Papel Literario

La mujer silenciada

por Avatar Papel Literario

Por ALEXANDRA ÁLVAREZ MURO

No está en la torre de Londres como Ana Bolena esperando su suplicio, pero es como si estuviera. Hace trece años que está presa en su casa sin que se le permita hablar en público.

El 11 de diciembre de 2009, rodeado de los miembros de su gabinete, Hugo Chávez la sentencia por televisión desde el Palacio de Miraflores a treinta años de cárcel, la pena máxima en Venezuela (1). Como juez titular de la República y cumpliendo la ley,  la jueza María Lourdes Afiuni  había exonerado a un preso político, al banquero Eligio Cedeño, que esperaba juicio desde hace más de dos años. Chávez, indignado,  la califica de ¡bandida!  ¡Una bandida!

Frente a Chávez sonreía aquiescente la fiscal general y  cabeza del Ministerio Público, parte del Poder Ciudadano que tiene el monopolio de ejercer la acción penal ante la justicia, Luisa Ortega Díaz. La fiscal no se encuentra en el podio,  sino que acata órdenes sentada en primera fila porque el presidente, sobre todo, le habla a ella. Su sola presencia en el auditorio indica la subordinación del Poder Judicial al Poder Ejecutivo. El presidente se dirige a ella varias veces directamente. La fiscal sonríe y  asiente con la cabeza.

Bueno, está presa.  Y yo exijo dureza contra esa jueza! […]  ¡Treinta años de prisión, pido yo a nombre de la dignidad del país!

No, no, señora fiscal, no lo permita usted, no lo permitamos. Esa jueza tiene que pagar con todo el rigor de la ley lo que ha hecho.

Entonces si un homicida le salen treinta años, pena máxima, ¿verdad? En Venezuela, [la fiscal mira fijamente a Chávez] a un juez le saldrían yo le pondría treinta y cinco. Y yo pido que se estudie, señora fiscal [la fiscal sonríe], señores expertos en la materia. Por eso yo pido pena máxima para juez que se preste a vagabunderías como ésta.  ¡Pido pena máxima!

¿Y si es que le van a meter los años de cárcel? ¡Bueno, métanselos! ¡A quien sea! A la juez esa deberían meterle treinta años de cárcel. ¡Sí señor!  […]  Porque es más grave el juez, doctora. ¿Usted no cree? ¡Es más grave, claro! ¿Tener jueces que liberan delincuentes? ¡Ah, no!  ¡Eso es lo último que podemos tener nosotros!  [la fiscal parpadea y asiente con la cabeza].

El día 21 de diciembre, Chávez reitera la demanda:

A la fiscal gracias de nuevo por acompañarnos. No le quiero quitar mucho tiempo, usted tiene mucho trabajo allá [la fiscal sonríe];  imponer la justicia y buscar a los bandidos donde se escondan”.

No voy a acusar a nadie. Pero la juez está en evidencia […] ¿Está o no está bien presa esa juez? ¡Está bien presa, comadre! Y yo pido que se le aplique todo el peso de la ley!

Entonces me acusan de que porque es mujer pobrecita, de que… no. No, ¡somos iguales, chico! ¡Somos iguales, mano! Ante la ley somos iguales! Que yo la… le falté el respeto, que estoy difamando. Ah bueno está bien, ¡digan lo que ustedes quieran! Pero aplíquese  todo el peso de la Santa Ley.

La revolución bolivariana realizó cambios sustanciales en la Constitución venezolana original de 1999, tales como la prolongación del mandato presidencial y la prevalencia del Poder Ejecutivo sobre los demás poderes. El modelo democrático sostiene que la  legitimidad tiene como principio supremo la separación de poderes, uno de los pilares fundamentales del constitucionalismo moderno, además del respeto a los derechos humanos. La Carta Interamericana de Derechos Humanos aprobada en 2001 lo enumera en su Artículo 3 como uno de los principios esenciales de la democracia (OEA 2003:5). Durante el gobierno de Chávez, el Poder Ejecutivo fue usurpando las funciones de los demás poderes.

María Lourdes Afiuni fue aislada en la policía y luego enviada a la Cárcel de Mujeres de Los Teques, donde fue torturada y violada;  como consecuencia de ello desarrolló un cáncer. En 2013, la misma fiscal Ortega Díaz  le concede casa por cárcel, con prohibición de hablar públicamente. Tanto es así que todavía recuerdo en YouTube los videos donde su abogado Luis Amalio Graterol cuenta el caso con Afiuni, callada, a su lado (2).

En 2019, porque condenar por “corrupción sin dinero” era complicado, la juez Leydis Azuaje  decidió hacerlo por “corrupción espiritual” por cinco años más, habiendo Afiuni resultado inocente de las acusaciones anteriores. Aparentemente, como Teresa de Jesús, la juez había sentido “emoción” al dictar la sentencia de Cedeño, sin conocerlo y sin haber recibido nada a cambio, solo placer.

El 18 de marzo de 2022, desde otro mundo, leemos en Twitter:

Es cierto, me fue negado permiso de viaje para realizar chequeo integral post tratamiento de radio y quimio, toda vez que el tipo de cáncer (carcinoma adenoide quístico) repite dentro del lapso de 2 años. Me encuentro dentro de los 18 meses. Un día más, un día menos.

Es Afiuni, de nuevo. Quizás alguno reconozca la voz de la jueza de la democracia, otros la habrán olvidado. Los más jóvenes ni sabrán quién es, porque ¿cuántos años van desde que se acabó con la separación de poderes en Venezuela?  En el país ya no se sabe ni qué es eso. El tuit de Afiuni nos lo recuerda desde su torre, no en Londres sino en Caracas.


Notas

1 Los textos fueron transcritos de:

https://www.youtube.com/watch?v=UxhYpnQFHMM,  https://www.youtube.com/watch?v=eGZLZC_K3YM,https://youtu.be/AOWPXh3yxBM

2 https://youtu.be/V6nS3tBJkuc, https://youtu.be/FUaVMW-OTZM,  https://youtu.be/0AVEuvEf-iM).