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La Batalla del Rincón de los Muertos, 200 años después (1824-2024). Un diálogo con la gargaridad

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Debemos también preguntarnos ¿quién o quiénes ganaron en Ayacucho? ¿Cuáles fueron los sectores sociales beneficiados y perjudicados por los resultados? ¿Cuáles fueron las consecuencias para la economía, para la organización política, para la estructuración físico-geográfica de las Repúblicas resultantes, para la estructura étnica y para la gobernanza en general? ¿Qué significó esta Batalla para la Guerra por la hegemonía en Europa, entre España, Inglaterra y Francia?”

Por ENRIQUE ALÍ GONZÁLEZ ORDOSGOITTI (i)

El 9 de diciembre de este año se cumplen doscientos años (1824-2024) de la Batalla decisiva que culminó la Guerra de Secesión de América del Sur del Imperio Español. El paso que permitió la desaparición de la unidad del Imperio y el surgimiento de varias Repúblicas independientes, cuya principal conformación territorial se había fraguado en los tres siglos anteriores, del XVI al XVIII.

Para evitar interpretaciones alejadas de la realidad de entonces, debemos ubicar la Batalla de Ayacucho en la justa perspectiva, de ser parte importante de la Guerra Civil llevada a cabo en la América Española, la cual se desarrolla en cinco ámbitos geográficos diferentes y con peculiaridades que no deben olvidarse, si queremos dar cuenta justa de lo sucedido. Esos ámbitos se convierten en lugares históricos e historiables:

-Nueva España (México)

-América Central

-América del Sur

-República Dominicana

-Cuba y Puerto Rico

Esos cinco lugares concluirán su secesión de España en 1898, por lo cual habrá un período, de 1824 a 1898, de setenta y cuatro años, casi tres cuartos del siglo XIX, en el cual la Guerra Civil-Guerra de Secesión continuará siendo el centro de la lucha de una parte de Iberoamérica.

Con esto no queremos rebajar la importancia de Ayacucho sino colocarla en su justo nivel, en el lugar que le corresponde, pues queremos saber lo que el siglo XIX significó para el Imperio Español, del cual todos formamos parte hasta principios de ese siglo.

¿Quién ganó realmente en Ayacucho?

Una batalla tan importante no puede reducirse simplemente a los partes de guerra y análisis de las estrategias militares utilizadas, material muy importante para los especialistas en Historia Militar. Debemos también preguntarnos ¿quién o quiénes ganaron en Ayacucho? ¿Cuáles fueron los sectores sociales beneficiados y perjudicados por los resultados? ¿Cuáles fueron las consecuencias para la economía, para la organización política, para la estructuración físico-geográfica de las repúblicas resultantes, para la estructura étnica y para la gobernanza en general? ¿Qué significó esta Batalla para la Guerra por la hegemonía en Europa, entre España, Inglaterra y Francia? Doscientos años nos dan una perspectiva decantada e interesante.

El gargarismo como juicio histórico: la libertad

El gargarismo es una acción física mediante la cual se producen ruidos en la garganta, simples onomatopeyas, la cual se ha usado mucho en la Historiografía para establecer juicios históricos. Por ejemplo, si se pregunta por los resultados de Ayacucho, de manera automática algunos dirán: se logró la libertad de América del Sur.

Pero debemos preguntarnos: ¿la libertad de quién o de quiénes? Si analizamos en detalle lo obtenido, debemos comenzar por señalar que el anterior Bloque Social Dominante de la época Provincial, conformado por Españoles peninsulares, Españoles criollos y la Nobleza India (especialmente en los países andinos), va a ser reconfigurado y se conformará con Españoles criollos y las nuevas élites militares.

Mientras al Bloque Social Dominado, conformado por Indígenas, Negros, Esclavos y Blancos pobres (los Canarios), se le añadirá el de Blancos peninsulares empobrecidos. Los dominados vivirán con el estigma de haber apoyado en varios momentos al Partido Monárquico-Realista, acción que en algunos casos pagarán muy caro, verbigracia los Indígenas Pastusos en la actual Colombia.

Por lo tanto, la libertad lograda es la que le permitió a los Blancos criollos y a la élite militar monopolizar todos los dispositivos de poder de la sociedad republicana.

