Apóyanos

En memoria de Mikel

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Por JOSÉ MARÍA DE VIANA

Cuando Mikel cumplió 60 años, celebramos los dos en secreto que éramos sobrevivientes; mi padre y sus hermanos habían muerto antes de cumplir esa edad.

Cada año nuevo era una victoria sobre la muerte. Mikel fue un enamorado de la vida, cada día luchaba por su salud para ver realizar su mayor sueño: regresar a casa.

Quiero hacer memoria de tres rasgos de la vida de Mikel.

Mikel el Jesuita

Somos de La Salle. La escuela de San Juan y el colegio de Tienda Honda nos formó en nuestra fe y en el apostolado seglar.

Mikel encontró su vocación en la UCAB, en estas aulas, pasillos y jardines como sacerdote, pero también como profesor e investigador.

Cuando Mikel ingresó en la Compañía de Jesús, su maestro de novicios fue Ignacio Huarte S.J., fundamental en la vocación ignaciana de Mikel.

Preguntó Huarte: confiésame tres cosas que no te agradan,Mikel.

1.-Vivir con personas mayores.

2.-Atender a enfermos.

3.-Consolar la agonía de los moribundos y la muerte.

Durante sus años de jesuita sus destinos incluyeron siempre la vida en comunidades de jesuitas mayores, la atención de enfermos en las casas de la compañía y el auxilio a moribundos de enfermedades terminales o por edad avanzada.

Mikel fue un hombre religioso que encontró la felicidad en el ministerio de esas acciones que lo desagradaban antes de ser jesuita.

Mikel el hermano y el tío

Fue un privilegio tener a Mikel como hermano. Mikel y yo nos queremos muchísimo. Ambos éramos muy presumidos de lo que hacía el otro.

Luego de la temprana muerte de papá, Mikel fue nuestro jefe de familia, responsable de cuidarnos y orientarnos.

Pero encontró la mayor felicidad en ver nacer y crecer a sus sobrinos, a los cuales adoptó con especial devoción: en su cuarto guardaba fotos

de todos ellos y disfrutaba las pocas ocasiones que la distancia le permitió compartir en familia.

Presumía de mis dos nietos, nacidos en Sao Paolo, como propios, y reía diciendo “falam portugués perfeitamente”.

Mikel se sentía responsable del proyecto de Santos y Milagros, que sus hijos y nietos agradecieran, con creces, a este generoso país por las tantas bendiciones recibidas.

Mikel el exilado

Mikel fue un exilado. Tuvo que irse de Venezuela, que es el país que quiso, por razones políticas.

Y eso es una herida que entristece a toda nuestra familia, el dolor de sufrir la separación de un ser tan querido que no puede regresar a su casa.

Mikel decía que en Venezuela la familia adoptiva producía lazos más profundos y duraderos que la familia consanguínea. La mayor parte de los amores de Mikel lo esperaban en Venezuela.

Las enfermedades que ambos sufrimos nos hicieron saber que la muerte nos podía visitar en cualquier momento.

Al final la tristeza del exilio pudo más que sus ganas de regresar a casa.

Mikel murió solo en una cama de hospital.

Temía la soledad: en compañía podía visitar los infiernos para retar a los demonios, pero solo no se atrevía a enfrentar el dolor, las tristezas y mucho menos la muerte.

No pudimos honrar la promesa que nos hicimos de acompañarnos a la hora de la muerte.

Una oración por que la tragedia del destierro venezolano termine pronto.

Noticias Relacionadas

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional