Papel Literario

La revelación del instante

por Avatar Papel Literario

Por CLAUDIA CAPRILES

1- El cuerpo / el Ser

El universo de Sonia Sanoja, vasto y profundo; refleja una enorme curiosidad por aquello que caracteriza la existencia humana por comprender la vida, por habitar los espacios orgánicamente, y entender el movimiento de la naturaleza que nos circunda a través del cuerpo y la danza. Desde la exploración de sus impulsos viscerales, Sonia se deja ver como un ser único que entra en singular armonía con el todo. La danza en ella fue probablemente un descubrimiento inevitable que abrió el camino de la creación, y cuya semilla anidó en el cuerpo de forma necesaria, sus múltiples ramas, todas nacidas del mismo vientre, encontraron la luz en diversos ámbitos del conocimiento y el arte. Su universo creador, genuino en contenido y forma, parece surgir desde la total abstracción, revelando en sus obras una cualidad mágica ancestral.

Para Sonia Sanoja la danza es una condensación de tiempo y espacio, es materia con un sólido sustrato y un carácter arcaico y vanguardista a la vez. Siempre fue difícil separar a la bailarina de la coreógrafa; su presencia poderosa convocaba a través de sus gestos, movimientos y recorridos coreográficos a la interioridad de su mundo auténtico. Sin embargo, en las propuestas escénicas, el diseño coreográfico, la elección y elaboración de sus trajes, la utilización del silencio o de determinadas propuestas musicales y sonoras abrieron puertas hacia el mundo conceptual y estético más elevado. En su obra se conjugan fuerzas opuestas: el susurro de la danza y el resonar de la palabra poética; la evocación de lo arcaico y la invocación a lo contemporáneo; la intuición de su sentir y la razón de su intelecto. Más allá de la danza, Sonia dedicó buena parte de su creatividad a la escritura poética y al desarrollo de textos de honda reflexión sobre el movimiento danzario.  Atendiendo a su propia experiencia corporal, compartió su particular sentido, pero también ordenó las ideas y pensamientos en torno a la acción poética del movimiento y a su naturaleza existencial a través de textos fundamentales, diáfanos, pero contundentes en sus contenidos teóricos-conceptuales; significativos aportes para el pensamiento filosófico en el ámbito del arte y material esencial para el estudio de la danza.

Sonia Sanoja forma parte de los precursores de la danza moderna en nuestro continente; su obra coreográfica y sus textos poéticos abordan de forma única y excepcional el conflicto entre la realidad material y el ser, en sus contenidos la expresión poética por medio de la palabra y por medio de la danza se encuentran para integrarse, y reflexionar sobre la existencia humana; en su obra aparece el sujeto sostenido y guiado por su propia certeza,  por una especie de fidelidad o confianza derivada de la propia existencia. El ser encarnado vuelve una y otra vez a recrearse en el acto, en el instante en que se hace danza, desde su primer impulso nace un material  propio y auténtico, que crece a partir de esa raíz primaria, Sonia desarrolla un lenguaje cargado de claves simbólicas, en su estructura coreográfica la obra aparentemente hermética va  abriendo sucesivas ventanas que conectan el mundo interno del ser con el cosmos. Desde el primer acercamiento a la creación coreográfica palpó la substancia de sí misma, en su obra Duración Uno y Cuatro, breve unipersonal creado en 1960, en el marco del Festival de Jóvenes Coreógrafos celebrado en el Teatro de la Ciudad Universitaria de París; y que sería celebrado por la crítica como “una pequeña obra maestra”; la bailarina condensa en la plasticidad y originalidad de sus movimientos lo que sería el material substancial de su obra futura. La estancia en la capital francesa junto a su compañero Alfredo Silva Estrada sería significativa en el rumbo de su desarrollo como bailarina y coreógrafa. Era entonces apenas el inicio de una larga y asombrosa carrera como creadora.

