Apóyanos

Dos efemérides y un falso histórico

    • X
    • Facebook
    • Whatsapp
    • Telegram
    • Linkedin
    • Email
  • X
  • Facebook
  • Whatsapp
  • Telegram
  • Linkedin
  • Email

Por ROLDÁN ESTEVA-GRILLET

El presidente Hugo Rafael Chávez Frías alcanzó a conmemorar dos efemérides: los bicentenarios de la frustrada invasión de Miranda de 1806 por el occidente del país (nunca antes oficialmente conmemorada), y de las dos fechas iniciales del proceso de Independencia, el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811. Tuvo planes para conmemorar una anterior, el juramento de Bolívar en el monte Sacro en Roma, el 15 de agosto de 1805, con un gran concierto dirigido por el rutilante director de orquesta venezolano Gustavo Dudamel, pero misteriosamente, nada pasó. Mi sospecha es que dichos planes se esfumaron al publicarse un artículo de Simón Alberto Consalvi que daba cuenta de la forma en que el juramento de marras se había dado a conocer en 1883 en un libro del colombiano Manuel Uribe Ángel, siendo para el momento Álvaro Uribe Vélez, presidente de la hermana república, el archienemigo de Chávez (1).

Se rompió la tradición oficial nacida justo en 1883, con motivo del primer centenario del nacimiento de Bolívar, de nombrar una comisión con notables figuras intelectuales con la responsabilidad de organizar los actos respectivos. De manera que se hizo lo que, simplemente, decidía Chávez. En el caso de Miranda, le cambió el nombre del Parque del Este —que ostentaba el de Rómulo Betancourt, pero que nadie lo llamaba así— por el de Parque Generalísimo Francisco de Miranda, e igual la estación de Metro de Caracas correspondiente. Del lago artificial se desmontó una copia ya desvencijada de la nao Santa María y en su lugar se instaló una reproducción de la corbeta Leander, nave principal de Miranda en su frustrada invasión. Ordenó una exposición sobre el personaje en la Galería de Arte Nacional que, por lo menos, obligó al gobierno a retomar la construcción de la nueva sede, si bien quedó inconclusa, aun con la exposición inaugurada. Dicha exposición estuvo bajo el cuidado de la historiadora Carmen Bohórquez, sin experiencia previa en estos menesteres. La exposición duró seis meses, se publicó un cuaderno con algunas ilustraciones, no propiamente un libro catálogo con textos de especialistas como uno esperaría por la importancia del personaje, con la lista completa de los objetos y obras de arte exhibidos (2). El mismo Ministerio de Cultura convocó un concurso para una película sobre el personaje, con la explícita indicación de que no podía declararse desierto; sin embargo, el único jurado, el mismo ministro Francisco Sesto Novas, declaró que ningún proyecto satisfacía los requisitos oficiales (uno de los proyectos más ambiciosos era el de Diego Rísquez), y en consecuencia se tomó la libertad de encargar el proyecto a un cineasta afín al régimen, Luis Alberto Lamata, en dos versiones, una capitulada para la televisión y otra reducida (de casi dos horas) para su proyección en cines (3).

Así como esta efeméride pasó “sin pena ni gloria”, llegados al bicentenario de la Independencia, Chávez cometió algunos atropellos al profesionalismo y a la democracia, particularmente por su afán de exaltar sólo y exclusivamente lo que tuviera que ver con ese período. Así, procedió de manera improvisada y autoritaria el 7 de febrero de 2010 cuando, como extensión de su programa televisivo semanal Aló, presidente, caminando por los alrededores de la plaza Bolívar, apenas le revelan que tales o cuales edificaciones son de propiedad privada o de uso comercial, procede sin más a dar la orden “Exprópiese”. Un hotel (La Torre), un cine (Rialto), una zapatería (la supuesta casa del Vínculo), un centro joyero (La Francia) (4).

La arbitrariedad de tales expropiaciones, que luego formalizaría el alcalde del municipio Libertador (Jorge Rodríguez Gómez) —y extendería hasta la cuadra de San Jacinto su sucesora Erika Farías (5)— se patentiza, en particular en el caso de supuesta casa del Vínculo, vale decir, la casa de habitación ricamente amueblada que Bolívar recibe junto a tres haciendas por el mayorazgo de la Concepción, establecido por su primo el presbítero Juan Félix Jérez de Aristeguieta y Bolívar; dicha casa —valorada originalmente en 25.000 pesos— estuvo ubicada en la esquina de Gradillas hacia la de Sociedad, en la cercanía de la plaza mayor de entonces.

