Por ELENA CUÉ
“No Comment” es el nombre con el que el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC) inaugura la exposición del artista de origen chino Yan Pei Ming.
Yan Pei Ming (Shanghai-1960) creció durante La Gran Revolución Cultural Proletaria maoísta y trabajo como artista al servicio del régimen. Posteriormente formó parte del primer grupo de artistas en abandonar China en 1980. Con grandes expectativas llegó a Francia para estudiar Bellas Artes, diplomandose en esta materia en Dijon, Paris y Roma. Este cambio geográfico, cultural y artístico ha influido de manera decisiva en su trabajo.
La obra de Yan Pei Ming destaca por su paleta reducida a la rotundidad del rojo, blanco y negro y por una pincelada de trazo violento y preciso que nos dirige hacia su particular universo. Su obra gira principalmente en torno al retrato, un genero artístico que él interpreta enfatizando la carga psicológica que muestran sus icónicos personajes. Cuando entras en el estudio parisino de este artista franco-chino tienes simultáneamente la sensación, no solo de viajar a través de la historia de la pintura occidental, sino también, de reconocer algunos vestigios de la época en la que estuvo al servicio del régimen de Mao. En suma: Yan Pei Ming es quizá uno de los mejores ejemplos de lo que significa ser hoy artista en un mundo globalizado, donde el ser humano se enfrenta de una manera especialmente dramática a la experiencia de la soledad y de la muerte.
Creció en China en plena Revolución Cultural hasta que con 20 años se traslada a vivir a Francia. Estudió durante cinco años en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de Dijon. ¿Cómo fué el proceso de evolución pictórica desde la restricción de un arte propagandístico al servicio del régimen a la libertad absoluta?
En aquella época, en China, la influencia en la pintura era la del academicismo procedente de la Unión Soviética. Era una pintura propagandística al servicio del régimen de esa época. Los cinco años que pasé en la École Nationale Supérieure d’Art de Dijon fueron unos años de total libertad para mí. A partir de ese momento, logré fusionar lo que aprendí de la pintura propagandística con una visión muy personal del mundo de hoy en día. Mi libertad de expresión es muy pronunciada en mi trabajo actual.
¿Cómo vivió el choque cultural de Oriente a Occidente, de un régimen comunista a la Francia socialista de Mitterrand?
Efectivamente, pasé de un universo al otro. En Francia se destacaba la individualidad. Pero para mí, la política de François Mitterrand era, sin duda, socialista, pero liberal.
Fue becado por la Academia Francesa (Villa Médicis) en Roma en 1993. ¿Qué impresión le causó Italia, cómo fue esta experiencia?
Mi experiencia como huésped en la Villa Médicis en Roma fue única. Viví un año maravilloso. Estaba como en el paraíso, siguiendo los pasos de todos los grandes pintores que han pasado por esa ciudad. Esos maestros antiguos me ayudan a entender el arte del pasado y me abren el camino hacia el arte que hay que hacer hoy en día. Para mí fue una experiencia inolvidable.
¿Qué recuerdos tiene de su infancia?
Mi infancia fue dichosa y solitaria. Desde mi más tierna infancia, estaba en mi propio universo. Siempre soñé con ser pintor porque puedo expresarme sin palabras. Es una fuerza.
Ha pintado numerosas veces a su padre, también muerto. Hábleme por favor de él.
Siempre he hecho retratos de mi padre, tanto en China como en Francia. Le he retratado en varios periodos de su vida, a distintas edades. Mi forma de verle ha evolucionado a lo largo de los años. Además, en los títulos de estos retratos hay a menudo cualidades y defectos que le he podido encontrar. Es verdad que la forma en que un niño ve a su padre no es la misma que la forma en que un adulto ve a un progenitor de más edad. Creo que mis retratos de él ponen eso de manifiesto.
Ha retratado en numerosas ocasiones a Mao Tse-Tung. ¿Qué significa y quién es Mao para usted?
Mao está presente en mi trabajo desde que era niño. Era la imagen más reproducida y más extendida en China. Eso me marcó. También recuerdo que mi primera lección en la escuela tenía este título: ¡Viva el presidente Mao! Es un personaje mítico.
En 2009 con su exposición “Los funerales de Mona Lisa” se convirtió en el primer artista chino en exponer en el Museo del Louvre. Un monumental retrato de la Gioconda era acompañado por cuatro lienzos: dos autorretratos representados por calaveras a partir del escaner de su craneo, un retrato de su padre muerto y un autorretrato en el que finge estar muriendo rematan esta exhibicion. ¿Por qué llora la Mona Lisa? ¿Puede explicar esta particular perspectiva?
