Por ÁLVARO PÉREZ CAPIELLO
Una vieja frase reza: «Cuando el hombre está dormido lucha contra Dios, y cuando está despierto lo hace contra el mar». Tal vez la realidad pueda soñarse siempre de distinto modo, así como las ciudades presentan lecturas alternativas. Esto viene muy a propósito de la más reciente exposición de Rafael René Jaén, con textos de Manuel Aranguren, no solo por la reflexión subyacente a sus pinturas, sino también debido al espacio escogido para mostrarlas al público. Respecto al segundo punto, la Galería GAAS, en el hotel Altamira Suites de Caracas, resulta todo menos convencional. Las pinturas interactúan con los árboles, los coches, y los acentos de una ciudad en movimiento perpetuo, sacando al espectador de ese ambiente académico y refinado propio de los museos y los salones artísticos. Ya la crítica especializada advertía que las modernas torres de concreto y cristal templado debían contar con un arte propio, acorde con los tiempos por venir. En eso no se equivocaban, pues hoy asistimos a un auge de las instalaciones y de las obras cinéticas incorporadas perfectamente a la arquitectura urbana.
Dicho esto, pasamos al primer punto… El título de la muestra, Oniros, nos conecta con ese mundo de los sueños que el joven artista recrea en sus pinturas, usando para ello una combinación de colores y de formas que parecen deslizarse a través del lienzo a manera de giros imposibles. Resulta inevitable no sentir cierta afinidad, un «sutil parentesco» con algunos cuadros surrealistas que la mente recuerda, en concreto: La persistencia de la memoria (1933) y Explosión (1954) de Salvador Dalí. El sueño no solo designa al acto de dormir, sino a la actividad de la mente en ese período. Los estudiosos del tema concuerdan en que existen cuatro o cinco ciclos del sueño que están íntimamente relacionados con la memoria, cosa que el arte ya lo había advertido en su momento. No en balde, el director Alfred Hitchcock condujo a Dalí a su estudio en Hollywood para crear la secuencia del sueño en su película de inspiración psicoanalítica Recuerda. Corría el año 1945.
Morfeo, el dios griego del sueño, uno de los mil hijos engendrados por Hipnos y Nix, es representado con alas para poder visitar cualquier rincón de la Tierra. A la larga, sería castigado por Zeus por haber revelado secretos a los mortales mediante sus sueños. Este poder de conectarse con la divinidad a través del elemento onírico aparece en muchas civilizaciones del mundo antiguo. En Egipto, encontramos al dios Tot, con cabeza de ibis, portando un pincel y una tablilla de arcilla para anotar los pensamientos. Incluso, el texto bíblico, hace referencia a aquellos sueños premonitorios del faraón que José supo interpretar. (Gen. 41: 1-36).
¿Cuál es la lectura que nos propone Rafael René Jaén en sus obras? Más allá de una búsqueda estética o de la armonía en el uso del color y la forma como medios de expresión, este joven artista nos lleva al encuentro de nuestro ser. Un viaje no exento de peligros, tal vez un itinerario que, más que respuestas, acaba por suscitar preguntas. Ese sea quizás el sino de toda obra que sobreviva al inexorable paso de los años, a ese «viaje de la botella» por mares desconocidos sin una idea clara acerca del lugar al que le lleve la corriente o, menos aún, de su destinatario. El arte es así, una apuesta que puede durar siglos sobre el tablero o extinguirse como un soplo de viento. El único juez es el tiempo. Quizá lo expresado, esa búsqueda interna que llevó a Jaén a crear estas piezas, pueda, de alguna manera, entenderse a partir de los títulos de muchas de ellas: Familia, Aproximación… En cuanto al montaje de la exposición, un sutil hilo conecta a una pieza con la siguiente, evocando quizá al mito griego de Ariadna, «la más pura», quien ayudó a Teseo a salir del Laberinto del Minotauro entregándole un ovillo de lana. Siento sí, escapando ya del terreno especulativo, que esta exposición será el punto de partida de muchas otras «búsquedas» y «rupturas» en el terreno de la plástica por parte de Rafael René Jaén.
Les invitamos, pues, a conocer la obra de un joven artista que ha recorrido diversas ciudades de Europa y América, mostrando su trabajo en galerías y ferias internacionales, tales como: PINTA (Miami), L.A. Art Shaw, SCOPE New York Art Show y Art Palm Beach International.
*Abierta en la Galería GAAS, Hotel Altamira Suites.