Fotografía impresa en Venezuela es una investigación que propone un recorrido por una selección de materiales impresos –fechados a partir de la década de los 40 y hasta la actualidad– que han contribuido a la construcción de diversos imaginarios nacionales, relatos históricos y programas culturales, a partir del encuentro de la fotografía con el artefacto libro.
Con prólogo de Gonzalo Golpe, es un libro sobre materiales impresos con fotografías realizados en Venezuela, que considera la fotografía en su relación con otras disciplinas y lenguajes. Es un libro de libros. Es un contenedor a la vez que exhibición de otros libros, en los que la fotografía tiene un lugar privilegiado y desempeña diversos propósitos: constructora de imaginarios nacionales, arma de disidencia política y denuncia social, acompañamiento de apuestas literarias, medio de experimentación artística.
Es una investigación pionera en Venezuela que, desde los estudios visuales, se inscribe dentro de una corriente de estudio reciente en el campo de la fotografía que, en palabras de Berti “ha impulsado el desarrollo de metodologías teóricas para diseccionar la estructura narrativa, visual y textual de impresos con imágenes”, para incorporar contenidos que hasta ahora habían permanecido marginados dentro de la historia oficial de la fotografía. Esta visión alterna y emergente ha querido privilegiar el estudio de las interacciones entre texto e imagen, a aprender a leer la fotografía dentro de los libros, es decir, a despojar a la imagen fotográfica de una pretendida autonomía para insertarla en un nuevo orden de relaciones.
Este interés teórico forma parte del boom del fotolibro que se viene experimentando a escala global, desde hace ya más de una década, entre fotógrafos, académicos y coleccionistas, y que tienen en los libros de Martin Parr y Gerry Badger The Photobook A History Volume I, II, III (2004, 2006, 2014) sus piezas fundacionales. En el contexto regional, El fotolibro latinoamericano de Horacio Fernández (2011) logró visibilizar un número significativo de propuestas editoriales realizadas en diversos países de la región, a la vez que inauguró y abonó el camino de investigaciones ulteriores localizadas en países en específico como Una revisión al fotolibro chileno (2018).
En Venezuela, la publicación de Fernández desempolvó una vieja certeza: el país había desarrollado una industria editorial que, sin alcanzar la escala de los grandes centros como Buenos Aires, México y Bogotá, había logrado producir publicaciones de una calidad excepcional y había contado con diseñadores y creadores de incuestionable talento.
Así, Fotografía impresa en Venezuela es el resultado del interés de sus autores de poner en circulación un tema y unos materiales que hasta ahora no había sido compendiados ni estudiados de manera sistemática en el país. El trabajo que Berti y Báez iniciaron en 2013, a medida que fueron apareciendo publicaciones desconocidas, fue expandiendo el rango y alcance de la investigación e incorporando nuevas variables de interpretación.
Por ello, este libro –a diferencia de otros de su tipo– no es ni sobre fotolibros ni acerca de publicaciones sobre fotografía sino más bien sobre todos aquellos materiales que bajo el argumento de la “fotografía impresa”, su autora ha considerado pertinente relacionar y exhibir en sus páginas. En este sentido, un criterio determinante para este ensanchamiento del espectro fue que la mayor parte de la producción editorial en Venezuela ha sido financiada por el Estado, lo que ha condicionado sus contenidos, tipologías y funciones.
Ello explica que en nuestro contexto hayan proliferado los libros ilustrados con fotografías, es decir, aquellos que como indica Berti “presentan hechos de manera descriptiva y sintética, proporcionan datos, y los objetos y sujetos fotografiados son formateados bajo la premisa de una información directa y ejemplar”. De ellos se incluyen numerosos ejemplos al lado de importantes fotolibros o fotoensayos, así como de otros materiales impresos como catálogos de exposiciones, revistas culturales, fanzines, libros de artistas, e incluso desplegables, que coinciden en hacer de la fotografía un medio para el desarrollo de investigaciones y propuestas artísticas.
