Papel Literario

La teoría del Valor en Smith

por Avatar Papel Literario

Por EMETERIO GÓMEZ

Hasta ahora hemos centrado nuestro análisis en la teoría del valor de Ricardo, limitándonos a hacer notas al margen sobre la de Smith, por considerar que éste comparte muchas de las deficiencias de aquel, aun cuando su sistema es mucho más fértil y amplio en posibilidades. Sin embargo, hay algunas especificidades de Smith que es necesario comentar.

  1. En primer lugar, su posición según la cual el valor de uso no influye para nada sobre el valor, que será asumida plenamente por Ricardo y Marx y cuya influencia llega hasta nuestros días; expresada en las frecuentes posiciones en las que el valor de uso (no sólo) no influye sobre el valor sino que no es siquiera objeto de estudio de la economía.

El problema, según Schumpeter, tiene su origen en la imposibilidad de explicar la paradoja del valor, aceptada explícitamente por Smith y resumida en el siguiente famoso párrafo:

“Las cosas que tienen un gran valor en uso tienen comúnmente escaso o           ningún valor en cambio, y, por el contrario, las que tienen un gran  valor en cambio, no tienen, muchas veces, sino un pequeño valor en uso o ninguno. No hay cosa más útil que el agua, pero con ella apenas se puede comprar cosa alguna ni recibir nada en cambio. Por el contrario, el diamante apenas tiene valor en uso, pero generalmente se puede adquirir, a cambio de él, una gran cantidad de otros bienes” (Smith, página 30).

Hay aquí dos elementos básicos que nos interesa enfatizar. Uno, el más conocido, según el cual Smith entiende por valor de uso las cualidades objetivas de las cosas, dejando así de lado las valoraciones subjetivas que sobre ellas realizan los hombres. Este componente —tras el cual se esconde una compleja trama de factores, tales como las preferencias temporales y la capacidad humana de proyectarse  hacia el futuro a través de las expectativas— será desarrollado posteriormente por los neoclásicos hasta convertirlo en un elemento decisivo en la conformación del valor.

La otra deficiencia de las dos que mencionamos, consiste en que Smith parece no percatarse del valor de uso que tienen los bienes en tanto medios de cambio, depositarios de valor o unidad de medida de éste; parece no percatarse, en síntesis, del valor de uso del dinero en cuanto tal. La afirmación según la cual los diamantes carecen de valor de uso, pudiera deberse al desconocimiento del valor de uso social que un bien puede alcanzar al servir como medio de cambio o depositario de valor; al desconocimiento de cómo el dinero además del valor de uso de todos los bienes que puede comprar, tiene el suyo propio.

2. Pero, tal vez, el elemento más polémico en Smith reside en la diversidad de teorías del valor que subsisten en su obra. En el capítulo VI de La Riqueza de las Naciones se desarrolla el principio fundamental del valor-trabajo, para explicar aquellas sociedades primitivas en las que no existen ni acumulación de capital ni propiedad privada. A partir de dicho principio, y para el análisis del capitalismo, Smith desarrolla una ambigua teoría en la cual con frecuencia se afirma que el trabajo es la fuente exclusiva del valor, pero donde la explicación de esta categoría viene dada fundamentalmente por los costos. “En nuestro ejemplo, el valor que el trabajador añade a los materiales se resuelve en dos partes; una de ellas paga el salario de los obreros y la otra la ganancia del empresario…” (página 48 de La Riqueza de las Naciones, subrayado nuestro) En estas condiciones el producto íntegro del trabajo no siempre pertenece al trabajador; ha de compartirlo, en la mayor parte de los casos, con el  propietario del capital que lo emplea” (página 49); son declaraciones difícilmente conciliables con lo que constituye una de las tesis centrales del libro, la idea según la cual el precio natural de los bienes está constituido por la sumatoria de las tasas naturales de renta, salario y ganancia.

En este capítulo VI, Smith formula la que se conoce como teoría del valor trabajo incorporado,  por cuanto hace depender el valor de las mercancías del trabajo contenido en ellas. Pero si nos fijamos en el capítulo anterior,  puede atribuírsele una concepción distinta, la denominada teoría del valor trabajo comandado,  según la cual el valor de una mercancía dependería de la cantidad de trabajo que ésta puede adquirir en el mercado. En todo caso, el que la intención del autor de La Riqueza de las Naciones fuese elaborar una teoría del valor trabajo, pareciera estar fuera de toda duda, y se desprende ya del primer párrafo de su capítulo V:

“Todo hombre es rico o pobre según el grado en que pueda gozar de las cosas necesarias, convenientes y gratas de la vida. Pero una vez establecida la división del  trabajo, es sólo una parte muy pequeña de las mismas  la que se puede procurar con el esfuerzo personal. La mayor parte de ellas se conseguirán mediante el trabajo de otras personas, y será rico o pobre, de acuerdo a la cantidad de trabajo ajeno de que pueda disponer o se halle en condiciones de adquirir. En consecuencia, el valor de cualquier bien,… es igual a la cantidad de trabajo que pueda adquirir o de que pueda disponer por mediación suya. El trabajo por consiguiente, es la medida real del valor en cambio de toda clase de bienes” (página 31)

Aun cuando no está perfectamente claro que la intención de Smith haya sido formular otra teoría del valor distinta de aquella que descansa en el trabajo incorporado, diferimos de Schumpeter cuando afirma: “Esta acusación (aquella según la cual hay en Smith una teoría del valor trabajo comandado, E.G.), sin embargo, es totalmente inconsistente, y es importante señalarlo así, puesto que aceptarla equivaldría a acusar a Smith de una insensatez:  porque considerar lo que mediante una mercancía puede adquirirse… como la explicación de su valor representaría uno de los más groseros errores en la historia de la teoría”. (Shumpeter, página 290).

