“De las cosas más admirables de su personalidad era la capacidad de poder visualizar el futuro de una manera acertada y de adaptarse a los cambios de las expectativas. Todo, siempre todo, pensando en el bien común”
Por EDUARDO MARTURET
Regreso a Venezuela
Es domingo 7 de octubre de 1978, el Maestro José Antonio Abreu me invita a dirigir un concierto en la Sala José Félix Ribas del Teatro Teresa Carreño. Aún estoy en Cambridge, Inglaterra, finalizando mis estudios musicales, lo cual es muy importante por ser mi debut en Venezuela como director de orquesta. Casualmente también es el primer concierto público de la recién fundada Orquesta Sinfónica Simón Bolívar. El Maestro Abreu había presentado un concierto con ellos anteriormente en La Cancillería.
Justo antes de comenzar mi concierto en la Sala Ribas, y por ser el primer evento de la OSSB, al Maestro se le ocurre la brillante idea de que, por motivos protocolares, debemos comenzar el programa con el Gloria al Bravo Pueblo, lo cual significa una gran sorpresa para mí, ya que no conozco la versión sinfónica del himno que ellos hacen; pero el Maestro, como siempre, encuentra una brillante solución dándome una clase precisa de 30 segundos justo antes de salir a dirigir: “No te preocupes, mi querido, que los músicos ya se lo saben, solo tienes que darle la entrada al redoblante y luego a toda la orquesta, el resto lo sabes tú”.
Sin duda es uno de los momentos más importantes de mi carrera artística, por el gran éxito del concierto y la maravillosa relación que se crea desde ese momento con el Maestro Abreu y El Sistema
Seminario Los Caracas
Poco después, en enero, estoy invitado como profesor de Dirección Orquestal a un seminario de El Sistema en la Ciudad Vacacional Los Caracas, donde tengo la gran oportunidad de ver muy de cerca el enorme talento y potencial del proyecto del Maestro Abreu. Luego de haber pasado 10 años en Inglaterra significaba un antes y un después poder constatar la gran diferencia que ahora hay en Venezuela en materia de educación musical. Algo único en el mundo que nunca había existido y que ahora tenemos gracias a la genial visión y perseverancia del Maestro Abreu.
En el seminario tengo la oportunidad de conocer el enorme talento y potencial de jóvenes directores que luego lograron realizar importantes carreras internacionales, precisamente gracias al apoyo de El Sistema; y a músicos talentosísimos que hoy día, a mucha honra, forman parte de la Orquesta Sinfónica de Miami.
Relaciones políticas
Uno de los aspectos más impresionantes de la polifacética personalidad del Maestro Abreu era su habilidad de poder equilibrar las fuerzas políticas a lo largo de 44 intensos años de su ardua lucha por mantener vivo El Sistema. Sin duda no fue nada fácil convivir y lidiar con tantos intereses políticos cambiantes y en vías de desarrollo.
Para mí fue siempre muy especial, y un inspirador ejemplo, ser testigo de su enorme capacidad de manejar las fuerzas de poder de una manera honesta y armónica en combinación con todas sus múltiples responsabilidades artísticas y gerenciales. En una oportunidad, llegando a una reunión en su oficina de Parque Central, lo encuentro en una llamada con Miraflores y al mismo tiempo en la otra línea con el encargado del Núcleo de Puerto La Cruz resolviendo una avería en la tubería de las oficinas.
Siendo Abreu ministro de Cultura del gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, me pide que lo acompañe al Palacio de Miraflores a una cita con el presidente. Sin saber el motivo de la reunión, nos encontramos los tres en su despacho y cuando le expreso al presidente mi admiración por el extraordinario trabajo del Maestro Abreu al frente del Ministerio de Cultura, él me responde con su acostumbrado tono histriónico: “Maestro Marturet, sus alabanzas hacia el Maestro Abreu son innecesarias, pues no estoy considerando destituirlo de su cargo de ministro”.
La reunión termina sin agenda ni conclusión específica pero de un modo muy gentil y agradable sin saber: “Ni lo uno ni lo otro, sino todo lo contrario…”.