2- La danza / El acontecimiento

En la danza escénica contemporánea la experimentación depende de un conjunto de decisiones que definen la mirada individual; una mirada sustractiva que permite apreciar el acontecimiento y lo vacía de significaciones para proponer un principio de verdad. Este proceso expresado en el legado de Sonia Sonia vincula singularidades de varias expresiones artísticas y literarias que pueden trascender conjuntamente en una dimensión universal. La obra coreográfica de Sonia Sanoja emerge como poesía del cuerpo en movimiento, pero en su expresión se observan elementos conceptuales que denotan contenidos filosóficos que es menester atender. Así , el cuerpo muestra interioridad y/o exterioridad, el espacio constata presencia y/o ausencia; y el tiempo revela pasado y/o futuro;  y todo aquello que intercede en la composición se materializa por medio de la sinérgica relación de estos elementos; quiere decir, respecto al cuerpo emerge el “ser”, del espacio la “existencia”, y del tiempo la revelación del “instante presente”. De allí que en su conjunto, su danza, trasciende lo íntimamente personal al abordar conceptos filosóficos que sustentan el acto poético y expresivo de la obra escénica. Estos elementos aparecen desde el inicio de su trabajo creativo, danzas, coreografías y textos que revelan su reflexiva visión del mundo y su propio sentir auténtico.

Creemos que la danza es tal vez la más antigua forma de expresión artística. La acción de cada movimiento, de cada gesto, de cada recorrido por el espacio, hace del cuerpo danzante un instrumento expresivo esencial que no miente, que interpreta la verdad. El cuerpo, como territorio  primordial para experimentar el acontecimiento, se presenta en la danza, como volumen en consideración del espacio sobre el tiempo. La relación entre tiempo y espacio prevalece; subordinado uno al otro se ordenan, entran en juego para articularse a través de la expresión del cuerpo presente en el escenario. Así, durante la primera mitad del siglo veinte, el cuerpo asumió un rol nuevo en el acto de creación, su despliegue en el espacio indisolublemente vinculado con la noción de tiempo es entonces la semilla de la investigación en la creación coreográfica. La interacción entre estos elementos constituye el alma poética de la obra.  El legado de Sonia Sanoja es evidencia de la fuerza expresiva de un cuerpo que emerge en los años cincuenta en una sociedad que se asomaba lentamente a la modernidad, la nueva y espectacular arquitectura de la ciudad de Caracas, establece una nueva concepción de los espacios culturales, el movimiento artístico venezolano muestra una enorme vitalidad y sin duda  se constituye como un movimiento de vanguardia en la cultura latinoamericana. Las artes visuales, la literatura, el teatro y la danza son entonces espacios de nuevas discusiones y propuestas dentro del ámbito cultural venezolano.  En este escenario turbulento de plena transformación surge el arte de Sonia Sanoja, quien de la mano de Grishka Holguín, precursor de esta manifestación en Venezuela, avanzaría en la fundación de un movimiento artístico singular en nuestro país: La danza moderna.

En medio de este ambiente creativo, el intercambio de ideas y las colaboraciones entre artistas de diversas expresiones se hace una práctica habitual, era necesario reordenar los principios conceptuales y estéticos de una generación que estaba dispuesta a revolucionar la cultura. Así Sonia, más allá de su trabajo coreográfico y literario, realiza interesantes colaboraciones y establece un diálogo permanente  con músicos compositores, artistas plásticos y poetas que por demás hacían parte de este movimiento cultural significativo y fundamental de ese tiempo (1). La dinámica relación entre las diversas manifestaciones artísticas se evidencia en los procesos de creación de su larga trayectoria; quiere decir que su trabajo  no se limita a la integración de las diversas manifestaciones en la puesta en escena, sino que el diálogo en el proceso de creación es el fundamento de la construcción  estética y conceptual de la obra coreográfica; así la obra revela una enorme profundidad conceptual de sus significados, los elementos presentes permiten apreciar procesos mentales que revelan una complejidad filosófica en la forma de interpretar y de comprender los conceptos asociados al acto creador. Estos procesos mentales, por la propia naturaleza de la danza, anidan en el cuerpo de la bailarina y se expresan por medio de la acción del gesto y el movimiento, pero dejan al descubierto contenidos que abordan aspectos sobre la condición humana y que tienen un valor reflexivo singular en el ámbito de la cultura contemporánea.