Estamos perfectamente de acuerdo con Schumpeter cuando señala que habría sido una insensatez por parte de Smith el haber elaborado una teoría del valor trabajo comandado. Más que insensato es ingenuo (y de allí tal vez la reacción tan fuerte de Schumpeter) el afirmar que “el mercado determina la cantidad de valor que el trabajo puede crear o adquirir”, que no otra cosa es la teoría del trabajo comandado, y creer que con ello se elabora una teoría del valor. Es el mismo error en el que incurrieron Ricardo y Marx y que reseñamos; pero Schumpeter se equivoca al suponer que, porque habría sido insensato, Smith no elaboró tal teoría. Creemos que resulta más coherente aceptar la presencia de ésta en Smith y atribuir las inconsistencias del autor, la coexistencia en él, aunque en forma todavía embrionaria, de dos principios explicativos, a la misma problemática que luego atenazará a Ricardo  y que llegará a su máxima expresión en Marx. A saber, una teoría del valor trabajo sólo puede tener algún sentido como trabajo incorporado, como valor absoluto. Pero una vez que se constata que esta tesis es insostenible, la aceptación del valor como una entidad estrictamente relativa conduce a la pretensión, igualmente insostenible, de construir una teoría del valor-trabajo a partir del mercado.

La conexión con sus dos ilustres sucesores aparece muy clara entonces: la teoría del trabajo incorporado de Smith apunta claramente a la idea de valor absoluto, a la concepción sustancial del valor desarrollada plenamente en el Capítulo XX de los Principios de Ricardo. La teoría del trabajo comandado empalma fácilmente, por el contrario, con el título de la Sección I, del Capítulo I de dicha obra, es decir, con una concepción relativa del valor.

3. Finalmente queremos comentar la idea de precio natural en Smith, a partir de la cual éste desarrolla, en su capítulo VII y en los cuatro siguientes, si bien en forma intuitiva e imprecisa, toda la teoría del equilibrio que los neoclásicos formularán de manera sistemática. En Smith encontramos ya esta noción, que servirá de base a sus sucesores para intentar la fundamentación o, más exactamente, la determinación de los valores relativos; tarea que Ricardo pretendió realizar con la noción  de valor real o absoluto. El papel que en éste jugó el valor-trabajo y en Smith el precio natural, aquellos; los neoclásicos, lo asignaron a una estructura lógica, centrada en el equilibrio general.

Las ideas de equilibrio a corto y a largo plazo están también contenidas en Smith en párrafos tan promisores como el siguiente:

Algunos frutos naturales requieren terrenos de calidad y situación tan especial, que la tierra apta en muchos grandes países para esa clase de cultivos no es suficiente para cubrir la demanda efectiva. La cantidad total que se lleva al mercado de esos frutos será adquirida por quienes están dispuestos a pagar más de lo suficiente para cubrir la renta… los salarios… y los beneficios… de acuerdo con sus tasas naturales. Esas mercancías pueden continuar vendiéndose durante siglos enteros a un precio muy alto; en tal caso, la porción del precio, representativa de la renta de la tierra, es la que se paga por encima de su nivel natural” (Smith, página 59)

La falta de un enfoque hipotético convierte al precio natural, en este párrafo, y en Smith en general, en una categoría más o menos imprecisa. Porque sus juicios pretender referirse a la realidad misma o reproducirla tal como es ella, en lugar de conformarse con ser un esquema analítico destinado simplemente a interpretarla. Sólo así podría entenderse que Smith afirme que no es natural un precio que se mantiene durante siglos y que aún agregue: “Estas alzas de precios son evidentemente efecto de causas naturales que impiden satisfacer plenamente la demanda efectiva; causas que pueden continuar obrando siempre del mismo modo” (subrayado nuestro). Tal pareciera que Smith supone la existencia de un precio natural cuya constitución no requiere de supuestos y, en consecuencia, representa una realidad en sí misma. Un enfoque hipotético habría mostrado que tal cosa no existe y que el precio natural únicamente podría ser pensado a partir de supuestos. Con lo cual, si una mercancía “continúa vendiéndose durante siglos a un precio muy alto” o si las causas que lo mantienen así “continúan obrando siempre del mismo modo”, ese será, asumiendo dichas causas como supuestos, el precio natural o más rigurosamente, un precio de equilibrio.

Porque de una posición como la de Smith, no es muy difícil pasar a una estructura analítica en la que el precio natural se transforme en precio de equilibrio; una vez que la pretensión de captar la realidad en sí misma es sustituida por un conjunto de relaciones lógicas construidas a partir de supuestos.  Si asumimos que las tierras necesarias para producir un determinado bien son escasas (en relación con su demanda), el precio se mantendrá por encima de aquel que existiría si la situación fuese la inversa. Y estaremos así ante una posición de equilibrio en tanto se mantenga aquel supuesto.