El documento visual más antiguo, sería el cuadro de tela sobre madera realizado por el pintor Juan Pedro López, entre 1775 y 1784, y que permaneciera por un siglo expuesto a las inclemencias climáticas en un nicho, primero en el pabellón de la Guardia, frente a la catedral, y luego en una casa diagonal al templo mayor hasta que en 1874 pasó al Museo Nacional, luego en 1938 al Bolivariano y desde 1952 se encuentra en la antigua capilla del seminario de Santa Rosa, dentro del edificio de la alcaldía del Municipio Libertador (Fig. 1). Puede apreciarse el detalle de la esquina de las Gradillas a la esquina (hoy) de Sociedad: la casa de los Jerez Aristeguieta y Bolívar es la de la izquierda de la de dos plantas que entonces se arrendaba a los gobernadores o capitales generales, colindante al fondo con la casa natal de Bolívar.

Fig. 1.- Nuestra Señora de Caracas, por Juan Pedro López, detalle (Concejo Municipal del Distrito Libertador, Caracas. Foto Revista Estilo online)

La vista a vuelo de pájaro, desde El Calvario y en dirección al Este, revela detalles arquitectónicos y urbanísticos de la ciudad de Caracas como las arcadas en el perímetro de la entonces plaza mayor, levantadas por el gobernador Felipe Nicolás Ricardos a mediados del siglo XVIII; los cuatro cuerpos de la torre de la catedral, reducidos a dos por el terremoto de 1812; la capilla del seminario de Santa Rosa de Lima; la doble entrada lateral del tempo del convento de las monjas concepcionistas, la casa del Gobernador y Capitán General, etc. Lo único que pone el pintor de su parte, es la procesión. Más allá del conocimiento del pintor de su propia ciudad, la precisión de los datos permite suponer el uso de un catalejo, usual en estos encargos, como en el siglo XIX se hará con los globos aerostáticos (6).

No he conseguido fotografías del lugar en el siglo XIX, pero sí varias de las primeras décadas del siglo XX, a través de las cuales se puede diferenciar lo que fue la casa del Vínculo, ya parcelada en varios locales comerciales desde 1858, y la pequeña casa decimonónica aledaña hacia la esquina de San Jacinto, a la que se le añadirá un piso hacia 1920.

Puede apreciarse (Fig. 2) que la casa del Vínculo ocupa desde la esquina y sigue hacia la esquina de Sociedad. La esquina es ochavada y presenta, por encima del toldo, una portada con arco rebajado y molduras, más alta y elaborada que las del resto de los locales, que corresponderían a antiguas ventanas. El techo está detrás de una cornisa abalaustrada corrida (7). El negocio que se ha reservado la portada original de la casa es la Confitería Pastelería Botillería LA UNIÓN. Aparece el nombre del dueño: Mendozza.

Fig. 2.- Esquina de las Gradillas, circa 1910. (Foto A. Müller. Repr. María F. Sigillo)

La casa aledaña (Fig. 3) ahora con un piso de alto, corresponde a la Joyería y Relojería PARÍS, no a la casa del Vínculo que sigue en pie e intacta con su cornisa abalaustrada y las molduras de los vanos visibles por encima de los toldos.

Fig. 3.- Esquina de Las Gradillas, circa 1920. (Foto anónima.Repr. caracascuentame.wordpress.com)

En la siguiente fotografía (Fig. 4) la alta cornisa del siglo XIX y las molduras de los vanos de origen colonial siguen presentes tras los toldos de los locales comerciales en la que fuera la casa del Vínculo.

Fig. 4.- Esquina de Las Gradillas, circa1930 (Fotografía anónima. Repr. caracascuentame.wordpress.com)

La última imagen conseguida de la casa del Vínculo (Fig. 5) permite descubrir cómo al límite sur (hacia la esquina de Sociedad), donde estaba el diario El Universal (antiguacasa de Gobernadores y Capitanes Generales), hay ahora un edificio moderno. El diario El Universal se ha mudado a otro edificio con el nombre de su editorial: Ambos Mundos, a un costado de la Casa Amarilla (de Principal a Conde). Sique en pie la casa del Vínculo destinada al comercio, con su alta cornisa de fines del siglo XIX y sus toldos. A su lado izquierdo la Joyería y Relojería PARÍS, casa decimonónica con una segunda planta de los años veinte.