La danza es sin duda una forma del tiempo, en su texto Filosofía de la danza, Paul Valéry afirma lo siguiente: “La danza no es más que la creación de una especie de tiempo, o de un tiempo de una especie complementaria distinta y singular…” (2). Sonia Sanoja comentaba sobre este texto que “… para Valéry la danza es un exceso de vida; y es que el danzarín construye a partir de una superabundancia de energía vital su discurso poético en alternancia extraordinaria con el tiempo y el espacio…” (3). La obra coreográfica integra en su proceso de creación el análisis profundo de estas problemáticas;  durante las diversas etapas de construcción de la obra, el bailarín creador establece un triálogo desde su cuerpo con el espacio y el tiempo articulando un discurso por medio del cual se produce la disertación entre dichos conceptos existenciales. Sonia Sanoja condujo su acción creadora  sin separar el saber de la danza del mundo del conocimiento intelectual y cultural. Cuerpo, mente y espíritu en una muy clara y armónica relación para la existencia.

3- El espacio / La presencia

La danza es en efecto metáfora de esa inquietante necesidad de trascendencia, ha demostrado ser un ámbito particularmente adaptable para abordar los dramas que acosan a la conciencia. La danza es en sí misma una forma de mistificación. El bailarín explora a través de su interioridad y su propio cuerpo los aspectos profundos del Yo, el cuerpo es el lugar donde es posible el ejercicio de integrar la fuerza de la emoción, el instinto puro y la razón como verdad; el bailarín entiende como fundamento básico y elemental la existencia de un espacio interno y un espacio externo asimismo, expresa así por medio de su danza su energía vital, y revela una interioridad que acepta la relación intrínseca consigo mismo y una exterioridad que hace posible la relación extrínseca entre el cuerpo/ser y las cosas del mundo.

Ahí donde surge la danza de Sonia, el espacio es algo vivo, es el lugar que se dispone, se organiza, se llena, se vacía; se ajusta a la medida del cuerpo. El espacio creado por la artista relata en los diversos trayectos  la  memoria de una existencia para luego dejar la evidencia en los trechos recorridos, el cuerpo como volumen escultórico ocupa y desocupa sucesivamente el espacio y deja en el vacío la huella de su propia ausencia. La complejidad de cada uno de estos conceptos abre un inmenso territorio de exploración, nociones que se comprenden en el trabajo creativo de la danza a partir de la experiencia y que la razón explica desde las acepciones más abstractas.

El escenario presenta un espacio subjetivado: el espacio interno que atañe a los órganos, a la experiencia fisiológica del cuerpo del bailarín, y por supuesto al mundo simbólico, emocional y psíquico de este. A partir de este espacio limitado por la piel, es posible definir el espacio periférico, este aparece objetivado, visible en la kinoesfera o icosaedro que ocupa el cuerpo con el alcance máximo de sus extremidades, los movimientos en todos los planos dimensionales se hacen presentes. Fuera de este, más allá del alcance del límite de las extremidades, cuando el centro del cuerpo comienza a desplazarse en diversas direcciones en el espacio, se expresa el espacio externo, se refiere, en términos escénicos, al espacio circundante, cuyos límites son las paredes del lugar o los linderos del espacio teatral, ahí en donde se producen los encuentros con otros cuerpos o volúmenes y el diseño coreográfico espacial. Finalmente es posible evocar otro espacio desde la experiencia interna, aquel espacio indeterminado e inalcanzable, ese que preexiste fuera del alcance de los sentidos, se refiere a todo lo que queda más allá del lugar donde transcurre la danza. Es la cuatridimensionalidad del espacio, que se presenta objetiva y subjetivamente a través de la obra, su realidad geométrica, su carga simbólica y los contenidos filosóficos de su significado.

En  Duración  Uno y Cuatro” (4)  Sonia Sanoja muestra un cuerpo plegado, un ente de primigenia presencia, en el centro de un espacio vacío y desde la quietud y del absoluto silencio, ensimismado, inicia una danza de exploración pura de su espacio interno, los movimientos se originan en las vísceras y poco a poco se despliegan hacia las extremidades superiores, la fuerza de gravedad mantiene arraigado su cuerpo a la tierra, y el ritmo lo dicta su respiración, desde el espacio externo surge el verbo, la palabra poética de Alfredo Silva Estrada completa el conjunto de imágenes que componen la obra. Esta ópera prima condensa el sustrato, la substancia primaria del acto coreográfico es el inicio de todo y el retorno al origen.

