Por ANDREA RONDÓN
“Y una vez que la tormenta termine, no recordarás como lo lograste, como sobreviviste. Ni siquiera estarás seguro si la tormenta ha terminado realmente. Aunque una cosa si es segura, cuando salgas de esa tormenta, no serás la misma persona que entró en ella. De eso se trata la tormenta”
Kafka en la orilla, Haruki Murakami
Resulta que el duelo de mi divorcio cerró, como no podía ser de otro modo para mí, con la publicación parcial de mi tesis doctoral.
Hace cinco años y medio me sorprendió la frase “quiero el divorcio”, o algo parecido. Él no fue capaz de usar la palabra divorcio esos primeros días. Se lo pregunté directamente y él asintió, era eso lo que quería. Tardaría años para entender que esa era crónica de una muerte anunciada. Estaban todas las señales, de ambas partes por cierto.
Siempre asocié y asociaré mi tesis doctoral con el matrimonio y el divorcio. Pensé que luego de tanto años dedicados a este proyecto impedirían que la soltara realmente. Mi tesis doctoral, “Propiedad privada y Estado de Derecho: garantías fundamentales de la actividad económica del empresario”, defendida en julio de 2014, representó un verdadero desafío.
No dedicarse de forma exclusiva al doctorado; ejercer en una firma de abogados entre 2007 y 2014; dar clases en una Universidad; y todo eso en Venezuela, no crean las mejores condiciones para un proyecto de este tipo. Pero tercamente insistí en hacerlo y desde el día uno hasta la defensa de la tesis (en pleno divorcio) tuve todo su apoyo.
Más que una pareja, era un compañero de ideas. La mayoría de los libros que usé para la tesis eran suyos. En los 14 años de relación compramos y coleccionamos libros juntos, pero en honor a la verdad, eran más libros de él que míos y la biblioteca no era nuestra biblioteca sino su biblioteca. Esa biblioteca tenía de todo, Derecho, Literatura, Filosofía (incluido liberalismo), Política, Economía, Historia. Por ser lector de la sección de Nelson Rivera, tenía libros muy oscuros porque por aquellos años la columna de Rivera para El Nacional eran reseñas de libros dedicados a las atrocidades del siglo XX, que equivocadamente muchos identifican con el siglo de los derechos humanos y en realidad es el siglo de los totalitarismos, tan solo que muchos de ellos eran de origen “democrático”. Confieso que esa, biblioteca aunque rica en libros, era oscura y no me gustaba completamente.
La tesis fue resultado de días y noches de intercambio de ideas con él. De leer y releer sus libros. De usar su biblioteca, incluso más que él. Fue un proyecto de 7 años que supuso un enorme sacrificio personal. Parece increíble que después de esto no la quiera ver publicada, al menos no como la defendí ese 9 de julio de 2014. La esencia de la tesis la sigo sosteniendo, pero mucho ha cambiado desde entonces, principalmente yo.
Luego del divorcio me dediqué a llenar cada espacio posible para no pensar ni sufrir el dolor de la pérdida. Al principio fue todo muy desordenado, era solo llenar espacios. Llené esos espacios de la única forma que conocía, dando clases; escribiendo artículos e investigaciones; comprometiéndome más con Cedice Libertad.
Con el divorcio también perdí esa rica y enorme biblioteca (Bastiat, Mises, Hayek, Rand y sus libros oscuros como les digo yo). Los espacios también los llené buscando en las librerías de Caracas los tesoros perdidos. Considerando la situación del país, no fue una labor fácil ni económica. Pero lo logré en gran medida. De hecho, hoy puedo decir que es mi biblioteca porque son los libros que yo escogí; que yo busqué (Bastiat, Mises, Hayek, Rand, más Literatura y ahora poesía). Incluso este viaje resultó toda una sorpresa. En estos cinco años y medio conocí librerías, libreros y a muchos de los autores de esos libros que ahora tengo y están dedicados.
Uno de esos autores es Ricardo M. Rojas, con quien actualmente estoy escribiendo un libro dedicado a la sistemática destrucción de la propiedad privada como crimen de lesa humanidad en Venezuela.
Este libro además de ser especial por el inmenso apoyo del co-autor, amigo y maestro, lo es porque refleja mucho más mi voz como investigadora hoy en día. Muchos me preguntan cuándo publico mi tesis doctoral y mi respuesta es que la he desmembrado y publicado en partes. Lo vengo haciendo desde hace algunos meses y solo hace poco caí en cuenta.
Partes de esa tesis están en este libro que estoy escribiendo. Esa tesis dista mucho de lo que soy hoy. En esa tesis hasta cité (a favor) a Amartya Sen. Hoy en día no lo citaría igual (o no lo haría). También a Martha Nussbaum. Tampoco la citaría como lo hice.
No diré que desconozco todo ese trabajo. Representó una época de mi vida; quemé etapas metodológicas que de no haberlo hecho no me permitirían pensar como lo hago hoy. Pero definitivamente actualizar la tesis para publicar no está dentro de mis proyectos.
Desmembré la tesis y hoy le encuentro a esto un enorme significado. Cerré un doloroso ciclo con ella. Si antes escribí por un compromiso académico sobre la propiedad privada como una institución del Estado de Derecho con su biblioteca, hoy escribo sobre la sistemática destrucción de la propiedad privada como crimen de lesa humanidad con mi biblioteca y por un compromiso que excede lo académico.
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