlo en otra ocasión.
―¿Se despide, poeta?
―No, me marcho, que es otra cosa. Ya lo vi, dom Eugenio. Tenía conocimiento de usted.
Fernando António Nogueira Pessoa se levantó del banco. Caminó hacia el interior del parque y desapareció. Igual había pasado hacía rato con Blas Coll. Eugenio estaba solo en el mundo. Una estrella fugaz le indicó que la noche giraba con la tierra”.
Desde una perspectiva total del libro, se puede notar cómo se va produciendo un in crescendo de la exuberancia y de la rítmica de la prosa poética de Alberto Hernández. Esto llega a un momento de apoteosis hacia el final de la pieza cuando en esa mirada anatómica –mirada del detalle, analógica y trascendente– que hace el autor sobre el hecho poético aparecen aspectos escatológicos que paradójicamente acompañan al fenómeno de la creación.
Dicho pasaje es muy interesante porque constituye un clímax, al igual que una perspectiva en el mejor espíritu de un lente ojo de pez de los momentos y personajes más relevantes, no solo de la cultura venezolana, sino también de la vida política y de la historia del país. Ultimadamente, esta obra es una suerte de desembocadura hacia el océano tempestuoso que es el momento presente de la nación venezolana.
Alberto Hernández es poeta, narrador y periodista. Es egresado del Pedagógico de Maracay y realizó estudios de postgrado en la Universidad Simón Bolívar en Literatura Latinoamericana. Fue fundador de la revista literaria Umbra y es colaborador de revistas y periódicos nacionales y extranjeros.
Ha publicado los poemarios La mofa del musgo (1980), Amazonía (1981), Última instancia (1985), Párpado de insolación (1989), Ojos de afuera (1989), Nortes (1991), Intentos y el exilio (1996), Bestias de superficie (1998), Poética del desatino (2001), En boca ajena: antología poética 1980-2001 (2001), Nortes/Norths (2002), Tierra de la que soy (2002) y El poema de la ciudad (2003).
Parte de su obra ha sido traducida al árabe, al inglés, al italiano y al portugués.
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El nervio poético
Alberto Hernández
Fundación para la Cultura Urbana
Caracas, 2018