La libertad lograda permitió que los Indígenas perdieran paulatinamente las ventajas que les daban las Leyes de Indias y se convirtieran en “ciudadanos republicanos”, sin acceso legal a sus tierras comunitarias, las cuales serán excluidas en la nueva realidad jurídica, permitiendo que las mismas fuesen presa de los nuevos terratenientes forjados en la República, a veces a través del eufemismo de declararlas parte de los fueros municipales

La libertad lograda permitió que los esclavos siguiesen siendo esclavos durante las décadas subsiguientes, tan igual como lo siguieron siendo en Cuba y Puerto Rico, pertenecientes aún para ese momento al Imperio Español, por lo cual es posible afirmar que los Esclavos siguieron siendo esclavos, tanto en las nuevas Repúblicas como en el anterior Imperio.

Se obliga a los Indígenas a usar el idioma español

Otro importante legado de libertad proporcionado por Ayacucho es haber recibido una América en donde solo el 30% hablaba español, mientras la aplastante mayoría de los Indígenas dialogaban únicamente en sus lenguas originales. Hoy en día solo el 5 % de los habitantes habla su lengua nativa, además del español.

Las nuevas naciones impulsaron el monolingüismo en el siglo XIX como manera de afianzar la unidad nacional, creando así una nueva Identidad Nacional, que no incorporaba la diversidad indígena proveniente de cuando eran súbditos de la Corona Española. Paradójicamente, utilizaron el idioma español para unificar la Nación, mientras a la vez multiplicaban el alcance de la Leyenda Negra en contra del Imperio Español.

La lucha en contra de la Monarquía Absoluta

Entre los ejercicios gargáricos realizados por los funcionarios historiográficos está el de señalar como uno de los nobles motivos que impulsaron a conseguir lo logrado en Ayacucho, la lucha en contra del poder omnímodo del rey, pues según aquella famosa declaración: todos los hombres son iguales.

Jacobinos de raza, decepcionados del Napoleón Emperador, propondrán que una de las nuevas Repúblicas lleve el nombre de su gran jefe militar: Bolivia. Y para dejar en claro su distancia del Absolutismo, en la Constitución de Bolivia de 1826, se estampará la concepción de la importancia de la Presidencia Vitalicia y se utilizará la figura literaria de que el presidente debe ser como un Sol, alrededor del cual giren los demás planetas.

Se alcanza la soberanía económica

En ciertos discursos historiográficos gargáricos se afirma que la opresión económica que mantenía el centro peninsular sobre las provincias periféricas hacía imposible el desarrollo económico de estas. Para poder solucionar estas carencias, los jacobinos republicanos acudieron presurosos a endeudarse con empréstitos ingleses dirigidos a sufragar los ingentes gastos de guerra en pertrechos, armas e incluso en la contratación de mercenarios. En algunas de las nuevas Repúblicas como en Venezuela, se levantaron monumentos de agradecimiento a estos ejércitos mercenarios como la Legión Británica, dándoles además el honor de ser el único ejército extranjero permisado para desfilar con sus armas en las fiestas aniversarias de las gestas secesionistas.

Tales deudas fueron cobradas por Inglaterra de manera implacable y con muy altos intereses, luego de culminada la acción secesionista: se les otorgó el poder de manejar las principales aduanas de las nuevas Repúblicas para cobrarse de manera directa la deuda acumulada. La cual, en casos como Argentina, se expresaba en siete pesos de cada ocho que deberían ir al fisco por impuestos aduanales. En el caso de Venezuela, la deuda pública contraída durante la Guerra de Secesión y en las posteriores guerras civiles recién vino a ser cancelada totalmente en el primer tercio del siglo XX.

Por fin se logra la gobernanza: se inauguran las guerras interamericanas

Con el fin de alejarse de la paz, impuesta en el interior de las provincias del Imperio Español, las nuevas Repúblicas estrenarán y desarrollarán al máximo las guerras intraamericanas, bien sean guerras civiles en el marco de un solo país o guerras internacionales entre varias de ellas, como lo es el caso típico de la Guerra de la Triple Alianza, de Argentina, Brasil y Uruguay en contra de Paraguay.

A lo largo de todo el siglo XIX se llevarán a cabo un poco más de 100 Guerras en América del Sur, en el territorio comprendido por el Virreinato del Perú, el Virreinato de la Nueva Granada y con Brasil como tercer invitado de lujo.