“Yo estaba en el centro de todo. Un poco perdida y sorprendida a la vez por lo extraño: algo desconocido que venía en el roce con aquella realidad interior y también en los sentidos apenas capacitados para intuir aquello. Yo estaba en el centro de todo. Mi única señal, mi única medida: mi corazón latiendo en un espacio extraño” (5).

4-  El tiempo / La existencia

El cuerpo, se dice, es una imagen. En la danza moderna, el cuerpo está en constante movimiento una imagen sucede a la otra y a la siguiente, al romper con los límites de la imagen fija, estable, convergente; aparece una potente carga de significados que se expresan a través de los intersticios entre imagen e imagen; y cuyos significados mucho tienen que ver con el sentido de la existencia en cuanto a la experiencia efímera e impermanente, y la certeza del fin. Todo se materializa en ese preciso instante en el cual la danza acontece. La danza engendra un tiempo dentro del tiempo (6), decía Sonia, el tiempo es una noción abstracta sobre la cual se hace difícil pensar, tal vez porque no se encuentra fuera de nosotros, porque el tiempo es una noción que atraviesa todo —cuerpo y espacio— dándole sentido al movimiento. Desde su cuerpo, Sonia aborda la temporalidad con esta circularidad o más bien espiralidad de la danza, que conlleva en sí misma el movimiento perpetuo de la existencia del ser, o de los Dasein en el tiempo, el concepto de temporeidad, dice Heidegger (7), es un tiempo triplemente constituido, desde la ontología propia del ser. Por tanto, estamos ante la justa dimensión de un presente, que no es lo más importante, el pasado es un conjunto de presentes pasados, y lo primordial es entonces el futuro, eso que la existencia humana está constituida por tres instancias del tiempo, tres dimensiones que actúan juntas, el tiempo de la existencia es estar en el tiempo. Podemos observar que de cierta manera el tiempo  es más bien sinuoso, curvo; como buscando e interrogando continuamente el ser. Es el ser que transcurre en el tiempo.

En la danza encontramos el tiempo dilatado, expandido, en cierta forma un tiempo que perdura más, que hace del instante presente una imagen previa del futuro, es el espacio de un tiempo conquistado que se materializa en movimiento; pero cuando el bailarín se desplaza, y cambia la velocidad de sus movimientos, se produce una mágica separación entre lo permanente, como el cuerpo estático, que parece perenne e inmóvil y lo efímero del veloz transitar de  un cuerpo que se desplaza fugaz e inaprensible, ese contraste es el tiempo de la danza. Así señala Sanoja: “El danzarín es llevado por una energía creadora, un inestable desplazamiento de espacios que se abren sobre el instante por venir arrastrándonos así al vértigo del tiempo” (8).

5- La creadora / La bailarina

La danza vuelve el espacio visible, la danza es arte en duración que se extiende en el espacio haciéndose perdurable, es eterna a pesar de su efímera naturaleza y es este paroxismo la clave de su fuerza poética. En el poema ocurre lo mismo, el tiempo se desliza y cae fuera de todo, la imagen poética carece de tiempo definido.  El original lenguaje corporal de Sonia Sanoja, la auténtica presencia de su gesto ancestral en contraste con la fuerza vanguardista de sus creaciones dan fe de una contundente modernidad. La danza de Sonia Sanoja más que una expresión artística es un fenómeno antropocósmico. El cuerpo danzante y la palabra poética se establecen y entran en juego para proponer una verdad en el acto escénico; su amplio legado le otorgan a su labor un enorme sentido de identidad y de universalidad al mismo tiempo. Sus textos y su obra literaria son material esencial para pensar sobre esta manifestación artística y forman parte de su obra integral (9). Sonia danza y muestra en sus gestos, a través del ritmo de sus movimientos, ideas en el fluir de su pensamiento; al tiempo que se lee en sus palabras, en sus textos, la magia de un cuerpo danzante, así expresado:

“El cuerpo como posibilidad de pensamiento:

Más que el solo cuerpo pensante:

El cuerpo que se vuelve pensamiento y sale de sí mismo, se expande” (10).

