VÍCTOR BRAVO, POR VASCO SZINETAR

Por VÍCTOR BRAVO

En los umbrales

El otorgamiento del Premio Cervantes 2023 al poeta venezolano Rafael Cadenas es un acontecimiento luminoso que expande su grandeza y su firme aliento en una cultura, la venezolana, sometida hoy a la ruina de todos sus logros; al despojo; a la herida antropológica, se ha dicho; en la huida y la precipitación hacia afuera, hacia afueras de abismo; en el país de Universidades, décadas atrás acreditadas internacionalmente por su excelencia, y hoy afantasmadas, de librerías y bibliotecas cerradas, de entusiasmos apagados en la mirada y en el corazón de las nuevas generaciones. Se ha producido una herida antropológica, se ha dicho.

En este contexto las Universidades sacan fuerzas de flaqueza para que las puertas de la enseñanza no doctrinaria sigan abiertas, para que la investigación no se detenga, y para crear ámbitos que hagan posible eventos como este de la convocatoria del “Simposio” del pensar y el poetizar desde los umbrales, centro propiciatorio, la Universidad, de las ideas permanentemente confrontadas y la sensibilidad, creando y recreando nuevas atmósferas de entusiasmo y posibilidad.

En este contexto Rafael Cadenas escribe sus versos que emanan desde una economía del decir donde respira el silencio, en exigencia permanente de una eticidad, en revelación y conjura de todas las fabulaciones, cegueras e idealizaciones, en resonancias y en busca de lo esencial, en reclamo, ante la injusticia y crueldad que nos sacan el corazón con que vivimos, para decirlo con palabras cercanas a las del verso de Martí; y entonces asistimos al milagro poético (no hay milagro que no sea poético) de que el verso escribe y reescribe a Rafael Cadenas. En cada uno de nosotros.

Dianayra Valero Molina, con el entusiasmo de su grupo Ars Poetica, joven poeta y prestigiosa profesora e investigadora de la ULA, abrió convocatoria de un “Simposio” sobre el Pasaje y la Correspondencia entre Filosofía y Poesía, en homenaje central a la inmensa condición humana y a la inmensa condición poética de Rafael Cadenas.

Por arte de la cercanía, los que vivimos y escribimos a pie de montaña; por arte de la cercanía de las redes, y los que dialogan desde la lejanía de otras ciudades y otros países confluimos en el Ágora dispuesto por Dianayra, y el diálogo se mantuvo todos los lunes desde el día 13 de abril hasta el día 15 de mayo de 2023, y discurrió en reflexión sobre los umbrales entre poesía y filosofía, y sobre la poesía de Rafael Cadenas; y, en su fulgor, sobre la poesía venezolana.

En su lección de apertura, Cadenas deslinda el pensar y el sentir de la filosofía y la poesía para, inmediatamente, mostrar los hilos de oro de sus correspondencias en diversas culturas; y en la modernidad. Y en su propia poesía. En su reflexión y en su expresión Cadenas lleva consigo en resonancia poética de Eliot y Rilke, la lámpara de Diógenes de la intuición sobre filosofía y poesía que es posible encontrar, por ejemplo, en María Zambrano; lámpara que acompañará al “Simposio” en su recorrido.

Correspondencias

Víctor Bravo abre la primera mesa, con “Una morada para un mismo resplandor de la palabra poética y la palabra filosófica: una morada para el hombre”, pero “De novis ipsis silemus”.

Hemos escuchado memorables reflexiones sobre el pasaje de los dos umbrales. Mencionemos a Roberto Abuin, “La cuestión de los orígenes” que interroga en primer lugar la figura de Epiménides, y, en su figura, hace confluir el tramado del pensar filosófico y la intuición poética. Y su íntima vinculación con lo sagrado. Parménides y, diríamos en estos apuntes, el pensar en paradojas, el pensar y el darse de bruces en un muro de paradojas, como no lo descubriera sino tardíamente, la modernidad crítica, y la expresión poética desprendida del ámbito de lo sagrado.