Como director musical del Teatro Teresa Carreño, al celebrarse la apertura de la temporada de la ópera en 1985, dirigiendo el Barbero de Sevilla, me toca recibir a muchas personalidades del mundo político y cultural. Al frente de la comitiva, llegando al lobby, el Dr. Gonzalo Barrios, con su acostumbrado sentido del humor, me comenta: “¿Ud sabía, Maestro, que todas las historias de las óperas son iguales?”. “El tenor siempre quiere acostare con la soprano y el barítono no lo deja”, y el Maestro Abreu, a mi lado, le responde: “En el caso del Maestro Marturet es diferente, él siempre ha sabido cambiar la historia”.
Visión de futuro
Quien realmente supo cambiar la historia musical de Venezuela y el mundo fue José Antonio Abreu. De las cosas más admirables de su personalidad era la capacidad de poder visualizar el futuro de una manera acertada y de adaptarse a los cambios de las expectativas. Todo, siempre todo, pensando en el bien común para el beneficio de todos.
Uno de sus momentos más difíciles fue la muerte del Maestro Eduardo Mata, en quien siempre tuvo la esperanza de que se incorporara al liderazgo artístico de El Sistema. Precisamente el 4 de enero de 1995 estábamos almorzando en el Hilton el Maestro y yo cuando nos enteramos del accidente aéreo que ese día había sufrido Eduardo Mata siendo piloto de su propio avión. Fue terrible la pérdida de su entrañable amigo y las esperanzas que tenía en el aporte artístico de este gran director de orquesta.
En ese almuerzo tenía programado discutir con el Maestro mi decisión de renunciar a la presidencia de la Junta Directiva del Teatro Teresa Carreño. Mi carrera artística en el exterior exigía cada vez más mi ausencia del país, pero yo sentía una gran responsabilidad hacia él y su obra. La Sala José Félix Ribas aún era la sede oficial de El Sistema, donde se daban la mayor cantidad de conciertos. No existía el Centro Nacional de Acción Social por la Música y yo me sentía muy comprometido y responsable porque ya se veían venir muchos cambios que afectarían al medio artístico y cultural.
Por suerte, a pesar de la abrumadora noticia de Eduardo Mata, se relajó un poco y le dio mucha risa cuando le digo: “Querido José Antonio, recuerda que el soñar despierto también nos trae pesadillas”.
Uno de los ejemplos más palpables de la visión futurista del Maestro fue la manera con que “orquestó” la brillante estrategia de apoyar la carrera de Gustavo Dudamel. Sin quitarle mérito al gigantesco talento de nuestro querido joven maestro, el impulso y apoyo que recibió de El Sistema, en los inicios de su carrera, fueron determinantes para que se lograran los pasos necesarios para llevarlo a la cúspide internacional. En lo personal tengo la satisfacción de haber sido testigo, arte y parte, de su primer gran logro. En octubre del 2001, como director Artístico del Berliner Latintour, hago una gira de 12 conciertos con la Sinfónica de Berlín por Venezuela, Brasil, Uruguay, Argentina y México. El Maestro Abreu aprovecha la oportunidad para hacer en Caracas una presentación especial con Dudamel y la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar, dedicada especialmente a los profesores de la orquesta alemana quienes, como era de esperarse, quedan muy impresionados con la orquesta y su joven director. El resultado no pudo haber sido más asertivo. Esa misma temporada Dudamel estaba haciendo su debut en Europa con la Sinfónica en Berlín.
El legado
Lo más importante de la obra de José Antonio Abreu fue la consolidación de una estructura organizacional que garantizara su permanencia en el futuro. Algo con lo cual él siempre me honró al conversarlo y discutirlo en la intimidad. Es fascinante constatar cómo el vacío de su presencia física es, sin duda, dolorosa pero también superada gracias a la clara visión de futuro de una obra extraordinariamente bien estructurada.
Almas envidiosas y egoístas han intentado persistentemente de atacar y destruir la reputación que con tanto mérito ha llevado El Sistema a convertirse en una referencia de altísimo nivel internacional.
Por suerte, sus queridas hermanas, Beatriz y Ana Cecilia Abreu, que siempre estuvieron a su lado, le han sabido dar una sabia continuidad a la obra junto a Gustavo Dudamel y Eduardo Méndez a la cabeza de una organización piramidal con gran fortaleza.
Los venezolanos estaremos siempre orgullosos al ver cómo el trabajo, la inspiración y la sabiduría de uno de los más grandes hombres de nuestra historia musical permanecerán en el tiempo como una obra única en el mundo.