Fig. 5.- Esquina de Las Gradillas, circa 1950 (Fotografía anónima. Repr. Pinterest i.pinimg.com)

Desde finales de la década del cuarenta, desaparece la casa del Vínculo, sustituida por el edifico de varias plantas mandado a construir por José Mendozza, dueño de la anterior construcción. La fachada va adornada con una serie de molduras en círculos con emblemas tomados del escudo nacional (Fig. 6). Sobre la esquina ochavada, el edificio parece más elevado que el resto, pero es solo un simulacro de mirador, especie de imafronte: pura pared alzada.

Fig. 6.- Esq. Las Gradillas, Edif. José Mendozza, 1971 (Fotografía anónima. Repr.felicianomontesontwiter)

Nótese en la siguiente foto (Fig. 7) cómo la casa aledaña de dos pisos ha quedado, entre dos edificios modernos, como un remanente de la Caracas del siglo XIX. Al no haber sido abatida para elevar una nueva construcción, el dueño no se vio obligado al retiro por ley.

Fig. 7.- Esquina Las Gradillas, circa 1990 (Fotografía anónima. Repr. mapio.net)

En el caso de la expropiación de marras, ha sido una funcionaria, Jacqueline  Faría Pineda (8), quien le ha informado a Chávez que en esa esquina —donde entonces funcionaba una zapatería— había estado la casa de Bolívar cuando regresó casado de Madrid. Una vez expropiado el edificio La Francia, Chávez, señalando hacia la esquina de Las Gradillas, dijo: En aquella casita vivió Bolívar recién casado. Esa casita que se ve ahí con dos balcones [Sic]. Y ahora ahí lo que está son unos negocios. Y, sin tomar aliento, espeta: Exprópiese (9).

La Fundación para la Protección y Defensa del Patrimonio Cultural de Caracas (Fundapatrimonio) se encargó de la supuesta casa del Vínculo que no era la casita de dos plantas señalada por Chávez, pues la original abarcaba una buena extensión (1 mil 487 metros cuadrados). Debieron haber descubierto el error de Chávez y, por mala conciencia, se expropió también el edificio moderno adyacente, el que sustituyó la verdadera casa del Vinculo, y allí instalaron las oficinas de Fundapatrimonio, y en los locales comerciales sólo un Café Cacao, la Librería del Sur, y en el pasillo de acceso a las oficinas, un puesto de joyería. Lo que se muestra como “resto” de la supuesta “Casa del Vínculo y del Retorno” son apenas 70 metros cuadrados: un cuarto y un pasillo, con un piso encima añadido en los años 20 del siglo XX, correspondientes a la casa contigua a la verdadera casa del Vínculo, como atestiguan las fotos de época.

Muros, arcos, cimientos de piedra y pisos de ladrillo, restos de papeles pintados o de pintura en las paredes que, de excavar o raspar paredes en cualquier otra edificación de la zona, se encontrarían con facilidad, pero aquí quedan “ennoblecidos” porque, supuestamente, ahí vivió Bolívar. El rediseño de una fachada en “estilo colonial” haría creíble su antigüedad (Fig. 8). Una simple indagación del catastro de la zona habría evitado tal craso error. Lamentablemente, se produjo una confluencia de circunstancias adversas a la protección del patrimonio: la ignorancia de la recién designada jefa de gobierno del Distrito Capital, la prepotencia del presidente de la República y la alcahuetería de Fundapatrimonio. Sumemos el silencio cómplice del Instituto de Patrimonio Cultural.

Fig. 8.- La falsa “Casa del Vinculo y del Retorno”, esquina Las Gradillas, Caracas (Foto Miguel Angulo, WordPress.com)

Se invitó como asesor a Eusebio Leal Spengler, doctor en historia y maestro en arqueología, entonces director del Museo de la ciudad de La Habana e historiador de la misma. Una manera de desconfiar del talento nacional para privilegiar las relaciones con la isla de Cuba, como si en el país no hubiera profesionales de alta competencia. Y por supuesto, se obvia la verdadera historia del lugar para hacer creer al público que todo lo más importante de la lucha por la Independencia ocurrió ahí mismo, desde haber sido sede de la Sociedad Patriótica con Miranda a la cabeza hasta la primera impresión del acta de la Independencia (10). La fachada fue pintada en estilo muy caribeño, magenta, como si la casa proviniera de tiempos de Guzmán Blanco cuando se introducen las pinturas al aceite para exteriores.

Apenas hay una reseña histórica, elaborada por el arquitecto Juan Tablante, de la gerencia técnica de Fundapatrimonio, que respeta los datos históricos (11), pero  ninguna publicación de envergadura que dé cuenta de todos los avatares por los que pasó esa casa hasta desaparecer en los años cuarenta del siglo XX. Así, pues, lo que se exhibe como la “Casa del Vínculo y del Retorno” no es sino uno de los locales remanentes con acceso del lado norte (de Gradillas a San Jacinto), con una segunda planta agregada en los años veinte cuando funcionó ahí la Joyería y Relojería Paris, y donde Fundapatrimonio aspiraba situar un restaurante con una escalera para subir (¡!). Se estableció un museíto de sitio, con escueta documentación fotográfica de antes y después de la restauración (la única foto histórica privilegia el Palacio Arzobispal), con unas vitrinas con lo hallado en otras excavaciones (pedazos de cerámica, pedazos de loza) y fotos de partes constructivas de distintas épocas, todo en un reducidísimo espacio.

En cuanto a cómo pudo haber sido la casa en sus verdaderas dimensiones, en un video en 3D se presenta una reconstrucción digital tan fantasiosa que no sólo la casa lucía de color marrón, cuando la gran mayoría eran blancas en la época (encaladas), sino que está situada a orillas del río Hudson y al fondo se divisa la isla de Manhattan con sus rascacielos; además carecía de vecinos, como si ella sola ocupara una cuadra. No hay créditos del autor de esta desopilante fantasía digital.

Fig. 9.- Interior de la falsa “Casa del Vínculo y del Reencuentro” (Foto Memorias de Venezuela. WordPress.com)

En el cuarto con ventanas a la calle, se ubicó una exposición permanente de la vida de Bolívar en relación con la casa, con iconografía del personaje (incluido el fraudulento retrato de Haití) o de la pintura histórica venezolana, con numerosos errores o inventos como que María Teresa haya vivido con Bolívar en San Mateo y allá le picó el mosquito, una invención telenovelesca pues San Mateo le pertenecía al primogénito Juan Vicente Bolívar Palacios; o que, en 1827, en su último regreso a Caracas, Bolívar haya vivido seis meses en la casa del Vínculo. (Fig. 9). Un “rescate” que no puedo sino que calificar de vergonzoso, por pirata, rayano con el falso histórico.

Como se hizo un gasto en “salvar” esta casa decimonónica, lo único que puede exhibirse en ella, si acaso llega a imponerse otro gobierno que se atreva a una rectificación, es la maqueta de la cuadra a una escala 1:100, realizada por la arquitecta Ruth Neumann López, en la que —apoyada en fotografías de su padre Helmut Neumann Nestler— alcanza a apreciarse de manera inequívoca cómo era la verdadera casa del Vinculo (Fig. 10 y 11), con la ventaja de que la Municipalidad tiene copia de esa maqueta realizada originalmente para el museo del Transporte de Caracas hacia 1978 con el patrocinio del Instituto Nacional de Parques.

Fig.10 y 11.- La esquina de Las Gradillas, con lo que era la casa del Vínculo convertida en locales comerciales, entre la casa de la Joyería y Relojería París, y la sede de El Universal, antigua casa de Gobernadores y Capitanes Generales (Maqueta de Ruth Neumann López, 1978. Foto REG y Rebeca Guerra Bolet)

Otro recuerdo, para nada afortunado, queda de esta conmemoración del bicentenario de la Independencia (Fig.12): con motivo de haber arribado al 19 de abril, se inauguró en la plaza de El Venezolano (antes San Jacinto) de Caracas un monumento de carácter abstracto consistente en un elevado mástil en hierro (según Chávez, un misil), ensamblado en  partes y distinguido por dos colores: la base, en negro (tiempos coloniales), rojo (el período de la Independencia), negro (el período de la cuarta república) y rojo (el período de la revolución chavista). ¿Casualidad? Rojo y negro fueron los colores del movimiento del 26 de julio en Cuba, impulsor de la lucha guerrillera contra Batista.

Fig. 12.-Monumento al 19 de abril de 1810, arquitectos Carlos y Lucas Pou, y Francisco Sesto Novas (Foto Irleana Gómez. DesdeLaPlaza.com)

El bodrio, pues no merece otro apelativo, fue producto de los hermanos arquitectos Carlos y Lucas Pou, socios del ministro de Cultura, Francisco Sesto Novas, sin licitación ni llamado a concurso, como tantas otras iniciativas del gobierno chavista. Lo único rescatable del monumento de 47 metros, según el juicio de la presidente de la Fundación Memoria Urbana, Hannia Gómez, es su condición de desmontable…

Y ya que estamos en plena plaza de San Jacinto (12), es bueno tener en cuenta que como una coletilla del bicentenario de la Independencia, todos los negocios que funcionaban tanto en el pasaje Juan Esteban Linares (Fig. 13) —considerado en 1891 el primer rincón de aspecto europeo con fines comerciales, entre las esquinas de Traposos y San Jacinto (13)— como en el resto de lo que fue el convento de los dominicos, fueron expropiados por orden de la alcaldía del municipio Libertador, en manos de Erika Farías en 2018, según Decreto N° 0030 de fecha 19 de abril, publicado en la Gaceta Municipal 4303-1.

Fig. 13.- Pasaje Linares (Foto http://guiaccs.com/obras/pasaje-linares/)

Sin embargo, el propósito de erradicar el comercio de la zona adyacente a la Casa Natal del Libertador, del Museo Bolivariano y de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, dejó a medias todo, por cuanto no fueron restauradas todas las edificaciones o reconstruidas y revitalizadas para funciones culturales (como era el propósito original de Chávez). Los pocos espacios recuperados fueron cafés, venta de las “criollísimas” Donas, farmacias (en el antiguo hotel El León, afectado por el terremoto de 1967) y tiendas al estilo de cualquier centro comercial, bien ajenas al carácter popular que tenía el restaurante La Atarraya (60 años brindando un excelente servicio a la población, Fig. 14) o la serie de piñaterías o quincallerías que fueron desalojadas, expropiadas. Unos 400 trabajadores quedaron en la calle.

Hoy, todos los locales del pasaje Linares permanecen cerrados. Y viene a cuento la pregunta, por capciosa que pueda parecer: ¿dónde está la “utilidad social” de un cascarón vacío? Para el régimen chavista, en el decorado turístico (la “calle de los paraguas multicolores”) (14). Por supuesto, la gestión de los pocos locales entre San Jacinto y Traposos fue concedida sin licitación, a personas allegadas al régimen. Incluso, la torre campanaria del antiguo templo dominico, lo único que resistió al terremoto de 1812, pudo haber sido habilitada como un museo de sitio, pero permanece también cerrada al público.

Fig. 14.-Restaurante La Atarraya, Plaza El Venezolano, circa 1920 (Foto A. Müller. Repr. Guillermo José Schael)

Concluyo lamentando que la “revolución bonita”, para no contradecir al hegemón, haya metido la mano al patrimonio construido de nuestra ciudad capital con criterios demagógicos y oportunistas, dando al traste con edificaciones que formaban parte de la vida urbana, ahora reducidas a simples decorados, y cuando no pueden mostrar algo original ”vinculado” al héroe nacional —pues ha desaparecido por el desarrollo moderno de la ciudad— lo “rehabiliten” como falso histórico, con miras a cubrir un error mayúsculo más producto de la improvisación y de la cooptación institucional que de la propia incultura.


Referencias

1 Hoy en día se sabe que la versión conocida de ese juramento es una versión muy adornada, retóricamente hablando, del médico antioqueño Manuel Uribe Ángel, cincuenta y tres años después de la muerte del héroe y basándose en lo que le había referido Simón Rodríguez a sus 79 años.

2 Cfr. Roldán Esteva-Grillet, “Miranda, sin pena ni gloria”, en Arte y política en tiempos oscuros (Vol. I de Poder versus Cultura), pp. 98-101.

