Papel Literario

Entrevista a Froilán Ramos Rodríguez

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Por NELSON RIVERA

Quiero pedirle que nos explique a qué se llama guerra no convencional en el marco de la Guerra Fría, cuestión que está en el núcleo conceptual de su libro.

“Guerra No Convencional” es el concepto proveniente del mundo anglosajón, para referirse a los conflictos posteriores a la Segunda Guerra Mundial, con fuerzas y escenarios no regulares, no tradicionales. En América Latina, en parte por las traducciones y la naturaleza misma del contextos e idioma, se han utilizado casi como sinónimos los términos como guerra de guerrillas, guerra irregular, guerra especial, entre tantos otros.

Su estudio compara las fuerzas militares de dos países, Venezuela y Chile. Más allá del tema específico de su investigación, en términos históricos, sociales y culturales, ¿son instituciones militares semejantes o, por el contrario, muy distintas?

Es una pregunta compleja. Por lo general, a priori, se tiende a considerar que las instituciones militares son iguales, rígidas, jerárquicas, verticales, sin embargo, si bien los ejércitos tienen estructuras y objetivos similares en casi todo el mundo, por su misma esencia y razón de ser, la defensa del territorio, su desarrollo en cuanto al pensamiento militar, su formación y cultura son distintos, porque están presentes las tradiciones, el bagaje cultural, las lecturas y modelos militares europeos y estadounidenses, según sea la época, y esto influye en su desarrollo.

Por ejemplo, la Academia de Guerra del Ejército de Chile fue fundada por la misión militar alemana en 1886, y constituye una de las instituciones de formación superior, con cursos de Estado Mayor de tres años, más antiguas del continente. En cambio, la institución equivalente en Venezuela, la Escuela Superior de las Fuerzas Armadas, apenas se fundó en 1954. En concreto, e intelectualmente, se trata de casi 70 años de diferencia. Otro ejemplo son las revistas militares y su continuidad en el tiempo, que representan otra diferencia, el Memorial del Ejército de Chile se edita de forma regular desde hace más de un siglo.

¿Cómo se materializaba la influencia militar de Estados Unidos en los respectivos países?

Se debe entender que los ejércitos latinoamericanos son producto de la adopción de distintos modelos e influencias militares europeas desde el siglo XIX, como lo fue la preponderancia del modelo militar francés en esa centuria y luego el modelo prusiano/alemán. Asimismo, se debe comprender que toda influencia militar constituye un proceso complejo multidireccional, en la que la institución receptora acepta y adapta a su contexto la influencia que recibe, y, a su vez, la institución emisora adapta su modelo al receptor. Por tanto, la influencia militar en los ejércitos

latinoamericanos es de larga data y ha estado presente en casi todos los cuerpos castrenses.

En particular, con la entrada de los Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial en 1941, comenzó un esfuerzo relevante por cooperar en la defensa militar del continente ante los ataques de los submarinos alemanes en el Mar Caribe y el Atlántico. A partir de allí se establecieron misiones militares estadounidenses en varios países latinoamericanos, que continuaron desarrollando una importante labor de modernización en los años cincuenta, a través de la instrucción de oficiales y soldados latinoamericanos, la transferencia de material bélico, y con instructores estadounidenses para apoyar a las instituciones.

¿Cuál era, para las naciones latinoamericanas, el interés en la alianza militar con Estados Unidos?

En el contexto de la Guerra Fría, las alianzas militares de los países latinoamericanos con Estados Unidos fueron de suma relevancia. Por una parte, las alianzas garantizaban el apoyo estadounidense en la modernización de sus respectivos ejércitos, sin necesidad de inversión económica propia, y, a la vez, en consonancia con la política exterior de adhesión al TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) de 1949, ante una agresión exterior. Por otra parte, para los Estados Unidos las alianzas militares regionales constituían una prioridad para su seguridad, y se establecieron en distintos continentes y con diferentes países. Por otra parte, las alianzas militares entre los Estados Unidos y las naciones latinoamericanas fueron establecidas por la autoridad política formal —Poder Ejecutivo, Cancillería, Parlamento—, antes dematerializarse en las instituciones latinoamericanas. No obstante, estos acuerdos militares han sido objeto de controversia desde el discurso político de izquierda, acusándolos de auspiciar anticomunismo y golpes de Estado. En este sentido, una revisión crítica de la historia de América Latina indica que los ejércitos latinoamericanos participaron en golpes de Estado a lo largo del siglo XIX, mucho antes de las alianzas militares con Estados Unidos, o ya eran anticomunistas mucho antes de la influencia estadounidense. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, basta con analizar el periodo del gomecismo, entre 1908 y 1935, para conocer la fundación del Ejército Nacional, que participó el golpe de Estado de 1908 y que tenía un claro carácter anticomunista.

