Por PAULA RANGEL BARROETA
Un marco de cartón que simula un televisor es la principal herramienta de los reporteros del medio de comunicación offline El Bus TV, un medio alternativo que informa en los autobuses de Venezuela para contrarrestar la desinformación y censura existente en el país.
La misión de este medio es ser “un vehículo de inclusión”. El Bus TV facilita la información sin intermediarios dentro de los medios de transporte en el que se trasladan personas con poco acceso a las noticias o, mejor dicho, a los medios digitales. “No esperamos que el público llegue a nosotros, vamos a donde se encuentra”.
La idea principal de El Bus TV es imitar los noticieros televisivos en las calles y busetas de Venezuela, con la diferencia de que no hay posturas editoriales ni autocensura que polarice las noticias narradas en las emisiones, como suele pasar con los medios de comunicación tradicionales del país, controlados por la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel). Este medio cuenta las noticias tal y como son.
Semanalmente, los equipos de cada ruta —conformados por tres personas (un narrador, un camarógrafo y un sostenedor del marco)— reciben un guion —elaborado por el equipo central con ayuda de reporteros locales— que cubre distintas áreas como economía, política, salud, entre otras secciones de servicio como agendas culturales o campañas de vacunación, para llevarlas a las personas de los buses, paradas o colas bancarias en distintas ciudades.
Esta iniciativa tuvo su primera emisión en Caracas en medio de las protestas políticas, el 28 de mayo de 2017, en conmemoración al décimo aniversario del cierre de Radio Caracas Televisión (RCTV), bajo la dirección de la periodista Laura Helena Castillo y la redactora creativa Claudia Lizardo. Desde entonces El Bus TV se ha expandido por el país y cuenta con 16 equipos en siete estados (Caracas, Miranda, Zulia, Bolívar, Mérida, Trujillo y Táchira).
Un medio offline en el siglo XXI
Aunque en el mundo digitalizado de hoy la comunicación offline quedó en un segundo plano, es una alternativa para mantenerse al día en el país. Venezuela ocupa el décimo lugar en hogares con conexión a Internet, según el informe Covid-19 y Educación Superior (2020) desarrollado por el Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (Iesalc).
Aunado a esto, tras el “mega-apagón” de marzo del 2019, la mayoría de los estados tienen fallas eléctricas diarias. Además, los medios de comunicación tradicionales suelen ser censurados o autocensurados por la hegemonía comunicacional impuesta por el gobierno actual.
Ante estas circunstancias que contribuyen a la desinformación en el país, El Bus TV realiza su labor periodística en las calles venezolanas, donde reciben comentarios como: “Muy bien pensada esa estrategia de dar noticias”, dijo una pasajera a un reportero de la avenida Francisco de Miranda; “ese es el trabajo que hay que hacer: informar”, comentó un pasajero en la ruta Capitolio al terminar la emisión.
Aunque no siempre reciben comentarios positivos de la iniciativa, —como “el embustv”, lo que se ha convertido en una broma interna entre el equipo del medio—, y muchas veces el público no sabe cómo reaccionar, si aplaudir o comentar, para los reporteros de El Bus TV “lo importante es la labor periodística que se hace. Aunque no reaccionen, sabemos que algo hemos dejado”, expresa la reportera merideña Dibiana Torres.
Y es que El Bus TV no se limita a informar, sino a hacer análisis sociales que generan reflexión y debate en sus oyentes, como lo hace con su particular sección Caucho Today, en la cual se da a conocer el equivalente de cuántos pasajeros se deben montar en la unidad de transporte para costear un caucho, dando cifras exorbitantes, lo que genera empatía con los conductores y recolectores de los buses, que suelen identificar y publicitar a los reporteros antes de subirse a las unidades. O así era antes de la cuarentena.
Desde su creación, El Bus TV ha aprovechado los momentos convulsionados del país para crecer como medio alternativo. Durante el mega-apagón formó nuevas corresponsalías. Cabe destacar que todos los equipos de reporteros están conformados por estudiantes de Comunicación Social que contribuyen a la expansión y reinvención del medio.
Este bus no se detiene
Con la aparición del coronavirus, El Bus TV siguió rodando hasta que se decretó “cuarentena total” en Venezuela a partir del 17 de marzo. En las siete semanas anteriores al decreto, los reporteros informaron sobre el coronavirus a 14.455 pasajeros, bajo el lema “la desinformación es tan peligrosa como una pandemia”.
A pesar de querer “seguir informando”, como lo indican con la frase de cierre en cada emisión, los equipos de este medio alternativo pausaron su labor periodística por unas semanas. Sin embargo, el equipo central de El Bus TV no tardó mucho tiempo en reinventarse.
