En octubre de 1978, la doctora Ermila Troconis de Veracoechea ingresó como Individuo de Número de la Academia Nacional de la Historia, fue la primera historiadora profesional en recibir ese importante reconocimiento académico y, en ese momento, fue también la única mujer que ocupaba un sillón como numeraria en las siete academias nacionales. También fue doña Ermila de las primeras generaciones de historiadores profesionales venezolanos. Inició sus estudios universitarios en 1962, cuatro años después de que se creara la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela; se graduó en 1966 y de inmediato comenzó su carrera profesional.
Ermila nació en Suiza en la ciudad de Lausanne, en 1929; muy poco tiempo después sus padres regresaron a Venezuela y se establecieron en El Tocuyo, lugar donde transcurrió su infancia y adolescencia. En esa época todavía era bastante común la idea según la cual las mujeres debían ocuparse fundamentalmente de las funciones domésticas. No obstante, también a finales de los años veinte y en las décadas siguientes, esta opinión fue debatida y cuestionada por las propias mujeres quienes comenzaron a estudiar y a graduarse en las universidades, fundaron las primeras organizaciones femeninas y dieron inicio a las luchas por sus derechos civiles y políticos, logrando importantes resultados. Desde entonces y hasta el presente ha tenido lugar un largo y sostenido proceso de transformación en Venezuela caracterizado, entre muchos otros aspectos, por la creciente presencia de las mujeres en los más diversos ámbitos de nuestra sociedad.
La biografía de Ermila es clara expresión de este proceso: Ermila se casó cuando tenía 18 años y, como muchas otras mujeres de su tiempo, se dedicó por entero a su esposo y a su familia. Después de 15 años de matrimonio fue que concluyó el bachillerato e ingresó a la UCV. Cuando se graduó de historiadora tenía 37 años y era madre de 5 hijos.
A partir de ese momento, como ella misma lo refirió en más de una entrevista, supo compartir su tiempo entre la vida familiar y su vocación por la historia. Tuvo una amplia experiencia como docente y también como investigadora, carrera que inició al graduarse e ingresar en el Instituto de Estudios Hispanoamericanos cuyo director era Eduardo Arcila Farías, prestigioso historiador venezolano, referencia indiscutible en los estudios de historia económica colonial.
Sus primeras investigaciones fueron precisamente en el área de la historia colonial: escribió sobre el régimen de la esclavitud, los libros y la Inquisición, las obras pías en la Iglesia Colonial, los corregimientos de indios, la tenencia de la tierra, entre muchos otros temas. En 1975 concluyó sus estudios de doctorado en la UCV, con la tesis Historia de El Tocuyo colonial, un completo estudio sobre los pueblos que pertenecieron a la jurisdicción de El Tocuyo durante el período de la colonia, editado por la Facultad de Humanidades y Educación, en 1977. También publicó numerosos artículos en distintas revistas especializadas en el área de la historia. Fue precisamente esta muy completa actividad historiográfica la que influyó de manera decisiva en su elección como numeraria de la Academia Nacional de la Historia.
Su trayectoria profesional no se detuvo: fue directora de la Escuela de Historia y del Instituto de Estudios Hispanoamericanos, alcanzó el máximo escalafón universitario como profesora titular de la UCV, siguió publicando nuevos libros y artículos sobre historia colonial y regional, sobre la inmigración en Venezuela y también referidos a otros temas y problemas del siglo XIX venezolano. Dignos de destacar fueron sus estudios sobre historia de la mujer, pioneros en el desarrollo de esta importante y reciente temática historiográfica.
En el 2003, luego de 37 años de graduada y transcurridos 25 años de su ingreso a la Academia Nacional de la Historia, fue elegida Directora. En 115 años de vida institucional, nunca antes una mujer había presidido esta corporación. Le correspondió pues a doña Ermila fijar un hito en la vida de la Academia y también en la historia de Venezuela al convertirse en referente ineludible del inicio y consolidación de la presencia femenina en los espacios profesionales y académicos de más alto nivel de nuestro país.
Falleció el 14 de mayo en la isla de Tenerife, acompañada de sus familiares más cercanos.