Desde su origen, el ser humano ama contar y escuchar historias. Con el avance de la tecnología los formatos y canales en los que nos expresamos se transforman, pasamos de la narración oral, a ondas hertzianas y luego a bytes. Pero allí seguimos, cautivados por las historias que nos emocionan.
El abaratamiento de los medios de grabación y la creación de un ecosistema digital nos han convertido a todos en prosumidores, observadores y creadores que continuamente nos expresamos en la web, debatimos, compartimos experiencias e interactuamos con otros.
En este contexto surgen la narrativa transmedia y la narrativa interactiva, antiguas conocidas que han evolucionado en el entorno digital y que están experimentando una interesante eclosión a nivel mundial. Es destacable la expansión de la narrativa transmedia en Latinoamérica durante los últimos años, pero antes, vamos a aclarar qué son cada una y cómo podemos aprovecharlas.
De acuerdo con Henry Jenkins, las narrativas transmedia son historias contadas a través de múltiples medios. Posiblemente nos vienen a la cabeza las sagas de Marvel o de Disney. Pero esta narrativa no consiste solamente en narrar una historia por múltiples canales, sino que las diferentes historias paralelas giran sobre una trama común de la que son piezas complementarias, y a su vez, cada historia cuenta con un universo narrativo completo.
Por tanto, podemos disfrutar de cada plataforma de forma independiente, o consumir la historia a través de varios canales (apps, radio, TV, RR.SS., web, libros, cómics) y así descubrir nuevas aristas de la trama.
La narrativa transmedia suele estar abierta a la colaboración del usuario, que participa en su expansión. Frecuentemente se alimenta del fanfiction, historias creadas por usuarios, inspiradas en universos narrativos específicos, así como de las historias personales del público.
En Latinoamérica está surgiendo un gran interés por el formato. Iniciativas en grandes medios de la región y universidades, así como el festival MediaMorfosis en Argentina o el Festival de Cine Creative Commons y New Media de Bogotá, lo atestiguan. La narrativa transmedia es un formato interesante para crear relatos integradores. En Colombia, por ejemplo, está permitiendo trabajar la narrativa postconflicto y en Perú o Argentina, está sirviendo para co-escribir relatos sobre las dictaduras recientes.
La narrativa interactiva, por su parte, es aquella que requiere de la participación activa y física del usuario en la historia, sin que, necesariamente, se extienda por varias plataformas. Por sus características, este formato rompe con los roles de autor, público y protagonista, brindando a estos últimos la posibilidad de co-crear la historia.
La narrativa interactiva ha sido impulsada en los últimos años por cabeceras de la talla del New York Times, The Guardian, la National Film Board de Canadá o Canal Arte. Si bien el ejemplo más conocido del formato es el capítulo navideño de la serie Black Mirror de Netflix, titulado “Bandersnatch”.
Esta narrativa cuenta con varias modalidades de interacción, de hecho, la que vimos en “Bandersnatch” es una de las más sencillas. Ambas narrativas destacan por su potencial inmersivo y la apertura de la trama a contenidos producidos por el usuario. Están por verse las posibilidades de estos nuevos formatos en campos como el periodismo, la publicidad, el ocio, la educación y el desarrollo social.