Para los primeros días de abril, los reporteros recibieron indicaciones de cómo hacer “papelógrafos informativos”, una idea experimentada por primera vez por el equipo de San Antonio de Los Altos, estado Miranda. Cambiarían el marco de cartón por láminas de papel bond y marcadores, para hacer periódicos murales con noticias nacionales, regionales e híper-locales, tanto del coronavirus como de otras áreas de interés para la comunidad de cada reportero.
Aunque esta iniciativa parezca innovadora, tiene sus orígenes en China con los Dazibao, definidos por la Universidad de Oxford como “periódico mural escrito a mano que se expone en espacios públicos de China”.
Vuelven los periódicos
Si bien los reporteros no narran las noticias en vivo, las pegan en lugares donde solían hacer las emisiones como las paradas de los buses, o en nuevos sitios como abastos y supermercados que se mantienen abiertos en la cuarentena.
Uno de los lugares más atractivos para los papelógrafos son los kioscos donde vendían periódicos, pues en el país escasea la prensa por la falta de materia prima y la dificultad de costear el medio. Según el Instituto Prensa y Sociedad (IPYS) “desde 2013 han dejado de circular 67 periódicos y al menos 25 de ellos cerraron de forma permanente”.
Uno de esos kioscos es el de la señora Flor, en Trujillo, donde la reportera Génesis Chinchilla pega semanalmente su papelógrafo: “Primero comencé pegando los papelógrafos en una pared cercana al terminal de Valera. Lo pegué allí nada más dos veces porque la segunda vez lo encontré en el piso”; por lo que Chinchilla se dispuso a buscar “un guardián del papelógrafo” y se encontró con Flor a pocos metros de allí.
“Le pregunté si lo podía pegar al lado de su negocio, pero ella amablemente me ofreció la parte interna de la puerta de su kiosco, me dijo que cuando ella no esté quedaría guardado y nadie lo dañaría”. Desde entonces Flor ha estado muy receptiva con los papelógrafos, siendo la primera lectora cuando llega uno nuevo.
Sin embargo, por el aumento de casos de coronavirus en Trujillo, para la cuarta semana de julio el kiosco estuvo cerrado por la “radicalización de la cuarentena”, en cuyo decreto se especifica el cierre de la economía no esencial bajo el esquema 7×7 con el que funciona todo el país (siete días de flexibilización y siete de radicalización según las estadísticas de contagio de cada estado). Por tanto, el papelógrafo de Chinchilla volvió a su primer sitio, obteniendo el mismo resultado.
Algo distinto
Así como lo cuenta la reportera trujillana, cada corresponsal pasa un reporte semanal de la experiencia con el papelógrafo a través del grupo de WhatsApp del equipo de El Bus TV, en donde se discuten las anécdotas personales y comunitarias de cada reportero, junto a las noticias del día.
Aunque los guiones contienen información similar (varían las noticias regionales e híper-locales), cada papelógrafo es distinto por tener un toque personal del reportero como la letra, los colores y la disposición de las noticias. Además la experiencia de cada corresponsal es diferente, desde la adquisición de los materiales hasta la aventura de pegar el papelógrafo.
La mayoría de los reporteros comentan que tenían mucho tiempo sin hacer una lámina, pero se ha convertido en una labor gratificante y de compartir con los integrantes de la casa, ya que los familiares y las mascotas participan en el proceso de creación de los papelógrafos.
En mi caso, tenía desde bachillerato sin plasmar información en una lámina. Aunque al principio me parecía una actividad tediosa, poco a poco le he agarrado cariño porque sé que puedo informar de una manera creativa. Además, se ha convertido en una actividad de entretenimiento durante la cuarentena.
Suelo hacer los papelógrafos cuando no tengo servicio eléctrico. En Mérida los cortes de luz duran entre seis y ocho horas diarias, por lo que dispongo de los cortes diurnos para hacer el papelógrafo de la semana.
Aunque esta es mi rutina empleada, es difícil organizarme porque no hay un horario estipulado para los cortes de luz. Además la señal es escasa en esos momentos, y si no tengo el guion descargado, es casi imposible acceder a él. No obstante, la hechura de los papelógrafos me hace ameno estos ratos.
En cuanto a la tarea de pegar los papelógrafos, es una actividad que necesita preparación, no solo para cumplir con las medidas de seguridad, sino para elegir el sitio y la hora adecuada, es decir, se debe tomar en cuenta la hora y el día (según los horarios de flexibilización de la cuarentena) para saber si habrá afluencia, ya que hay días de total soledad en las calles merideñas, como otros en los que no se respeta el distanciamiento social.
