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Los sancochos margariteños

Serie Las razones del gusto. Entrega 8/38. “Los sancochos margariteños” de Ramón David León. Las razones del gusto y otros textos de la literatura gastronómica

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Margarita es, por sobre toda condición, un pueblo ictiófago. El pescado es la base de la alimentación colectiva. Fresco, se le consume frito, asado, guisado y en sancocho. Salpreso y salado seco, se usa también para confeccionar este último plato, y para hacer sabrosas empanadas y otras producciones culinarias de no menor sustancia. La lisa, el pargo, la cherna, la sierra, el carite, la cuna, el jurel y otros numerosos peces cuyos nombres son igualmente familiares para los naturales de la isla, constituyen la abundante materia prima de la cocina local. Cuando el margariteño no se come un sancocho de pescado es porque lo comió con cecina de chivo. Es la única carne que merece su aprecio. La de res apenas si la tienen en cuenta.

Los mariscos representan otro factor alimenticio de importancia en la vida margariteña. La jaiba, la langosta, la ostra, la pepitona, el mejillón, el burgao y muchos más sirven para hacer variada y sustanciosa la mesa hogareña. En cuanto a su poder nutritivo, a la vitaminización que le injertan al organismo humano, la fecundidad de los matrimonios insulares es proverbial. Y en lo que toca al intelecto, la discordante gracia popular, la chispa fluida, la malicia y la agudeza de los margariteños, son condiciones reconocidas en el país.

Si son gratos los sancochos margariteños que se hacen en el recinto doméstico, en tierra, vamos a decir, los preparados a bordo, “en el mar”, según el término isleño, resultan positivamente deliciosos. No hay marino insular que no sepa de menesteres de cocina. Lo pintoresco es verlos en el barco, cuando están acomodando los peces recién arrancados al océano para confeccionar el almuerzo o la comida. Mientras cocinan refieren sugestivas historias marineras, o comentan animados lances a que se vieron abocados en los últimos contrabandos en que tomaron parte. En opinión de los margariteños las aduanas son invención del diablo, y para librarse de ellas lo único decisivo es ser devoto de la Virgen del Valle.

(De León, R. D. Geografía gastronómica venezolana. Caracas: Cacofonía, 2004).

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Las razones del gusto y otros textos de la literatura gastronómica, compilado por Karl Krispin, fue publicado por la Universidad Metropolitana y Cocina y Vino, en 2014.

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