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Génesis de la revista Comunicación

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Un boletín de nombre Comunicación, creado en el Centro de Comunicaciones Jesús María Pellín en 1975, fue el primer paso de la fundamental revista Comunicación, que este 2025 cumple 50 años. En el artículo que sigue, el jesuita y periodista Jesús María Aguirre narra el surgimiento de la publicación

Por JESÚS MARÍA AGUIRRE

El boletín de COMUNICACIÓN nace en el seno de una obra del recién fundado Centro de Comunicación Social Jesús María Pellín, conformado por un grupo de jesuitas de formación interdisciplinar (teología, economía, comunicación…), pertenecientes a la Provincia Jesuita de Venezuela, motivados por el reto de la modernización de la Iglesia Católica en el mundo de los medios de comunicación.

El entorno cultural, sobre todo universitario, seguía marcado por el oleaje de la revolución estudiantil de mayo de París en el 60 del siglo XX, cuyos coletazos  repercutieron con cierto retraso en Venezuela y se propagaron en la UCV hacia 1969 y poco después en la UCAB en 1972. Todavía no se había aplacado la insurgencia armada y aún estaban recientes las muertes del Ché Guevara y Camilo Torres, que convulsionaron el campo político venezolano.

En el nivel eclesial el Concilio Vaticano II, concluido en 1965 y la Conferencia del Episcopado, celebrada en Medellín en 1968 desataron dos movimientos complementarios, el del aggiornamiento eclesial y el del “liberacionismo”. El primero abogaba por el paso del anatema al diálogo con el mundo secular y el segundo se pronunciaba por el cambio de estructuras sociales y políticas que  oprimían a las masas latinoamericanas.

La conformación de los periodistas y más tarde comunicadores sociales en Venezuela se situaba principalmente en la Escuela de Periodismo de la UCV con los liderazgos de Héctor Mujica, Federico Álvarez y Eleazar Díaz Rangel, y en el  Instituto de Prensa, transformado en un Instituto de Investigaciones a partir de 1975  con la dirección del profesor Antonio Pasquali y otros intelectuales como Luis Aníbal Gómez y Oswaldo Capriles.

Ya para 1961 la UCAB abrió la Escuela de Periodismo en el Centro de Caracas, pero para 1970, cuando se trasladó a Montalbán, se consolidó como una Escuela de Comunicación, con una diversificación en que además del periodismo cobraron fuerza las menciones de Comunicación Audiovisual y Publicidad.

Sin embargo la incidencia de la Escuela de la UCAB  en el mundo intelectual de la comunicación y de las organizaciones gremiales, por no hablar de la investigación, era marginal.

El Centro de Comunicación Social Jesús María Pellín y su génesis

En un informe del Centro encontramos detallados los inicios  del mismo con sus antecedentes y orígenes: “El  15  de  noviembre      de  1972, cinco  jesuitas  (I Ignacio  Ibañez,  Epifanio  Labrador,   José Martínez Terrero, José Ignacio Rey     y   Francisco  J. Tremonti)  fundan  el Centro    de  Comunicación     Social     Jesús María Pellín. Este    es  aceptado  en  su   tiempo  por  cristianos  y    no   cristianos (1).  Más tarde en 1974 se une al equipo otro jesuita (Jesús María Aguirre) (2). Una característica del equipo ha sido su interdisciplinariedad (…) La convergencia gradual provino tanto del interés común por trabajar en el área de la Comunicación Social, como por el afán de promover alternativas liberadores desde esta área” (3).

El mismo informe destaca que el equipo surgió estrechamente vinculado a la Universidad Católica Andrés Bello, donde cuatro de los integrantes impartían clases, pero además destaca también que tres de ellos tenían actividades en la Universidad Central de Venezuela. Uno de ellos, el P. Ibáñez fue subdirector de la Escuela de Periodismo en Esquina de Jesuitas y posteriormente director de la Escuela de Comunicación Social en Montalbán.

Pero la obra, no será solamente un lugar de encuentro de docentes e intelectuales, sino un centro de producción radiofónica y audiovisual con sus respectivos departamentos y laboratorios, cuyos productos se distribuían y difundían a través de grupos y/o medios masivos.

De ahí que en el Centro laboraban también otros cinco laicos no-jesuitas, remunerados por convenidos laborales, que eran como el brazo de capacitación y aplicación práctica de los proyectos de la obra.

En este marco de recursos humanos el informe señala que “otros tres colaboran en el boletín Comunicación sin remuneración alguna” (4).

Si bien no señala sus nombres, sabemos que se refiere a Marcelino Bisbal, César Miguel Rondón y Sebastián de la Nuez, quienes estaban culminando sus estudios de periodismo en la UCAB.

Antecedentes dentro y fuera de Venezuela

En el campo de las publicaciones culturales venezolanas sobresalían la Revista Nacional de Cultura y la revista SIC, coetáneas pues nacieron en 1938, Fundadas por Mariano Picón Salas y el P. Manuel Aguirre s.j., respectivamente. La primera mantenía el foco de atención en la literatura y la segunda fue incorporando  a partir de los años 60, además de las críticas teatrales, las cinematográficas.

En el campo de las publicaciones jesuíticas hispanoamericanas se hicieron notar las influencias de las revistas españolas Film Ideal y Reseña, pero el auge de la televisión a partir de 1953 en Venezuela, marcó un giro en la atención de los escritores hacia el mundo audiovisual en sentido amplio.

