Por MARLENE NAVA OQUENDO
Maracaibo tuvo un tribuno. Y, al igual que los oradores del imperio romano, movía las audiencias con su elocuencia fogosa y apasionada. Y puesto que aquellos tenían la facultad de proponer plebiscitos y mandatos, su verbo siempre estuvo dispuesto a levantar estandartes contra el centralismo en Venezuela. Se llamaba Julio Portillo y su voz encontró en este credo aliento para sus luchas.
No alcanzó a verlo, pero hace un año expresó: “Estamos empeñados desde la Academia de Historia del Zulia en que el bicentenario de la declaración de la independencia de Maracaibo dentro de un año, el 28 de enero de 2021, sirva al Zulia de estímulo para ir por los fueros de la reclamación de su auténtica autonomía”. Este iba a ser su último discurso, el soñado campanazo que aspiraba hacer repicar con voz airada en todo el país desde la génesis de su convicción, perfectamente argumentada, de la vocación autonómica de Maracaibo por los siglos de los siglos.
La historia fue su norte. Efemérides y valores humanos tuvieron en él sobresaliente respeto. Ya desde la Fundación Zuliana, creada por él en Caracas, dio esplendor a la celebración del bicentenario del natalicio de Rafael Urdaneta; al bicentenario del nacimiento de Rafael María Baralt, en relación con el cual actuó como secretario ejecutivo de los actos conmemorativos. Y las Academias de la Lengua de Colombia y República Dominicana se unieron a esta celebración. Fue igualmente Miembro de Número fundador de la Academia de Ciencias Jurídicas y Políticas del estado
Su enorme formación histórica, jurídica y geopolítica, unida a sus talentos personales (voz excepcionalmente melodiosa de inteligentes inflexiones; dominio del escenario, verbo fácil y emotivo), hicieron de él el orador ideal en sobresalientes actos locales. Y, de manera particular, en la Academia de Historia o en su representación institucional.
Una disertación memorable tuvo lugar el 15 de marzo de 2014 en reunión extraordinaria en homenaje al doctor Hercolino Adrianza Álvarez. Se decidió que el Individuo de Número ocupante de su sillón en vida, el doctor Julio Portillo, asumiría la cátedra de la zulianidad con una reseña biográfica de quien presidiera el viejo Centro Histórico del Zulia. Tras la lectura de una rica hoja de vida, incluido el ejercicio público y privado en numerosos campos de la academia y del poder, destacó su protagonismo en la defensa de la provincia frente al centralismo. Y con esta mira, un inventario de las dos Venezuelas, la llamada provincia y el centro.
Julio Portillo tuvo activa participación en los compromisos académicos. Las actas reseñan su permanente actuación en haceres y quehaceres de la institución. Consta en acta, por ejemplo, que estuvo en la Universidad José Gregorio Hernández con sus autoridades y miembros de la Comisión conjunta de la Academia de las Ciencias Económicas y de Historia del Estado Zulia para la organización del centenario de la actividad petrolera en el país. El rector planteó la creación de la cátedra permanente sobre la Historia del Petróleo Néstor Luís Pérez, destacado zuliano de la época.
En la firma del convenio estuvo también presente entre otros académicos. Igualmente, fue testigo de los actos para la inhumación de Eduardo López Rivas; del homenaje al doctor Adolfo Pons en el Instituto de Investigaciones Clínicas de LUZ; y del acto de Incorporación como Miembro Correspondiente de Reinaldo Montiel Rivera.
Su destreza como escritor y su agudo don de análisis lo llevaron a ser co-redactor de documentos institucionales de la Academia. Entre ellos las bases del premio Agustín Millares Carlo y del galardón Omar Baralt Méndez, para los cronistas del estado; y numerosos manifiestos sobre asuntos de interés regional y nacional, como el pronunciamiento ante la grave crisis del país, tras los pasos de la Academia Nacional de la Historia. El borrador fue redactado por Julio Portillo, bajo el criterio de que la salida es la reinstitucionalización del país
En el 2015 formó parte del jurado para el Premio Regional de Historia “Dr. Agustín Milares Carlo” con Kurt Nagel, Herman Petzold Pernía por la Academia; y Manuel Suzzarini, por la Universidad del Zulia. Finalmente, cuando se presentó ante los académicos el proyecto Biblioteca Virtual del Zulia de la Alcaldía de Maracaibo, se designó una Comisión de la que formó parte para definir posibles acuerdos e intercambios con dicho programa.
Su perfil de estupendo anfitrión se mostró durante el agasajo de Navidad en su residencia. El evento fue reseñado en la prensa regional, particularmente la actuación del cantante Carlos Ochoa.
El 29 de mayo de 2015 se inauguró la cátedra Néstor Luís Pérez, cuya lección inaugural le correspondió al académico Julio Portillo. Tres lustros habían transcurrido desde su debut como académico de la historia del Zulia. Todavía hay memoria del solemne y digno acto. Llegó temprano a aquel encuentro con autoridades, amigos y representantes de la sociedad civil horas después de su juramento de servir a la patria desde este nuevo escenario en su vida.
El 11 de junio de 2016 toma nuevamente la palabra durante la Cátedra de la Zulianidad. En esta ocasión, se refirió al Cementerio El Cuadrado, destacando su valor patrimonial y su riqueza artística; así como su condición de albergue de ilustres personajes de la historia regional. Como acostumbraba, al final lanzó una propuesta: decretarlo Museo a Cielo Abierto de la ciudad.
De sus palabras, hoy tomamos una frase: el hombre se construye su propia eternidad. Y tomamos —también de su rico verbo— un enunciado que usó para despedir a su amigo, colega y compañero académico Kurt Nagel von Jess: la muerte es el tránsito a la inmortalidad.
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