Por CARLOS COLINA
La obra de Jakob von Uexküll se considera pionera en los estudios de la biosemiótica. De hecho, sus principales trabajos se ubican en las primeras cuatro décadas del siglo XX, con antecedentes directos en autores como Kant, Lamarck, Darwin, Lorenz Oken, Karl Ernst von Baer, Kühne, Driesche, Thorndyke y Arthur Arnd. Asimismo, podría agregarse la Naturphilosophie de Goethe y de Schelling.
Es innegable la poderosa influencia ejercida por Kant en el planteamiento de este biólogo y filósofo alemán báltico. Los conceptos del polémicamente denominado “programa kantiano para la biología” podrán encontrarse en sus textos, a saber: la autorganización sistémica, la epigénesis, la subjetividad de los seres vivos y el principio teleológico, que no alude solo a concebir los procesos desde las causas finales sino también a identificar como la parte se integra en el todo. “El nexus finalis del ser autoorganizado es su propia manifestación emergente y holista”(Castro, 2009: 90).
En su texto Biología Teórica (1926), Uexküll indicó que había expandido en dos direcciones la indagación de Kant. “1. La consideración del papel desempeñado por nuestro cuerpo y especialmente por nuestros órganos sensoriales y el sistema nervioso central. 2. El estudio de las relaciones de los sujetos (animales) con los objetos” (citado por Andrade, E., 2016). A diferencia de la física clásica, Kant plantea que en la biología existen tantos mundos fenoménicos como sujetos. Los seres vivos son seres que sienten. La naturaleza funciona como si fuera un ser inteligente. La vida no puede reducirse a un mundo objetivo; físico-químico y mecánico, indiferente a la vivencia de los organismos
En el ensayo Crítica de la Facultad de Juzgar (1790), Kant plantea como hipótesis de trabajo que la causalidad mecánica es necesaria para explicar el mundo fenoménico pero insuficiente para entender la vida. Existe reciprocidad y complementariedad entre causas eficientes y finales pero el mecanicismo debe subordinarse al principio teleológico. “Para entender la morfología, las relaciones sistemáticas, la organización y desarrollo de los seres vivos, es necesario suponer que ellos actúan como si expresaran un propósito que coordina sus principios de organización” (citado por Andrade, E.,2016). Ahora bien, el principio teleológico parte de un juicio reflexionante que es orientador y directivo; epistemológico y metodológico. No es un juicio determinante de carácter ontológico. El principio de la conformidad a fin de la naturaleza es un principio trascendental de la facultad de juzgar. La teleología debe ser entendida en sus justos términos:
…esta palabra solo designa aquí un principio de la facultad de juzgar reflexionante, no de la determinante, y que por tanto no debe introducir ningún fundamento especial de la causalidad, sino que solamente añade al uso de la razón un modo distinto de indagación de aquel que sigue las leyes mecánicas. (Kant,1992: 313).
Este principio, y a la vez su definición, reza: un producto organizado de la naturaleza es : aquel en que todo es fin, y, recíprocamente, también medio. Nada en él es en balde, carente de fin, o imputable a un ciego mecanismo natural.(Kant,1992: 307).
Cabe referir aquí también el influjo del zoólogo Karl Ernst von Baer (1860) y su noción de momento, que alude al intervalo de tiempo más corto que puede ser percibido por un ser vivo. El momento es específico de cada especie y tiene duraciones diferentes en insectos, caracoles, ratas, caninos, felinos o humanos. En contra de la noción absoluta y universal del tiempo de raigambre newtoniana, Von Baer dirá que la temporalidad es una construcción del sujeto. Empero, el a priori Kantiano se amplifica y diversifica; no es el mismo para todos los seres vivos.
Los momentos son los más pequeños recipientes indivisibles de tiempo porque son la expresión de sensaciones elementales indivisibles, las llamadas señales de momento. Como se ha señalado antes, la duración de un momento humano asciende a 1/18 de segundo. Además, el momento es el mismo para todas las áreas sensoriales, porque todas las sensaciones están acompañadas por la misma señal de momento. ( Uexkull, 2016:73).