Es una obra que hice en 2009 para el Museo del Louvre a raíz de la invitación de Henri Loyrette, el presidente-director del museo por aquel entonces. Ese políptico se llama Les Funérailles de Monna Lisa [El funeral de Mona Lisa]. Reinterpreté el retrato de Leonardo da Vinci: Mona Lisa llorando delante de su propio funeral y delante de los espectadores. Mi gesto es parecido al de Marcel Duchamp cuando le añadió unos bigotes.
Su inquietud existencial empieza a muy temprana edad. La continua presencia de la muerte en su pensamiento es incesantemente representada en su obra. ¿La idea de la muerte le hace reafirmar la vida?
En mi obra aparecen muchos estados emocionales: mis angustias, mis dolores, mis incertidumbres. La presencia de la muerte en ella también es importante. Y también, por supuesto, la energía y la vida. No necesito hacer algo decorativo o meloso. La pintura no es una caricia.
¿Qué le angustia más sobre la muerte?
Cuando pienso en la muerte, me rebelo. A partir de ahí, trabajo aún más para llenar la vida. No tengo miedo de morir. Tengo miedo de no vivir más.
Pinturas icónicas de la historia del arte, celebridades, sus autorretratos o la representación de su padre. ¿Cree que es una forma de transcender?
Me intereso por todo, tanto por la historia del arte como por los personajes históricos y los anónimos. La construcción de la Historia y los temas sociopolíticos me interesan mucho. Componen nuestro mundo y también mi pintura.
La mayor parte de su obra es retratista, principalmente personalidades, políticos o celebridades en gesto rígido y solemne unas veces, amable y complaciente en otras. ¿En qué medida el retrato tiene relación con el paso del tiempo como en Rembrandt? ¿Le ha influido el pintor holandés?
Tiene razón. Rembrandt es un maestro del retrato y, sobre todo, del autorretrato. Es un artista importante para mí. No es el único. También hay pintores franceses, italianos y españoles como Goya, El Greco, Velázquez y Picasso.
La fuerza expresiva y violenta de su gesto pictórico, unida a las considerables dimensiones de los lienzos y el dramatismo de la reducción de la paleta de colores al blanco y negro o blanco y rojo, enfatiza la carga psicológica que transmiten los retratados. ¿Qué es lo que más le interesa extraer del personaje?
Para mí, la persona es la esencia de la humanidad. El retrato permite mostrar a la persona y mostrar su época.
Ha declarado en una ocasión “Lo que me interesa de una persona son sus actitudes, sus miedos y sus vidas, que a menudo son trágicas”. ¿El objetivo es sentirse menos solo frente a sus miedos y a su existencia?
Quisiera que el mundo comparta mis angustias, mis temores.
En su serie sobre asesinos, gente que arrebata arbitrariamente la vida. ¿Qué le lleva a interesarse por ellos?
Los animales siempre han luchado por existir. Creo que pasa lo mismo con el hombre. Los conflictos, las guerras y las injusticias son propios del hombre.
¿Cómo artista, dónde encuentra la belleza?
Para mí, la belleza se encuentra en la pintura.
¿Dónde cree que reside la fuerza del arte?
Yo hablaría de fuerza de la pintura.
Ha tenido interés por Goya como se pone en evidencia en su reinterpretación de Los fusilamientos del tres de Mayo o por Picasso al que ha retratado. ¿Ha estado en el Museo del Prado? ¿Qué piensa de nuestros maestros españoles?
He visitado varias veces el Museo del Prado. Me ha impresionado cada vez. Cuando estaba en la escuela de arte en Dijon, me marcó mucho uno de mis profesores: Jaume Xifrá. Era catalán y me habló mucho de los pintores españoles.
Filosofia y pintura. ¿Un mismo discurso en el tiempo?
Para mí, el tiempo da la verdad a cada cosa.
¿Cree que hay una línea divisoria o al menos alguna diferencia entre los artistas chinos que después de la Revolución Cultural salieron de China y los que se quedaron?
Hay diferencias entre los artistas que se marcharon y los que se quedaron. Sin duda. El entorno y el modo de vida son diferentes y, por tanto, el trabajo también. Por lo que a mí respecta, yo diría que hoy en día soy un artista nómada, sin frontera. Soy un artista a secas.
Su obra habla de guerra y paz, dinero y globalización, capitalismo y comunismo con la muerte de fondo. ¿Es esta su visión del mundo?
Mi visión del mundo es relativamente pesimista. No creo en la paz. Desde que el hombre existe, la guerra existe y perdura. Me da la impresión de que el hombre luchará hasta la destrucción del mundo.
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Esta entrevista fue publicada en el diario ABC el 29 de marzo de 2015. Elena Cué, además de colaborar con el mencionado diario, es creadora del blog http://www.alejandradeargos.com.
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