Graziano Gasparini / Vasco Szinetar©

Por MARÍA TERESA BOULTON 

Llegó a Venezuela en 1948, joven arquitecto italiano, y rápidamente se integró a la cultura del país, casándose con una venezolana y concibiendo con esta tres hijas. Más luego, en segundas nupcias, se casaría con Louise Margolies, con quien procreará un varón.

Durante los setenta y un años que permanecería en el país no dejaría de investigar, producir libros (aproximadamente 60), y, fundamentalmente, interesarse por la arquitectura indígena, colonial, venezolana e iberoamericana. Participó en múltiples proyectos de restauración e investigación. Fue miembro y profesor en universidades, academias, Premio Nacional de Arquitectura en Venezuela, asesor y miembro en institutos nacionales y extranjeros como Unesco, Conac, OEA, PNUD, Getty Research Institute, becario de la Fundación John Simon Guggenheim. En fin, alguien prominente y dedicado excepcionalmente a su profesión. Su interés fue fundamentalmente cultural, del ser humano y del desarrollo plástico, estético, espacial, arquitectónico de este, dedicándose a la presencia y conservación colonial, indígena, venezolana e iberoamericana.

Las múltiples publicaciones en que participó siempre fueron acompañadas por imágenes, fotografías que él tomó de los objetos de su atención y textos que produjo para la comprensión e información. A pesar de que no se dedicó a la fotografía como profesión, es indudable que poseía un manejo extenso sobre este quehacer. No fue su manera de expresarse particular, pero fue fundamental hacer que estas fotografías ayudaran imaginativamente a los lectores de sus libros. A mi modo de ver existen dos libros que indican el interés particular hacia el tema. Estos son: Arquitectura Indígena de Venezuela (2005), producido en conjunto con su esposa, la antropóloga Louise Margolies, y Elogio de la Piedra Inca (2015), producido en el Cusco, Perú.

El interés de Gasparini por la arquitectura ancestral de Latinoamérica es notorio. Hurgando en los modos de construcción de nuestro país indígena contribuyó a la comprensión de nuestra cultura nacional. En uno de sus libros dedicado a este tema, la investigación llevada a cabo es importantísima. Fotográficamente, Gasparini y su esposa recogieron los ejemplos más completos en cuanto a manejo de los materiales y aprovechamiento del entorno en su expresión espacial de la arquitectura indígena venezolana. Pero gráficamente y fotográficamente me impactaron en esta publicación los ejemplos de arquitectura de los waraos, los “pueblos del agua”, pues en esas imágenes se proyecta la relación del hábitat, los seres humanos y los caños −el agua− fuente de sobrevivencia. Esta relación muy peculiar de la geografía hace que la arquitectura presente, prácticamente sin paredes, sea tan especial. Todo esto lo podemos apreciar en las fotografías impresas.

El segundo libro, Elogio de la piedra Inca, recoge en las imágenes la fuerza de la construcción indígena Inca, del Perú. Allí las fotografías de Graziano son aun más expresivas, su sensibilidad pictórica se muestra contundentemente para visualizar la monumentalidad de estas construcciones, piedras de hasta 5 metros de altura y unos tantos de espesor, encajándose unas a otras para hacer muros, edificaciones… preguntándonos como se pudo manejar humanamente semejante peso y volumen. Aún creo que es un misterio. Para concebir esta enormidad, como fuga pasajera, Gasparini capta algún ser humano que permite comparar el tamaño de una persona con esta perfecta majestuosidad. Para recalcar lo que sirvió como ejemplo de escalones hechos de estas piedras, el autor utiliza la luz y la sombra expresando: “Pocos se han dado cuenta de que se trata de una obra de arte en la cual la rítmica composición de los efectos cinéticos coexiste con la forma de la naturaleza para evidenciar la creatividad del artista anónimo e inencontrable pero vivo en su cultura”.

No tenemos duda de que la investigación de la arquitectura del pasado en nuestros países fue una pasión creadora para este arquitecto ítalo-venezolano, y sus fotografías en tantos libros así nos lo enseñan. Desde los inicios, la fotografía fue inventada para mostrar. Así se lo agradecemos a ambos.


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