Ante la profusión de los medios modernos de expresión, sobre todo electrónicos, un joven jesuita José María Iruretagoyena, miembro de la revista SIC, creó junto con un grupo de jóvenes periodistas, Fausto Masó, Javier Blanco y Luis Alberto Díaz –docente de cine de la UCAB–, la revista CINE-TEATRO, a principios de 1964. Lamentablemente la muerte de Iruretagoyena en un accidente de tránsito dejó huérfana la revista que apenas duró dos años. Tres años después nacía la revista Cine al día (1967-1983) por iniciativa de un grupo de intelectuales entusiastas de la cinematografía, vinculados a la UCV, que dominó la crítica fílmica en el campo cultural venezolano (5).

En el panorama latinoamericano, nacía en Quito, bajo los auspicios de CIESPAL, la revista Chasqui (1972) que influyó notablemente en la configuración de las Escuelas de Periodismo de la región. Al año siguiente apareció la revista Comunicación y cultura (1973) sobre comunicación de masas,  en Santiago de Chile, y sus fundadores fueron Hector SchmuclerArmand Mattelart y Hugo Assmann, hasta que el golpe militar de Augusto Pinochet, les obligó a trasladarse primero a Buenos Aires y después a México, donde perduró hasta 1985.

La bonanza económica y el clima democrático de Venezuela favorecieron el desarrollo de las agencias publicitarias y consultoras, y así fue como la empresa ASESORAC creó en 1972 la revista Órbita, que reunía estudios tanto de expertos y profesionales del campo de la comunicación organizacional como de tesistas de la UCV.

Los escritos de Antonio Pasquali, Ludovico Silva, Héctor Mujica, Eleazar Díaz Rangel, Eduardo Santoro, Marta Colomina, entre otros, marcaron el rumbo intelectual de las escuelas de sociología y periodismo. La categoría francfortiana de “Industrias culturales”, impregnó la mentalidad universitaria de la época. A su vez, a pesar de que la moda de Mac Luhan y su tesis de “el medio es el mensaje”, marcaron el mundo publicitario, la intelectualidad izquierdista lo consideró un adversario ideológico.

El campo de fuerzas estaba cruzado por las tensiones entre el gobierno, los empresarios de los medios masivos, los gremios profesionales y las universidades, que tenían escuelas de periodismo y/o comunicación.

Los primeros números del boletín y su orientación

Según el historial del informe, realizado después de treinta números, la visión de la publicación es la siguiente: “el boletín Comunicación (Estudios Venezolanos de Comunicación: Perspectiva crítica y alternativa) que, desde un principio, fue el vocero y expresión científica-ideológica del Centro, tratando de hacer aportes teórico-críticos acerca de la comunicación en general y explorar la viabilidad de nuevos modelos comunicacionales. Colaboran en él tres seglares. Está coordinado por José Ignacio Rey, S.J.” (op. cit. p.37).

El modo de producción inicial era muy artesanal y tras mecanografiar las páginas y diagramarlas se imprimían en una multilith del Instituto Técnico Jesús Obrero de Catia. En esta misma imprenta se elaboraba Cuadernos de Educación del Laboratorio Educativo, donde recientemente se había publicado el número 23 de la revista con el título “Teoría y praxis de la comunicación horizontal (Alternativas)” de Jesús María Aguirre (6).

En el editorial del primer número sin firma, se consigna el propósito de la publicación y sus destinatarios: “una Comunicación de comunicadores y para comunicadores”. El resto del número consta de cuatro artículos repartidos entre J.M.A. y M.B.E., alternativamente, exponiendo sus planteamientos sobre comunicación e ideología. Se completa con una guía bibliográfica que refleja las obsesiones apocalípticas del Equipo –en el sentido otorgado por Umberto Eco: Los manipulares de cerebros de Herbert Schiller, Pour une critique de l´economie politique du signe de Jean Baudrillard”, que aún no había sido traducido al castellano, y Desde el jardín de Jerzy Konsinski.

Los seis primeros números, hoy encuadernados en el primer tomo, abren el abanico de los tópicos, que serán recurrentes a lo largo de los años: 1. Comunicación e ideología; 2. Comunicación y cultura; 3. Comunicación y publicidad; 4. La cultura popular; 5. Prensa y ley de periodismo; 6. Cine nacional.

A partir de 1986 el Centro Jesús María Pellín se fusionó con la Fundación Centro Gumilla, y a partir de entonces la revista Comunicación trasladó su sede del Paraíso al Edificio Centro Valores, situado en el centro de la ciudad, donde ha seguido operando hasta el presente.

Para culminar, después de cincuenta años, en los que todas las cartas están echadas y boca arriba, queda en el aire la pregunta de hasta qué punto se han cumplido los sueños primordiales  de contribuir constructiva y creativamente en la liberación de las virtualidades expresivas y comunicacionales de Venezuela.


* Jesuita y Periodista. Miembro del Consejo de Redacción de la revista Comunicación.


Notas

1 Se refiere a la convergencia entre diversas corrientes ideológicas para defender la libertad de expresión durante la dictadura de Pérez Jiménez

2 Jesús María Aguirre es entonces el único jesuita, licenciado en periodismo en Venezuela, el resto provenía de otros estudios en el exterior.

3 Centro de Comunicación Jesús María Pellín (1981) Cuadernos de Comunicación de Base, n.8, enero, Caracas, p. 35.

4 Íbidem.

5 Ver los estilos de crítica cinematográfica: https://gumilla.org/estilos-de-critica-cinematografica-el-cine-para-leer-y-su-crisis/

6 Centro de Comunicación Jesús María Pellín (1981) Cuadernos de Comunicación de Base, n.8, enero, Caracas, p. 37.

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