Por PATRICIA SÁNCHEZ
El año 1995 me trajo, como un sino ineludible, el comienzo de mi trabajo en la producción del 3er. Festival de la Música del Pasado de América y 2do. Congreso de Musicología, organizados por la Fundación Camerata de Caracas con la maestra Isabel Palacios al frente. No tenía idea de que pasaría los próximos 25 años de mi vida ligada a Isabel y la Camerata.
Trabajar al lado de Isabel le permite a uno ver cómo una idea se hace realidad, aunque parezca imposible. Los recursos nunca fueron suficientes, pero eso no disminuyó la calidad musical y la estética de cada concierto, montaje u ópera, por pequeño que fuera. A veces pensaba “eso no se va a poder hacer así como ella quiere”, y cada día de estreno me ocurría lo mismo, todo salía como Isabel lo tenía en su cabeza. Cuando la gente me pregunta cómo es afrontar una producción de la maestra, siempre digo: “Ella es capaz de imaginar con detalles, luego poner todo eso en un escenario y transmitirle al público su emoción”. Desde el orden de las piezas del programa, quién canta o toca cada parte y cómo se mueven en escena hasta el color de los vestuarios, todo, absolutamente toda su creación tiene un sentido, nada es fortuito. Diseñar y pintar los trajes de cada personaje de ópera, teñirlos con diferentes infusiones vegetales, realizar utilería, todo de forma casera pero efectiva y luego ver el resultado sentada en la sala, siempre me llenó de admiración y alegría. Los comentarios del público maravillados hacen que uno se sienta orgullosa de pertenecer a la Camerata y por supuesto a trabajar y aprender de un artista integral como Isabel Palacios.
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