Los papelógrafos suelen durar una semana en el sitio donde se pegan, por lo que no se tiene un registro de cuántas personas lo leen. Sin embargo, cada reportero permanece un rato en el lugar para observar y registrar la reacción de los lectores, las cuales son compartidas a través de fotos o imágenes en las redes sociales del medio (@elbustv).
El Bus no está solo
Además de informar, los papelógrafos incluyen secciones de ayuda como números de contacto para recibir apoyo psicológico gratuito —por la ansiedad o depresión que puede generar el encierro—, o para reportar violencia de género, basados en que “durante el segundo y tercer mes de cuarentena se registraron 24 feminicidios” en el país, según el Monitor de Femicidios del Centro de Justicia y Paz.
Con base en estos datos de los feminicidios en Venezuela, los cuales aseguran que el 37,5% de las mujeres tenían o habían tenido convivencia con sus agresores, también se han hecho papelógrafos contra la violencia hacia la mujer.
Aunque el equipo central pensó que “jamás tendríamos tanto impacto con los papelógrafos en las ciudades”, como cuenta la coordinadora de procesos, Katherine Rosas, otros medios se han aliado a esta iniciativa para hacer ediciones especiales.
El medio digital Prodavinci en colaboración con El Centro Pulitzer —a través de los papelógrafos— ha contado historias de venezolanos que se han contagiado de covid-19, para crear conciencia sobre el virus y acabar con la falsa creencia de que no existe como expresan algunos lectores de los papelógrafos.
Rodando en las redes
A pesar de que El Bus TV se identifica como un medio offline, ha recurrido a las redes sociales para difundir tanto la labor que hace como las noticias incluidas en sus guiones, a través de Instagram, Facebook y WhatsApp.
A raíz de la cuarentena, para no perder el vínculo con los chóferes y colectores de las líneas que frecuentaban los reporteros con las emisiones en vivo, se contactaron a los directores de los sindicatos de transporte para ingresar a sus grupos de WhatsApp o crear uno con ellos, con la intención de mantenerlos informados con las noticias nacionales, haciendo énfasis en las del sector transporte.
“La dinámica es pasar información todas las mañanas con noticias de interés nacional y sobre todo las que interesan al sector transporte”, explica Alejandro Herrera, coordinador de información en la región de Los Andes, quien añade: “Ha habido receptividad por parte de los conductores, agradecen los informativos porque se enteran de la situación transporte en el país”.
El grupo de Los Andes está conformado actualmente por seis grupos con 168 transportistas, y su incidencia es tan buena que “uno de los directores que tiene otros grupos sindicales replica la información que se envía en el grupo de El Bus TV”.
Asimismo, desde hace dos meses se ha informado a través de Facebook a una comunidad de 25.000 lectores, conformada por los vecinos de San Antonio de Los Altos, la ciudad pionera de los papelógrafos.
¿Volverá el marco de cartón?
Aunque estas nuevas maneras de informar han funcionado durante la cuarentena, los reporteros han manifestado su deseo de volver a narrar noticias en las calles. “No subir a los buses o hacer las emisiones en las paradas es diferente. Es como si te quitaran algo, pero pa’lante”, expresó Fran Rincón en su primer reporte del papelógrafo en Maracaibo.
Es por ello que los reporteros de Mérida, Elis Huiza y Alejandro Herrera decidieron retomar el marco de cartón. “Se hizo una necesidad para nosotros hacerlo como antes, pero en cuarenta y con medidas de seguridad, por lo que buscamos un par de máscaras de acetato” que les hicieron recorrer toda la ciudad antes de la emisión, contó Huiza.
El 13 de julio se realizó en Mérida la primera y, hasta ahora, única emisión en cuarentena en una parada del centro de la ciudad donde “nadie guarda distancia, algunos se bajan el tapaboca y otros ni cumplen las medidas de seguridad”.
Los reporteros merideños le llamaron “El Bus TV en cuarentena”, y aunque fue una emisión un poco atropellada por no tener el guion impreso, como suele ser, y por la ausencia de un tercer integrante que sostuviera el marco, los chicos quedaron satisfechos. Sin embargo, al terminar la emisión “nadie dijo nada, hubo un silencio”.
Como de costumbre los reporteros miraron a las personas para observar sus gestos y los rostros solo mostraban incertidumbre. Sin importar esto, contentos por hacer la emisión, terminaron su jornada pegando un papelógrafo en un negocio cercano a la parada. “Siento que al menos esta vez volvimos”.
Y es que de esto trata El Bus TV, un medio alternativo que se adapta a las circunstancias del momento, como ahora que lucha contra dos peligrosos virus: la desinformación y el coronavirus.