Aprendimos en el siglo XIX la importancia de matarnos entre nosotros mismos, otro elemento heredado de Ayacucho. Incluso en el ámbito nacional de Venezuela, se desarrolló un importante culto a la muerte que persiste aún hoy en día y se expresa claramente en los documentos oficiales, cuando al pie de los mismos se colocan los siguientes recordatorios:

-“A tantos años de habernos matado entre nosotros con entusiasmo: 1821, Batalla de Carabobo”

-“A tantos años de habernos matado entre nosotros con entusiasmo: 1859-1863, Guerra Federal”

Estos recordatorios retratan claramente cuál es la filosofía de la historia vigente en Venezuela.

Se les enseña a los Indígenas el significado real de la palabra genocidio

Uno de los ejercicios gargáricos más recurrentes es el del supuesto genocidio en contra de los Indígenas, cometido por el Imperio Español durante el siglo XVI. Amén de que hay suficientes estudios que lo desmienten, valgan tres elementos históricos que lo niegan por completo. Uno, el de haber aceptado que los Indígenas tenían alma y que por lo tanto deberían ser sujetos de evangelización y para lo cual es evidente que deben ser conservados con vida. El segundo es el desarrollo de las encomiendas de indios, que estaban en manos tanto de españoles como de la nobleza Indígena Inca, por ejemplo. Y el tercero, es la creación en el mismo siglo XVI de una organización territorial que incluía tanto Pueblos de Españoles como Pueblos de Indios.

Aunque lo anterior pueda ser discutido para negar su importancia histórica, lo que no puede ser negado es la criminal y repudiada Campaña de las Pampas, dirigida por Facundo Quiroga en Argentina, quien pagaba por cada indio muerto. Tampoco las campañas en México en contra de los Yaquis, por ejemplo. Similares, ambos casos, a lo realizado por los cristianos protestantes anglosajones, que dirigieron la Campaña de Conquista del Oeste bajo el lema: “Para una tierra sin gente. Una gente sin tierra”. Lo cual dio inicio al verdadero genocidio de los Indígenas del Oeste, quienes anteriormente habían convivido con el Imperio Español.

La organización política y la gobernanza en general

En el ámbito espiritual de la gargareidad, entendida como la sustancia encargada de convertir las palabras que deben definir las cosas para adecuarse a la realidad, en simples onomatopeyas; se nos enumera y describe hasta el más mínimo utensilio de guerra utilizado por los diversos combatientes en nuestras guerras de secesión, gracias a lo cual tenemos detalles minuciosos de todo tipo de navajas, cuchillos, machetes, lanzas y hasta las piedras pulidas que se utilizaron como munición en las hondas. Pero se oculta o disminuye la importancia de la pregunta central: ¿cuánto le costó a las sociedades de las nuevas Repúblicas la desaparición de los gobiernos provinciales, en términos de fallecidos, heridos; destrucción familiar, de instituciones sociales y económicas; destrucción de infraestructuras; impacto en la estructura demográfica?

Es decir: ¿qué pasó con la gobernanza en las nuevas Repúblicas? En un trabajo que realicé en 2002 en lo concerniente a Venezuela (ii), concluí que la calidad de gobernanza existente a partir de la creación de la Capitanía General de Venezuela (1777), el Real Consulado de Caracas (1786) y la elevación de la Diócesis de Venezuela a Arzobispado (1804) no volvió a ser alcanzada sino hasta el segundo tercio del siglo XX.

¿Qué significó esta Batalla para la Guerra por la hegemonía en Europa, entre España, Inglaterra y Francia?

Las Guerras de Secesión de España ocurridas en América fueron el impulso definitivo para la asunción de Inglaterra como la Potencia Mundial Dominante y la paulatina conversión de los Estados Unidos de América en la Potencia sucesora.

La América Española, a partir de su secesión, dará pie para la formulación de la Doctrina Monroe: “América para los americanos”, que deberá ser entendida como el paso de Provincias dentro del Imperio Español, al de —ahora sí— neocolonias anglosajonas (primero Inglaterra y luego los Estados Unidos).

La manera más gráfica de percibir lo acontecido es la de comparar la dimensión del territorio de: el Imperio Azteca, el Virreinato de la Nueva España y la actual República de México.

Para finalizar: la importancia del lugar

Todo lugar que tiene nombre, expresa la apropiación histórica del mismo por parte de la gente que lo hizo suyo. Y pareciera ser que estos lugares, a veces —como en este caso— encierran pistas para entender una filosofía de la historia desde la profundidad telúrica.

Efectivamente, Ayacucho en idioma quechua significa “Rincón de los muertos”, lo que permite preguntarnos: ¿qué fue lo realmente enterrado en el Rincón de los Muertos el 9 de diciembre de 1824?