Dentro de su biología subjetiva, Uexküll desarrolló la anatomía y la fisiología subjetivas como fundamentos de la teoría biológica. Este autor entrelazó el idealismo kantiano y la fisiología de los sentidos. “La experiencia —comenta Uexküll— supone un sujeto que la hace y un objeto sobre la cual es hecha” (citado por Castro, 2009:63). Le interesaba establecer las bases del proceso funcional de las sensaciones de cada sujeto, especie u organismo. La idea era estudiar sistemáticamente el mundo perceptible de cada organismo según su estructura intrínseca (Bauplan). El conocimiento de las condiciones previas a toda experiencia es fundamental. Los organismos perciben el entorno en consonancia con la estructura de su órgano perceptivo y su sensibilidad. “…un objeto es un grupo de sensaciones ordenado con la ayuda de un esquema”. (Castro,2009: 65).
Jakob von Uexküll va a enmarcar su trabajo en la llamada nueva biología. Este autor insiste en que la naturaleza viviente obedece a un plan, es decir, hay un ordenamiento básico de todos los procesos, una ley o finalidad. El ser viviente crea por sí mismo su plan de desarrollo. Es una visión sistémica (correlación entre las partes) y autogenerativa de la naturaleza. La morfogénesis es un ejemplo de conformidad a un plan estructural. Cada célula tiene su ritmo, se acompasan entre sí y conforman órganos, que serían entonces una suerte de melodías. El organismo es una sinfonía, es una coordinación de melodías de órganos. La naturaleza es la compositora y como tal, se autocompone, en los términos de una metáfora musical más, pero esta vez, de la autoorganización. Donde hay una célula existe el modo yo, es decir nos podemos referir a ella como un sujeto.
El sentido está hecho de actos reflejos, es un sistema organizado de actos reflejos (estímulo-respuesta) pero con dos variaciones:
1.- El estímulo no es igual a la respuesta, es decir, depende de que pase en el nervio y el lugar del cuerpo donde esté colocado.
2.- La retroalimentación negativa, o sea, la respuesta afecta también al punto de entrada interno. La afectación de la entrada es parte de la respuesta. La respuesta puede tener que ver con la manera en que el nervio se excita. La respuesta afecta al estado del nervio mismo e inclusive la manera en que ese mismo nervio percibe la excitación. Por ejemplo, la acomodación de la pupila a la luz. El estímulo luminoso, además de contribuir a generar una imagen de un objeto (señal), también es causa de que la pupila se agrande o achique.
En los animales invertebrados no hay diferenciación nerviosa entre vías eferentes y aferentes, entradas y salidas, así como tampoco hay diferenciación orgánica para percibir estímulos. En los animales superiores sí. Los órganos sensoriales pasan a ser como las manos con las cuales se percibe la realidad.
Sobre la base de los estudios de protozoarios de Arthur Arnd, el biólogo estonio cita el ejemplo de los Dictiostelium para dar cuenta de la manera como la organización y coordinación funcional pasan por la significación. El ciclo de este organismo incluye un estado unicelular y otro pluricelular, en donde la agregación depende de la señalización química de moléculas (mp cíclicos). Es decir, una estructura química de la naturaleza vehicula una señal informativa que se traduce en agregación o desagregación. En otras palabras: la comunicación permite el acompasamiento.
El concepto de Umwelt es introducido por nuestro biólogo y filósofo báltico (Estonia), en el año 1909, en su texto Umwelt und Innerwelt der Tiere (Mundo circundante y mundo interno de los animales) y lo define como aquella sección del entorno que incide sobre la substancia excitable del cuerpo del animal (Uexküll 1909: 249, citado por Olive,2018). En consecuencia, cada organismo posee su propio Umwlet o mundo circundante.