La experiencia corporal proviene de los impulsos y estos, convertidos en acciones, tejen una compleja red, una danza que conecta al sujeto con el mundo; este entramado se sustenta en el origen de dichos impulsos que nacen de un conjunto de procesos, disposiciones y estados mentales. En Sonia Sanoja el proceso creativo es el trayecto para liberar el flujo de estos impulsos esenciales, la obra se muestra como un tejido orgánico, una reticulárea que conecta lo simbólico, lo imaginario y lo real. Su obra, traslúcida, se deja ver a partir de la certeza de su soledad, su presencia es la de un cuerpo completo, integrado en su conjunto, Sonia se muestra desde sí misma, navega en las aguas de la creación desde una insólita interioridad y desde las líneas de su contorno, desde esa silueta única se hace parte del mundo, de la danza, de la palabra. Sonia habla de la danza como un campo al cual todos los seres pertenecemos, creadores, bailarines, contempladores, intérpretes, desde esa clara consciencia del yo, Sonia navega en las aguas de la creación y se acompaña de cada uno y de todos. En  el conjunto de su obra conformada por más de sesenta coreografías, predominan los monólogos, los solos, pero en estas piezas la presencia de los elementos que la integran dialogan permanentemente con el cuerpo de la bailarina. Los sonidos, los textos poéticos, los elementos plásticos, aparecen, no como objetos, sino como sujetos que comparten un intercambio estético y conceptual en la obra. Así en las coreografías grupales, tríos, cuartetos, quintetos, como en la pieza Camino entre lo sutil y lo inerrante” (1982) (11) los cuerpos dialogan unos con otros, cada uno desde su noción individual. Así la composición es el resultado de un conjunto de presencias que se condensan y se diluyen, se hacen uno íntegro y se separan multiplicándose, se recogen y se expanden en tiempo y espacio. No se trata de las relaciones humanas, no hay relato, sino encuentros cósmicos que como acto de magia se producen en el escenario, lo que prevalece es el carácter metafísico de los volúmenes, la presencia absoluta de los cuerpos. La existencia eterna y efímera a la vez de todos los seres que danzan.

“Tengo que buscar la forma de expresar este mundo.

Un lenguaje sin detalles que lo diga todo.                                                                                                           

Un lenguaje que sea como la mano o como la mirada” (12).

6. La permanencia / La impermanencia

Creímos que su peculiar mundo de ideas y conceptos, su auténtica existencia muchas veces misteriosa y hermética, sería difícil de traslocar, parecía imposible que esa forma de expresar el mundo tan única pudiese habitar un cuerpo distinto, pero las obras de Sonia Sanoja poseen una solidez en su estructura, los contenidos lúcidos se expresan mediante sus propuestas coreográficas, en este sentido su danza  trasciende tiempo y espacio, y es posible ver su esencia viva en otro cuerpo, en otros tiempos, y en otras culturas. Fuimos testigo de su deseo de ver otros encarnando su obra, mostrando su fuerza poética  y la estética de una danza que parecía solo posible en ese cuerpo poderoso ancestral. Sonia  pudo verse proyectada, fuera de sí, en otros danzantes, en varias ocasiones. Durante los años noventa del pasado siglo, a través del Instituto Superior de Danza, el periodista, crítico de danza, docente y productor cultural Carlos Paolillo organizó el espectáculo Naturales: Sonia Sanoja, Coreografías 1960-1994, una selección de obras de la artista, coreografías interpretadas por notables bailarines del momento, ella misma cuidó del germen fundamental de las piezas y pudo revivirlas atenta y reflexiva, el programa cerraba con una nueva coreografía grupal (13), creada especialmente para los  más jóvenes bailarines; así, el mundo de Sonia se hacía  presente ante sus propios ojos.