¿Tuvieron Chile y Venezuela, durante la década de su estudio, un pensamiento militar común o de características compartidas?

Conviene destacar que, durante los sesenta, Chile y Venezuela representaban dos de las pocas democracias existentes en América Latina; la primera con una larga tradición mientras que, la segunda, una de las más jóvenes. El pensamiento militar de la época, post Segunda Guerra Mundial, discutió los tres principales conceptos de guerra: Guerra Convencional, estilo Segunda Guerra Mundial con ejércitos formales; Guerra Atómica o Nuclear, esencialmente entre las dos superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética; y la Guerra No Convencional, que recobró especial importancia a partir del surgimiento de guerrillas en Asia, África y en América Latina luego de la Revolución cubana de 1959. Particularmente, la guerra no convencional se convirtió en uno de los principales temas de estudio del pensamiento militar chileno y venezolano de los sesenta, ante la violencia de las guerrillas comunistas en América Latina. En Venezuela, la violencia armada de izquierda fue un fuerte obstáculo para la joven democracia, y el Ejército venezolano de la época se abocó al estudio de este tipo de conflicto. Asimismo, tanto militares chilenos como venezolanos se nutrieron de los cursos e instrucción estadounidense, aparte de otras fuentes de Europa y América Latina, para prepararse formativa y orgánicamente. El Ejército chileno adoptó el término Guerra Especial, y el Ejército venezolano el de Guerra Irregular, ambos inspirados de la instrucción estadounidense.

¿Qué es la Escuela de las Américas? ¿Por qué genera controversias?

La US Army School of Americas o Escuela de las Américas en español, fue uno de los institutos militares de los Estados Unidos, especialmente dirigido a la instrucción de los militares latinoamericanos, con cursos en su propio idioma, y en muchos casos impartidos por instructores de ejércitos latinoamericanos. Este centro ha sido objeto de controversia debido a la narrativa de izquierda, que los ha señalado por acusaciones de violaciones de los derechos humanos por parte de algunos egresados. Esto ha sido repetido por distintos medios, políticos, periodísticos y académicos. No obstante, la investigación trata de entender y explicar qué acontecía realmente en este centro militar. La tarea no fue sencilla, pero amerita comprender mejor la complejidad del proceso. En la Escuela de las Américas, fundada en 1946, se impartieron diferentes cursos, dirigidos a distintos grados de oficiales y suboficiales, tanto cursos de armas, de servicios, técnicos, que podían durar un par de semanas o un mes, como de Estado Mayor, el más extenso de duración, de casi un año. A la vez, los militares seleccionados para realizar estos cursos eran previamente asignados por los ejércitos de origen y, en algunos casos, debían poseer determinados años de servicio. Por ejemplo, para efectuar el curso de Estado Mayor, el de mayor duración, los oficiales debían tener, por lo menos, entre 15 a 18 años de servicio, oficiales de rango de mayor o teniente-coronel.

Por tanto, resulta complejo que una persona cercana o mayor a los 40 años, con casi dos décadas de servicio en su institución, cambie drásticamente. Esto deja un vacío a las visiones lineales, mecánicas o deterministas, pues resultan insuficientes para explicar estos procesos. Asimismo, se debe considerar que, en la época de los sesenta, miles de latinoamericanos recibieron instrucción paramilitar de guerrillas en Cuba. De acuerdo con la investigadora Tanya Harmer, los cubanos entrenaron entre 150 a 200 mil guerrilleros latinoamericanos entre 1961 y 1964. Esto devela la necesidad de investigación académica rigurosa para comprender mejor esta década.

Durante los 60 se produjo en Venezuela la aparición de guerrillas alentadas por el castrismo. ¿Estados Unidos colaboró con la lucha del Éjército para mantener la Democracia? ¿La guerra de Vietnam tuvo influencia en la estrategia militar de las fuerzas armadas venezolanas?

Los Estados Unidos apoyaron el mantenimiento de la Democracia en Venezuela, a través del respaldo al gobierno legalmente constituido, y por medio de la instrucción al Ejército venezolano, con cursos tácticos en guerra irregular. Los testimonios de los militares venezolanos y las memorias del Ministerio de Defensa demuestran el reconocimiento y gratitud hacia los estadounidenses en la adaptación a este tipo de conflictos.

La Guerra de Vietnam se estaba desarrollando de forma paralela a la violencia de las guerrillas en el país, y tuvo una influencia en la época y la región. En Venezuela, la estrategia militar de las Fuerzas Armadas fue aislar y reducir a las guerrillas, así la Armada logró cortar el suministro de armas y apoyo desde Cuba destinado a los guerrilleros, y el Ejército estableció Teatros de Operaciones para coordinar eficazmente el esfuerzo contra los focos de guerrillas.