El mundo circundante es consecuencia de los estímulos que captan los receptores (órganos de los sentidos) en concordancia con sus respectivas estructuras, las cuales ignorarán otras posibles excitaciones presentes.
El estímulo se transforma en corriente nerviosa y genera ciertas respuestas. Es decir, cada ser viviente, en consonancia con su estructura, entra en relación con una pequeña parte del mundo exterior, al cual está perfectamente adaptado. Existe una concordancia integra y ajuste mutuo de la organización corporal con el mundo circundante
El ajustamiento del animal a su mundo circundante es el fundamento de su existencia y solo es determinante para el tipo de construcción de sus órganos sensoriales como lo son sus efectores. No hay animales que se adapten más o menos en forma perfecta a su mundo circundante. Todos se ajustan perfectamente a su mundo circundante (Uexkull, s/f: 89).
No hay un único espacio para los organismos a pesar de que en ocasiones existen intersecciones. “…el mundo circundante, construido por cada animal, solo depende de los órganos de los sentidos y del sistema nervioso” (Uexküll 1913: 52-53, citado por Olive,2018). El mundo circundante está compuesto del mundo perceptivo (Merckwelt) y el mundo de los efectos (Wirkungwelt) que «abarca aquellos objetos a los cuales está acomodados los instrumentos de comer y moverse el animal» (Uexküll 1913: 53, citado por Olive,2018). Cada animal percibe el mundo con esquemas formales y de espacio-tiempo diferentes.
En suma, la relación de los organismos con el medio ambiente es de carácter semiótico. No se trata de un simple medio exterior al cual se adaptan aquellos de manera pasiva, tal como lo señala la definición clásica de la ecología. Por el contrario, el organismo es un artífice en la construcción de su propio medio. Desde el punto de vista epistemológico, estamos ante un constructivismo que algunos catalogan de radical.
Los mundos circundantes son tan diversos como los animales. “…podemos imaginar a todos los animales a nuestro alrededor, sean escarabajos, mariposas, mosquitos o libélulas que pueblan un prado, englobados por pompas de jabón que confinan su espacio visual y contienen todo aquello que les es visible” (Uexkull, 2016:71). El autor es prolijo en metáforas y símiles. Dirá también que es una suerte de cáscara de huevo, fuera de la cual no existe ningún otro mundo para el sujeto animal. “La medusa brillante no conoce nada del mundo más que su propia bogada…”(Uexküll, s/f: 92). La tesis del mundo circundante se aplica desde la ameba hasta el ser humano y a cada uno de los individuos que lo conforman. Si inclusive, nos circunscribiéramos a los naturalistas, hemos de decir que el astrónomo, el químico, el físico nuclear y el fisiólogo tienen mundos circundantes distintos.
El mundo circundante como minúsculo recorte de la naturaleza es ejemplificado didáctica y gráficamente por Uexküll a través del roble como objeto para distintos organismos, a saber: leñador adulto, niño, zorro, búho, ardilla, hormiga, escarabajo de corteza y avispa.
De acuerdo a los distintos tonos efectuales, las imágenes perceptuales de los diversos habitantes del roble también adoptan formas distintas. Cada mundo circundante recorta una determinada parte del roble cuyas propiedades son adecuadas para configurar los portadores de signos tanto perceptuales como efectuales en su círculo funcional…(Uexkull, 2026:151).
En su momento, Jakob von Uexküll fue etiquetado de vitalista, místico y antievolucionista, aunque no fue antidarwiniano en todos los aspectos y su inscripción plena en el vitalismo es controvertida. En efecto, sus teorías ejercieron un influjo sinigual sobre la Organismic Biology, la System Theory de Ludwing von Bertalanffy y la etiología de Konrad Lorenz y Nico Tinberg. En efecto, es considerado un precursor de esta última disciplina. Asimismo, la biología de Uexküll ejerció una gran influencia en importantes filósofos alemanes (Max Scheler, Heidegger, Ernst Cassirer) y en autores de otras nacionalidades tales como Ortega y Gasset, Deleuze, Merleau-Ponty y Agamben. Por otra parte, su abordaje de la subjetividad impactó al pensamiento posmoderno. Todas las especies, y no solamente el ser humano, están determinadas por su estructura para interpretar y dar significación al mundo circundante. La constitución estructural diferenciada implica una percepción (Innenwelt), que es también divergente y un uso variopinto de un mismo objeto. El juego de la significación iguala a los animales humanos y no humanos.