En el año 2010, Carlos Paolillo propone y produce el espectáculo Visionarios – Precursores de la danza contemporánea en Venezuela, otro unipersonal de Sonia Sanoja, Cuerdas, Simple Medida (Coreogego),  formaría parte esencial del programa, vimos a Sonia con su mirada profunda, recreando en su memoria todo el proceso que dio nacimiento a esta emblemática obra de la artista. Esta  obra es el resultado de un proceso creativo que Sonia desarrolló a partir de tres intervenciones performáticas, tituladas Coreogegos, acciones corporales presentadas en la inauguración de la exposición Gego en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1977.

Recientemente la reposición de la emblemática coreografía en el Kunstmuseum de la ciudad de Stuttgart, Alemania (14), nos permitió palpar la potencia del lenguaje coreográfico de la artista. Hoy vemos, después de más de cuatro décadas, cómo Las blancas cuerdas de nailon con sus diversas longitudes cuelgan de los brazos de jóvenes bailarines, sorprende el control y la precisión de sus movimientos, intérpretes que pertenecen a una nueva generación y provienen de diversas culturas, pero cada uno de ellos palpa en su danza la fuerza universal de la obra de Sanoja.

En Cuerdas, Simple Medida (Coreogego),  una larga cuerda se une a ambos tobillos del bailarín, sorprende la entrada al espacio vacío, en un gesto el solitario intérprete lanza hacia adelante la larga cuerda que cae reformulando el espacio, de pronto, ante sí se muestra su porvenir, la cuerda es ordenada y mejor dispuesta para tomar posesión del lugar de inicio, sobre las rodillas el cuerpo danzante observa su propio destino. El poema de Alfredo Silva Estrada Variaciones sobre Reticuláreas: Homenaje a Gego(15) acompaña el prólogo. En la danza, estas cuerdas como extensiones del propio cuerpo parecen sublimes alas o pesados lastres; la pieza se expresa entre el caos y el orden, las cuerdas se entrelazan, se anudan y pronto se desenredan sin conflicto, todo transcurre en un ceremonioso acto de equilibrio, en el juego recíproco entre dos polos, se suceden uno tras otro los motivos que van formando mágicas estructuras escultóricas, figuras orgánicas en donde aparece y desaparece sucesivamente el cuerpo humano solitario en el escenario. El cuerpo oscurecido contrasta con las blancas cuerdas, líneas verticales que se balancean y transforman, el espacio es atravesado por el cuerpo solitario que va tejiendo con sus movimientos, arma una red, un espacio reticular, en los trayectos el cuerpo recoge el peso de las cuerdas, por momentos se trata de acciones simples y cotidianas, otras veces un gesto virtuoso suspende la materia como un acto de magia, ahora prevalece el ritual, las cuerdas vibran cinéticamente, y se entrelazan, dialogando con los sonidos electroacústicos de la extraordinaria composición de Alfredo del Mónaco, el espacio y el tiempo se hacen uno, el cuerpo es plena metamorfosis, la obra es coreografía, instalación plástica, campo sonoro, es más bien una experiencia sensorial multipolar, es Sonia Sanoja viva manifestándose aquí y ahora, lo que acontece es la revelación del instante presente.

“El danzarín ya no siente su cuerpo. Su cuerpo es pura energía creadora, se ha trasmutado ya en un ser irradiante. Lo que vemos desplegarse, es su alma” (16).  


Referencias

1 Entre los artistas colaboradores y/o co-creadores de la obra de Sonia Sanoja se encuentran:  artistas plásticos: Gertrudis Goldmicht, Gego; Colette Delozanne; Jesús Soto; Oscar Sjostrand . Músicos /Compositores: Alfredo del Mónaco; Carlos Sanoja. Literatura y poesía: Alfredo Silva Estrada; Enriqueta Arvelo y Ana Enriqueta Terán.

2 Valéry, Paúl (2001) “Filosofía de la danza”. Traducción: Kena Bastien van der Meer. En Revista Universidad de México, números 602-604, marzo-mayo. Ciudad de México: Universidad de México.

3 Cita del texto de la conferencia dictada por Sonia Sanoja en el Ateneo de Valencia el 12 de junio de 1993 en el marco de la Cátedra de Estudios Libres “Ida Cramcko”.

