Papel Literario

La paciencia: El estudio de Andy Warhol

por El Nacional El Nacional

Por JOSÉ ANTONIO PARRA

La experiencia de Andy Warhol, principalmente durante los años sesenta y setenta, fue trascendente en lo referido al arte contemporáneo. Asimismo, todas las vivencias y manifestaciones artísticas que se dieron en el contexto de su estudio, conocido como The Factory, también significaron un hito en el arte mundial. Una infinidad de personajes pasaron por ese taller y este fue el epicentro de las manifestaciones más salvajes y de avanzada de ese período.

Ese estudio estuvo en pleno funcionamiento desde el año 1963 hasta 1968. Personalidades pertenecientes no solo a la plástica, sino también a la música y la actuación, además de algunos socialité y actores porno eran asiduos. Y es que la denominación que tenía dicho espacio para la elaboración de arte no era azarosa. Ella respondía al hecho de que en él se llevaban a cabo las serigrafías de Warhol, amén de otras experiencias del estilo de películas y fotografías. De hecho, la elección de tal nombre aludiendo a la producción masiva guardaba una perfecta analogía con la propuesta semántica de la obra total de este artista norteamericano. No olvidemos que la mirada de Andy Warhol estuvo enfocada en los objetos de corte masivo y el fin último de su propuesta apuntaba a la resignificación de estos en fenómeno estético.

Hubo una serie de personajes que adquirieron una relevancia superlativa en este ámbito y que fueron habituales. Además, el contexto mismo del sitio estaba muy lejos de la realidad ordinaria. En efecto, la decoración de The Factory consistía de atmósferas plateadas obra del diseñador Billy Name. Estas aludían a un entorno pleno de decadencia exquisita. Adicionalmente, la geografía humana era parte sustancial del sitio. Y es que sin esta geografía humana no hubiese ocurrido tal experiencia puesto que el lugar per se era un crisol donde convergían múltiples experiencias que tenían en común lo inusual y la transgresión. Personajes que pertenecían a la comunidad gay, transgénero y sadomasoquista, al igual que consumidores de múltiples sustancias psicoactivas, constituían un territorio propicio para la ruptura y para la creación artística encuadrada en la vanguardia.

No obstante, aquí hay que puntualizar que en lo relativo a la producción de obras de arte, la hechura de ellas por parte de Warhol y de quienes le acompañaban era de carácter sistemático y el proceso conllevaba a la realización de serigrafías, litografías, así como piezas cinematográficas de vanguardia, entre las que se cuentan Flesh (1968), Trash (1968), Chelsea Girls (1966) y Poor Little Rich Girl (1965), protagonizada por su superestrella, Edie Sedgwick. Adicionalmente, y en lo referido a la cinematografía de Warhol, fue muy relevante el trabajo de Paul Morrissey en la dirección de las piezas.

De hecho, el ámbito de The Factory era una realidad aparte del mundo cotidiano. Quienes ahí confluían en algún momento podían ser elegidos por Warhol para recibir la denominación de “superstars”, aspecto de donde se origina la frase de este creador en torno a que todos tenían 15 minutos de fama.

También el contexto musical de The Factory fue muy importante y en cierta manera marcó pauta estilística para los tiempos que le sucedieron. Ese estudio era de algún modo la “base” de la banda The Velvet Underground, que estuvo conformada por músicos de gran relevancia, entre quienes destacaron Lou Reed, Nico y John Cale. Canciones como “Walk on the Wild Side” describían plenamente la atmósfera de The Factory.

Una serie de personajes paradigmáticos se dieron cita habitual en dicho sitio, entre quienes se contaban, aparte de los ya mencionados, Truman Capote, Salvador Dalí, Ultra Violet, Allen Ginsberg, Anita Pallenberg, Bob Dylan, Joe Dallesandro y el venezolano Rolando Peña, a quien el propio Warhol bautizó como El Príncipe Negro.

Las atmósferas propias de The Factory significaron sin lugar a dudas uno de los momentos de mayor plenitud para el arte contemporáneo del siglo pasado, aun cuando tal ambiente no estuvo exento de desenlaces trágicos. La tortuosa adicción de Edie Sedgwick tuvo ribetes fatales, así como el incidente en el que Valerie Solanas le pegó unos tiros a Andy Warhol. No obstante, hablar de The Factory es referirse a algo circunscrito a las bellas artes en la actualidad.