La teoría de la significación de Uexküll será rescatada y retomada por la biosemiótica actual gracias al ciudadano estadounidense de origen magiar Thomas A. Sebeok y a la Escuela de Semiótica de Tartu. De hecho, su libro Meditaciones biológicas: teoría de la significación (1942) se considera el primer texto de biosemiótica.
En la necesaria redefinición de la comunicación, no podríamos ignorar los planteamientos de la biosemiótica, sin incorporar, claro está, algunas hipótesis que parecen forzar las barras; ni todas sus pretendidas derivaciones hacia la cultura, pero admitiendo que la negación de la comunicación animal por buena parte de la comunicología venezolana es una manifestación de estulticia antropocéntrica. Mientras que la Escuela de Palo Alto hablaba de metacomunicación lúdica y Manuel Martín Serrano reconstruyó una paleontología de la comunicación, la comunicología vernácula definió la comunicación a partir de lo que debería ser y no de lo que es, en un momento en que primaba lo político sobre los disciplinar. Así como Pierre Bourdie planteó que los positivistas imitaban una caricatura del método de las ciencias naturales, el antipositivismo frankfurtiano desfiguró puerilmente las diferencias (disyunción) entre las ciencias y negó el influjo de la biología en los procesos comunicativos.
La biosemiótica abre un terreno que tendrán que explorar biólogos y equipos multidisciplinarios, pero, sobre todo, convoca a reconocer el papel de la dimensión biológica en la comunicación del homo sapiens. Las humanidades no pueden seguir siendo clásicas ni renacentistas: han de mutar de cara a las aportaciones de las neurociencias. No podemos ignorar los maravillosos avances científicos en el conocimiento del cerebro.
Sin ser ni pretender ser etólogo, con mis mascotas Asia y Buda, he aprendido empíricamente mucho, incluso a reconocer mi gran ignorancia científica sobre sus mundos circundantes. Empero, a pesar de todo, nos comunicamos. Y si me descuido, me manipulan.
Referencias
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Castillo, Víctor (2012). Orden, límites y transgresión. Reflexiones en torno a la obra de Jakob von Uexküll. Revista Signos Filosóficos. Sig. Fil vol.14 no.28 México jul./dic. 2012. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?pid=S1665-13242012000200004&script=sci_arttext&tlng=pt
Castro, Oscar (2009). Jakob von Uexkull. El concepto de Umwelt y el origen de la biosemiótica. Trabajo de investigación para optar al DEA. Doctorado de Filosofía. Disponible en: file:///C:/Users/Usuario/Desktop/Biosemi%C3%B3tica/CastroO.2009JakobvonUexkull.ElconceptodeUmweltyOrgenesdelaBiosemioticaDEATesis.pdf
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Olivé Pérez, Alfonzo (2018). La influencia de Jakob von Uexküll en la filosofía alemana del siglo XX. Revista Ensayos de Filosofía. No. 8. Semestre 2. Disponible en: http://www.ensayos-filosofia.es/archivos/articulo/la-influencia-de-jakob-von-uexkull-en-la-filosofia-alemana-del-siglo-xx?_kw_id=OHwyMDE4fDI%3D&_kw_number=09
Rodríguez Higuera, Claudio (2017). Integración jerárquica de la biosemiótica hacia la significación cultural. Revista Chilena de Semiótica No. 6. pp. 127-139. Disponible en: https://revistachilenasemiotica.cl/_files/200000073-4a8b74b852/Revista%20Chilena%20de%20Semiotica_6.pdf#page=128
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