3 Cfr. mis reseñas de ambas películas, la de Rísquez (“Miranda y el zapatico”) y la de Lamata (“Miranda: Misión cumplida”) en Arte y política en tiempos oscuros (Vol. I de Poder versus Cultura), pp. 234-235 y 239-240, respectivamente.

4 Antes de llegar a las Gradillas, Chávez pregunta por el Edificio La Francia(esquina Las Monjas), un centro joyero muy popular con casi un centenar de pequeños vendedores de joyería en sus varios pisos. Decide expropiarlo ignorando que el edificio ya lo había sido en 1958 y concedido en comodato a la Universidad de Oriente para su usufructo. Sin saber a qué destinarlo, se especuló que podría ser sede del Museo de la Revolución. Con Maduro, al perder el oficialismo la mayoría en la Asamblea Nacional, se hicieron unas elecciones fraudulentas para una nueva Asamblea Constituyente cuya presidente (Delcy EloínaRodríguez Gómez), resolvió motu proprio, ubicar su parte administrativa en la edificación ya rehabilitada, aunque la dicha Asamblea al cabo de unos años se haya disuelto sin haber realizado ninguna nueva constitución, sólo aprobar acuerdos por unanimidad a favor del gobierno.

5 El 11 de agosto de 1999, el Conjunto Urbano San Jacinto fue declarado Bien de Interés Cultural, según Gaceta Oficial No. 310.347.

6 La obra no fue incluida por Carlos F. Duarte en su catalogación de la obra Juan Pedro López por encontrarse muy repintada, sólo una foto en blanco y negro de antes de su “restauración” en 1953 por el pintor austriaco Edmond Walterbeck. La obra original era sobre tela adosada a una tabla fuertemente atracada por xilófagos.Cfr. Carlos F. Duarte, Juan Pedro López. Maestro de pintor, escultor y dorador. 1724-1787. Caracas, Galería de Arte Nacional y Fundación Polar, 1996, pp. 168-171, 279. En conversación con Duarte, me revela que ahora sospecha que el autor haya sido Alonso de Ponte, un pintor en estudio.

7 Desde 1898 hay disposiciones municipales que recomiendan la sustitución de los aleros por cornisas, pues los terremotos y aguaceros hacían caer las tejas sobre los transeúntes. Desde tiempos de fines de la colonia, el mismo licenciado Miguel José Sanz criticaba acremente las exageradas repisas de las ventanas que obedecían al afán de la gente de ver hasta la esquina a través de las romanillas, pero que incomodaban al transeúnte. En enero de 1929, a raíz del terremoto de Cumaná, que se sintió en Caracas, el gobernador de la capital reiteró la prohibición de los aleros. Y en 1939 otro gobernador llegó a prohibir que las ventanas se convirtieran en puertas. Cfr. Arturo Uslar Pietri, “El mal gusto en Caracas”, en Crónica de Caracas, No. 11, julio-setiembre de 1952, pp. 517-523; ahora en Fuentes Documentales y criticas de las artes plásticas venezolanas: siglos XIX y XX, Vol. II, p. 131; Roldán Esteva-Grillet, Para una crítica del gusto en Venezuela. Caracas, Fundarte, 1992, pp. 33-34; y Guillermo José Schael, Caracas Ayer… La ciudad menuda y silente. Caracas, Gráficas Armitano, 1978 (Maquetas y fotografías de Ruth Neumann López), pp. 102-103.

8 Fue designada en 2009 como Jefe de Gobierno del Distrito Capital, un cargo inventado por Chávez y aprobado por la Asamblea Nacional, a fin de anular en la práctica, mediante la eliminación de atribuciones, a la Alcaldía Mayor ganada por un político de la oposición, Antonio Ledezma (con 52,42% de los votos, noviembre de 2008), hoy asilado en España.

9 Hay video en Youtube. La expresión tajante de “exprópiese” la repitió Chávez desde su set de Aló Presidenteante una lista de empresas productoras de café, o de lácteos, que pasaron a manos del Estado sin justificación previa y, por supuesto, sin compensación anticipada a los dueños como indica la ley.

10 Los errores provienen del libro de la periodista Carmen Clemente Travieso, Las esquinas de Caracas [1956, 1966], en edición de lujo por Libros del El Nacional, 2007, pp.  45-46, donde la autora confunde datos y mezcla informaciones sobre hechos relacionados con ese lugar, pero entendiendo que es toda la cuadra hasta Sociedad o hasta San Jacinto.