Son precisamente estas diferencias de propósitos en su origen, uso y recorridos, y no las categorías temáticas, las que articulan las dos grandes secciones en las que se divide la narración que propone este libro. En su capítulo “Imaginarios nacionales” aborda la construcción de los megarrelatos que moldearon a la nación venezolana, mientras que en “Autores, coautores, y disidentes” se aborda la construcción de historias de la subjetividad. Es así como esta investigación no solo brinda una perspectiva del objeto desde un análisis de sus atributos dentro del campo de lo visual sino que lo analiza desde su significación en el contexto cultural en el que se produce y en el que hace vida, para rastrear su forma de circulación, su recorrido como objeto, su importancia social y cultural.
Estas dos grandes secciones se componen a su vez de un texto central –acompañado de múltiples notas al pie– que transcurre por la presentación de los argumentos, temas, circunstancias históricas o formalidades, que hacen posible la concurrencia y/o referencia de ciertas publicaciones dentro del libro, y de una “Selección ilustrada”, que a manera de exhibición sucede a cada texto, y en las que se reproducen un amplio inventario de libros desplegados a dobles páginas junto a algunos datos de sus fichas bibliográficas. Para propiciar otro nivel de lectura, a distintas publicaciones se les ha agregado un inserto, en otro papel, con un análisis de la misma en español y en inglés.
A lo interno de estas secciones ilustradas es visible la deliberada construcción por parte de su autora de una narración visual que se estructura desde asociaciones temáticas que se suceden sin pausa y sin señalamientos o advertencias, cuya continuidad se refuerza con el recurso empleado por el diseñador de un fondo negro que es común a todas las publicaciones contenidas en estos apartados. Así van transcurriendo asociaciones temáticas de las más diversas naturalezas, que a los efectos de este texto podíamos tipificar como ciudades, regiones, orientación ideológica, interés antropológico, enaltecimiento de las tradiciones, tipos de materiales impresos: coffee table book, catálogo, fotonovela, fanzine, libro de artista. Los temas son muchos y en numerosas ocasiones se presentan en ambas secciones, lo que refuerza la idea de que lo que se privilegia en el análisis es el tratamiento que han tenido estos temas por parte de sus autores y editores. A estos capítulos les sigue una bibliografía ilustrada que contienen una relación de aproximadamente 180 impresos reseñados.
Conviene retomar que uno de los objetivos de esta publicación es estudiar la fotografía no como unidad significativa autónoma sino en su relación con otras imágenes y lenguajes; en su posibilidad de construir artefactos culturales a partir del cruce con otras disciplinas, es decir con la escritura y el diseño gráfico. Señalar cómo el terreno de lo impreso ha sido históricamente un lugar natural para la circulación de la imagen fotográfica –mucho más que las paredes de exhibición– y cómo esta interacción se da por la concurrencia de diversos actores, creadores y profesionales.
Se trata de un proyecto que apuesta por reubicar la forma de consumir las imágenes, que trata de reconocer las diferentes formas como puede funcionar la imagen fotográfica en el contexto de un material impreso: como ilustración de un tema, como narración visual, como diálogo o contrapunteo entre imagen y texto, desde el antagonismo, o desde la síntesis producto de la yuxtaposición de mensajes y significados.
Por estas razones se ha insisitido en que este no debe ser entendido como un libro sobre fotografía, pues junto al trabajo de los hacedores de imágenes se encuentran las creaciones de cuantiosos narradores, poetas y ensayistas, así como el de los más importantes diseñadores del país, quienes sin duda han sido los coautores de numerosas publicaciones que se han producido en el país.
Es así como en esta concurrencia de disciplinas, oficios y lenguajes, que este libro debe también entenderse como un reconocimiento al trabajo de todos aquellos que, ausentes o presentes en el mismo, han construido la historia visual y editorial de Venezuela.
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Fotografía impresa en Venezuela
Investigación y textos: Sagrario Berti
Concepción gráfica y diseño: Ricardo Báez
Coedición: Sagrario Berti, Ricardo Báez y La Cueva Casa Editorial
Contó con el apoyo de The Institute of Studies on Latin American Arts (ISLAA), New York
Caracas, 2018