Papel Literario

El jardín en la biblioteca

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Por LUIS UGALDE, S.J.

Cuando era rector de la UCAB decía que era mejor estudiar en un jardín que en un basurero. La diferencia no está en el presupuesto sino en la voluntad y la alegría: hacer de la universidad un agradable espacio de convivencia y de disfrute es también un aprendizaje para la convivencia en el país en diálogo con una naturaleza  que es un hermoso regalo, que requiere cuidado y cultivo.

En la UCAB  hace 70 años no había árboles,  pues era lugar de siembra de caña. Hoy es bosque y jardín. Yo llevo ya 12 años fuera de la universidad y las pocas veces que voy llego con media hora de anticipación para dar una vuelta por los jardines y saludar a árboles concretos que yo vi nacer. Hicimos una Biblioteca y Centro Cultural abiertos al jardín. Al nuevo rector, Padre Virtuoso, le tocó terminar de ejecutar y de pagar. Ahora veo que no sólo es parte del jardín y que la verde montaña está al alcance de los ojos del estudioso que levanta la vista del libro para descansar, sino que el jardín ha entrado dentro de la biblioteca con unas palmeras abrazadas por cantos rodados. Jardines de la biblioteca al cuidado de mi amigo Jesús Hernández que con mucho trabajo y desde cero levantó su casa en La Vega en lo alto de La Estrella en medio de un parque nacional.

Cuando era rector caminaba para hacer ejercicio a las 6 de la mañana por toda la universidad cuando todo estaba vacío. Así podía hablar con la naturaleza y escuchar a los árboles y grama que pedían riego o poda, espacio  o  reemplazo. Esa caminata me permitía después hablar con los jardineros. Hicimos tan buena sinergia que un día me sorprendieron con un acto en el que los dos más veteranos me “graduaron” de jardinero y me entregaron el diploma correspondiente, como se puede apreciar en esta foto.

Es una alegría ver que la UCAB sigue siendo también escuela de disfrute y cuidado del jardín nacional y que en el esfuerzo de hacer de Venezuela un jardín para el disfrute de todos es un camino gratificante. Coautores de una bendición de Dios en lugar de negación y destrucción.