11 Cfr. Juan Tablante, “Casa del Vínculo. Reseña histórica”, en Alcaldía de Caracas. Fundapatrimonio, Nuestro Patrimonio. Caracas, Boletín interno de la Fundación para la Protección y la Defensa del Patrimonio Cultural de Caracas, No. 5, junio de 2010, pp. 2-4. https://issuu.com/fundapatrimonio/docs/nuestro_patrimonio_06_2010Issu.com/ Bolívar ocupa su vivienda con María Teresa entre 1802 y 1803, luego a partir de 1807, a su vuelta de Europa. En esos años de ausencia, es posible que su hermano Juan Vicente (designado administrador de los bienes de Bolívar), la ocupara. En diciembre de 1810, Bolívar hospeda a Miranda, se ignora por cuántos días. La casa de las Gradillas fue víctima del terremoto de 1812, sirvió de cuartel patriota entre 1813 y 1814, sufrió de saqueos durante la guerra y de secuestro por parte realista que el 22 de junio de 1816 la remata a favor del Real Consulado por 7 mil pesos. Sólo a partir de 1821 Bolívar la recupera, junto a sus demás propiedades (no sus “esclavitudes”) y permite vivir en ella a su sobrino mayor, Anacleto Clemente Bolívar, administrador de los bienes familiares, a quien su propia madre, María Antonia, disputó la casa por su privilegiada ubicación. En 1827, cuando Bolívar viene a Caracas por última vez, le preparan hospedaje en la casa de Las Gradillas, si bien sólo había pedido a su sobrino Anacleto un cuarto para despacho o secretaría; también estuvo hospedado en la hacienda San Diego, de los Ibarra, cuyos terrenos adquiriría en 1943 el gobierno de Medina Angarita para establecer la Ciudad Universitaria de Caracas; y la última semana de su estancia caraqueña lo hospeda el general Francisco Rodríguez del Toro en la quinta Anauco, de donde sale el 5 de julio hacia La Guaria, con destino a Cartagena. En 1858 Anacleto Clemente Bolívar vende la casa del Vinculo al Dr. Modesto Urbaneja por 13 mil pesos y el nuevo dueño la destina al comercio, subdividiéndola en ocho locales. En 1905, su viuda, Carolina Padrón de Urbaneja la vende a Mercedes Urbaneja de Uslar por 80 mil bolívares, quien a su vez la vende en 1910 a José Mendozza (de origen italiano) en 81.000 bolívares. Esta edificación, para 1942, todavía existía con 31,10 m. de frente y 47,65 m. de fondo, medidos por Vicente Lecuna. Para finales de esta década del cuarenta del siglo XX, José Mendozza derribará la casa antigua y levanta un nuevo edificio de tres plantas con locales comerciales abajo y oficinas arriba en la fachada oeste que daba hacia el palacio Arzobispal. Cfr. Juan Morales Álvarez, “Los bienes del Mayorazgo de la Concepción”, Caracas, Instituto de Altos Estudios de América Latina (Universidad Simón Bolívar), pp. 81-104.

12 En 1883, el presidente Antonio Guzmán Blanco convirtió el lugar en recuerdo de El Venezolano, título del periódico -expresión temprana el liberalismo- que fundara su padre Antonio Leocadio Guzmán junto a Tomás Lander. Desde entonces la plaza lució una estatua del periodista liberal que fue mudada a la cota Novecientos en 1951.

13 Cfr. Guillermo José Schael, Caracas, de siglo a siglo. Caracas, Gráficas Edición de Arte, C.A., 1966, pp. 168-169. Son dos edificios de tres plantas cada uno, con sus fachadas enfrentadas y balcones de hierro forjado.

14 Cfr. “Los paraguas multicolores del pasaje Linares, ubicados entre la avenida Universidad y la plaza El Venezolano en el Casco Histórico de Caracas, son el nuevo atractivo familiar en la capital de Venezuela, informó el ministro del Poder Popular para la Cultura a través de su cuenta en la red social digital Twitter @VillegasPoljak.vtv.gob.ve/tag/pasaje-linares, 22 abril 2019.

El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!

Apoya a El Nacional