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El relámpago mudo, primer libro de Raúl de Armas

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Por FERNANDO RODRÍGUEZ

Lo que tiene en sus manos es el primer libro de Raúl de Armas. Un primer libro es una apuesta riesgosa, una expectativa novísima y antiquísima, una puerta que da a una autopista milenaria, una interrogación severa a futuro. A veces es prematuro y hay que olvidarlo y hasta ocultarlo de por vida. O no tiene segundo porque enseña a quien lo engendra que el oficio es muy complicado. Y también puede ser una sólida base de un perdurable edificio, del cual será airosa entrada.

En el mundo de las artes al que le toca hacer de crítico siempre trabaja con apuestas pascalianamente hablando, no como los felices matemáticos que pueden alcanzar certezas. Por supuesto que las neuronas hacen lo suyo, pero también el olfato que es un sentido algo postergado. En cierto modo corre los mismos riesgos del autor y alguno adicional. Y sus recompensas, cuando las hay, son siempre muy menores, por altas que sean. Y sus fallas garrafales, no querer publicar o despotricar del Ulises, por ejemplo, son castigadas con severidad máxima. Bueno, conscientes de esto, yo apuesto las fichas que tengo a mano, todas, a que este que usted hojea es un gran primer libro de un joven escritor que mucho puede dar a la literatura nacional, lo cual me contenta porque, como es sabido, vivimos en el subsuelo de la historia y todo lo que brilla es esperanza. Y, además, porque soy de los que poco gusta de nuestra tradición narrativa, con excepciones claro.

Desde la primera hasta la última línea de este libro cabalga una prosa de una rara intensidad, o espesor me suena más. Me explico: es una escritura hecha para contar, con una fuerte carga realista, detallista a veces, que no pierde nunca sus obligaciones con sus anécdotas y su entorno y, sin embargo, la ensambla con un nivel metafórico, adjetival, igualmente incesante, lujurioso y osado, sobre todo extremadamente suyo que la hace siempre sorpresiva y estupenda. Este equilibrio entre respeto riguroso al sentido y el vuelo poético, terrenal y aéreo de manera muy maciza en ambos casos nos convence, más allá de cualquier otra cualidad, que estamos ante un escritor de inequívoco fuste, de diestra y personalísima factura. Y lo del libro inaugural y destinado a fundar este solo rasgo lo confirma.

Pero hay algo no menos importante. Importantísimo. El autor cuenta y cuenta como se debe, si no repare en el séptimo de los cuentos el contraste y el equilibrio magníficos entre el suspenso y la tragedia de la anécdota y la serena perennidad y la belleza de la naturaleza que le sirve de escenografía, solo verbigracia.

Pero a la vez va pensando con una enorme libertad y a veces en los márgenes mismos de la historia. Y piensa sobre los temas que sugiere el relato, así sean metafísicos, morales, sociales… sin caer en el tratadismo ni la erudición, en las notas a pie de página, sino como parte del cuento del contador que nunca se aparta de la vida vivida, la suya y la de la especie que entra y sale de la historia. Esto lo hace buscar otra trascendencia para su literatura que ser simplemente literatura, la hace también breviario de vida, hoja de ruta, conversación junto a la fogata del vivir hecho cuento.

Es un libro, por último, que muestra una enorme curiosidad por ir descubriendo el país. Hasta un país que está de ida, de peleas de gallos o remotos confines en trance de apagarse. Pero no aparece el presente exclamativo e inmediato, la Venezuela martirizada y desbaratada de hoy, la Venezuela de Chávez, que por lo demás es la única que ha conocido a sus veintitantos y que parecería ineludible a un narrador de temperamento realista y de vocación indagatoria. No sé el porqué, ni lo he preguntado. Me fascina ese país a secas, vivo e intemporal, soberbio de su realidad. En parte debe ser porque oigo demasiadas noticias y escribo sobre política. Y porque pienso que ya aparecerá.

*Raúl de Armas es administrador (Universidad Metropolitana), narrador, ensayista y estudiante de la Maestría en Literatura Latinoamericana de la Universidad Simón Bolívar. Fue finalista de la XVI edición del premio de cuentos Julio Garmendia para autores jóvenes, cuyo jurado estuvo intregrado por Keila Vall de la Ville, Eduardo Sánchez Rugeles y Ricardo Ramírez Requena.

*El relámpago mudo. Raúl de Armas. Luis Felipe Capriles Editor. Caracas, 2022.