4 Obra coreográfica creada e interpretada por Sonia Sanoja en el año 1960, considerada su primera coreografía, se presentó gracias a la invitación que le hiciera la Asociación “Danse et Culture” en el marco del festival de jóvenes coreógrafos celebrado en el teatro de la Ciudad Universitaria de París.

5 Sanoja, Sonia. “A través de la danza”p72. Monte Ávila Editores (1981) Caracas.

6 Sanoja, Sonia. “Danza, vértigo consciente. Notas para una filosofía de la danza contemporánea”. Apertura del Instituto Universitario de Danza. Conferencias Magistrales (Caracas1998) p9

7 Heidegger, Martín “Ser y Tiempo”.Traducción J. E. Rivera. Editorial Trotta. 2003, ver capítulo quinto Temporeidad e Historicidad.

8 Sanoja, Sonia. “Danza, vértigo consciente. Notas para una filosofía de la danza contemporánea”. Apertura del Instituto Universitario de Danza. Conferencias Magistrales (Caracas 1998) p 11

9 TEXTOS DE LA AUTORA:

                Sanoja, Sanoja (1963). Duraciones visuales. Caracas: Fundación Neumann

                Sanoja, Sonia (1971). A través de la danza. Caracas: Monte Ávila Editores.

                Sanoja, Sonia (1992). Bajo el signo de la danza. Caracas: Monte Ávila Editores.

                Sanoja, Sonia (1997). “Todo cuerpo”. En Cinco Encuentros Internacionales de Creadores. Caracas: Grupo Contradanza.

                Sanoja, Sonia (1999). “Vértigo consciente. Notas para una filosofía de la danza contemporánea”. En Conferencias magistrales. Apertura del Instituto Universitario de Danza. Caracas: Instituto Universitario de Danza.

                Sanoja, Sonia (2000). “Nijinsky cuando ya eterno enigma”. En revista La Danza, número 31. Caracas: Instituto Universitario de Danza. 

                Sanoja, Sonia (2002). “Una lectura de El Cuerpo de la Obra de Víctor Fuenmayor”. En revista Movimiento, número 1. Caracas: Fundación Jóvenes Coreógrafos / Publicaciones La Danza.

10 Sanoja Sonia “Bajo el signo de la danza”. p. 31. Monte Ávila Editores. Caracas

11 Camino entre lo sutil y lo inerrante. Coreografía  creada por Sonia Sanoja  para la compañía Danzahoy en 1982. Música: Alfredo Rugeles  Caracas.

12 Sanoja, Sonia (1981) A través de la danza p73. Caracas: Monte Ávila Editores

13 Naturales. Coreografía creada por Sonia Sanoja con los estudiantes avanzados del Instituto Superior de Danza para el espectáculo del mismo nombre .en 1992. Música: Emiliano Bruguera /Luiser  Caracas.

14 El 18 de febrero de 2022, en el marco de la exposición GEGO: Die Architektur einer Kûnstlerin (GEGO: La arquitectura de una artista) y gracias a la invitación del museo y de la curadora de la exposición Stefanie Reinsinger, de la Fundación Sonia Sanoja/Alfredo Silva Estrada, y la Fundación Gego se estrenó en el Kunstmuseum Stuttgart Alemania la obra Cuerdas, Simple Medida”(Coreogego), de Sonia Sanoja, reposición realizada por Claudia Capriles con  bailarines de la John Cranko Schule Ballet Stuttgart. La exposición culminará  el 10 de julio de 2022, durante su duración , se realizarán  doce representaciones de esta coreografía. Próximas fechas:Mayo 12, 19, 21; Junio 23, 30 y Julio 8. Stuttgart , Alemania.

15 Poema de Alfredo Silva Estrada publicado en diferentes ediciones por el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas y Monte Ávila Editores.

16 Sanoja, S: Danza, Vértigo consciente. Notas para una filosofía de la danza contemporánea. Texto publicado en “Apertura del Instituto Universitario de Danza- Conferencias Magistrales p 15 ( Caracas, 1998)