¿Se produjo, en aquella década, alguna colaboración militar entre Chile y Venezuela?

Dentro del Ejército venezolano de los sesenta se recordaba con aprecio la contribución de la misión militar chilena en la profesionalización del éjército a comienzos del siglo XX. Los militares chilenos introdujeron el modelo prusiano en la instrucción militar en Venezuela. Los contactos se habían mantenido de manera intermitente a través del ofrecimiento de becas de estudio por parte del Ejército chileno y actividades de intercambio protocolar.

¿Cómo refieren las revistas militares venezolanas de aquellos años la cuestión de la insurgencia armada?

Las revistas militares venezolanas de los sesenta discutieron directa y constantemente el problema de la violencia de las guerrillas, desde distintos ángulos, como la necesidad de prepararse en instrucción en este tipo de conflicto, visiones tácticas, acciones cívico-militares para proteger a los campesinos de las amenazas de las guerrillas, y también, resulta especialmente interesante, la mirada sobre los oficiales y compañeros de armas muertos en emboscadas por los guerrilleros.

Menciona usted a varios militares que escribieron libros sobre la insurgencia armada en Venezuela. ¿Podría comentarlos?

El principal libro sobre el tema fue el del general Carlos Soto Tamayo, Inteligencia militar y subversión armada, editado por el Ministerio de Defensa en 1968. El libro de Soto Tamayo constituye una obra de suma importancia debido a su doble aportación, tanto el estudio especializado en torno a la guerra no convencional como por la experiencia recogida a partir del conflicto de las guerrillas en el país. Soto Tamayo logró plasmar la noción que se tenía sobre este tipo de contienda, la adaptación desarrollada por el Ejército venezolano, como los batallones de Cazadores, y, además, por su posición como director de despacho del Ministerio de Defensa tuvo acceso a información privilegiada de los acontecimientos. Por tanto, el libro contribuye a comprender mejor este proceso histórico, y también proporciona la visión de respaldo a la democracia que tuvo este oficial y la institución en aquellos años. Por otra parte, otros de los textos producidos por militares venezolanos sobre la lucha contra las guerrillas son menos conocidos, debido a que no se editaron como libros, y quedaron como trabajos escritos en los institutos militares.

¿Ha cambiado el pensamiento militar, en los dos países, después de cinco décadas? ¿Hay criterios que mantienen alguna vigencia?

Sí, los conceptos de la guerra cambian constantemente de acuerdo con los potenciales escenarios y amenazas. Por ejemplo, en el caso de Venezuela, luego de derrotadas las guerrillas, hubo preocupación por las repercusiones fronterizas del conflicto interno colombiano, especialmente en la década de los noventa. De la influencia militar estadounidense, existe una plena vigencia en el Éjército chileno actual, en particular en lo operativo y táctico, en los comandos y fuerzas especiales. En Venezuela, la contribución militar estadounidense fue muy importante en la instrucción en guerra irregular, profesionalización y modernización de los institutos militares, entre otros.

¿Cómo se investiga sobre el mundo militar desde fuera de la institución militar? ¿Hay fuentes, archivos disponibles?

Las Fuerzas Armadas pertenecen a la nación y a los ciudadanos, por ello, es fundamental el estudio riguroso de académicos civiles sobre la guerra y las instituciones castrenses. Los historiadores, como el alemán Hans Delbrück, el británico John Keegan, y el venezolano Domingo Irwin, entre otros, fueron pioneros en el análisis metódico de los temas militares. La investigación del mundo militar exige especialización en las lecturas y conceptos propios del ámbito, así como una búsqueda sistemática de las fuentes documentales. En Chile, los archivos militares están abiertos a la investigación y fueron de una valía inestimable, siempre dispensaron un trato amable y colaborador. En Venezuela fue muy difícil poder acceder a archivos debido a la ausencia de una ley de transparencia que permita preservar el acervo histórico, y hubo distintos obstáculos. En especial, la investigación agradece infinitamente a muchas bibliotecas, archivos, instituciones, civiles y militares, de Chile y Estados Unidos, que posibilitaron el poder consultar revistas y memorias venezolanas. En Venezuela, la Biblioteca de la Academia Nacional de Historia, la Biblioteca Nacional y la Biblioteca de la Universidad Simón Bolívar fueron relevantes en sus aportes documentales. También los testimonios de militares en retiro, chilenos y venezolanos, fue muy valioso para poder aproximarse a la época.