En el pasaje entre el umbral de la filosofía y el de la poesía Daniel Arella plantea la necesidad de la reflexión sobre la poesía a partir de las intuiciones griegas, resignificando los vasos comunicantes entre reflexividad y poesía; en esta perspectiva, Carlos Arturo Mattera en “Una lectura de Heidegger, Hölderlin y Heráclito” convoca la figura de Heráclito, quien hará visible tempranamente la intuición del devenir que brillará con total frescura en  la modernidad crítica: Heráclito, quien, diríamos en diálogo con el importante trabajo de Mattera, desde la lectura que hace Nietzsche de este filósofo, se convierte en referencia esencial de esta modernidad;  Heidegger, quien hace de Hölderlin centro de resonancia del pensar moderno, y Hegel, cuya filosofía iluminada por la figura de Hölderlin se abre a diferentes lecturas. Las comunicaciones de Arella y Mattera, como las intervenciones de los diferentes convocados a este “Simposio”, nos llaman a enriquecer nuestro presente con la más esplendente herencia del saber filosófico y el decir poético: hacer en el presente de esa doble tradición, como diría Octavio Paz, fundamental “presencia”.

En este horizonte don Rodrigo Martínez-Andrade, en “Arquíloco y el origen de la lírica”, deslinda el gran arte griego en el decir fundacional de la estética en modulaciones distintas de género, en una suerte de mapa de la poderosa expresión fundacional de la estética, colocando en el mismo nivel de calidad expresiva la lírica de Arquíloco y la epopeya homérica. Arquíloco, como poeta de la embriaguez, será de este modo precursor de la gran poesía griega y de modulaciones fundamentales de la lírica en Occidente.

En “La dialéctica del amor: Hegel y Hölderlin, tránsito del ser al devenir”, José Rafael Herrera concibe la figura de Hölderlin como un centro expansivo de la racionalidad, e igualmente de la sensibilidad poética. Heidegger, en textos memorables, centra en Hölderlin la pregunta sobre la confluencia de pensamiento y poesía, en el correlato de una manera de concebir el ser.

Herrera, en su reflexión, partiendo de la naturaleza del amor, y resignificando la amistad entre Hegel y Hölderlin, interroga el amor como unidad constitutiva de los opuestos, que se revela en la lectura de Hyperión y en la configuración hegeliana de la dialéctica.

El “simposio”, en su persistente dinámica va configurando, en sus diversas presentaciones,  una perspectiva de reflexión filosófica para, desde allí, interrogar el fenómeno poético. Desde esta perspectiva Pompeyo Ramis Muscato, en ¨Poesía en la Edad Media” señalan que son muchos los poetas a destacar en tan singular época.  Ramis focaliza su reflexión en Petrarca y Dante.

En “Poesía y filosofía, una aproximación”, Alejandro Sebastiani Verlezza ve en la noción de libertad, acaso el fundamento central de la modernidad, la posibilidad para el encuentro de filosofía y poesía. Ve en esa confluencia la posibilidad de la simultaneidad del pensar y el sentir, para el cultivo de la reflexión sensible.

El flautista de Hamelin

Filosofía y poesía son sin duda senderos que se bifurcan y que, paradojalmente, confluyen en una misma visión de mundo en la poesía de Rafael Cadenas. María Ramírez Delgado, en “Investigaciones filosóficas. Vínculos entre la conciencia y el pensar”, convoca a Heidegger, Gadamer, Bachelard, Bergson, Derrida, María Zambrano, para abrir su propia reflexión sobre la sintaxis poesía-conciencia, y las formas en que se enhebra esa sintaxis en la poesía de Rafael Cadenas

El “flamear de la diferencia”, diremos, con las palabras de Heidegger, es fuente de estremecimientos en la estética moderna. Desde Duchamp, desde Picasso, desde Tristan Tzara, desde Cruz-Diez, desde Rafael Cadenas, la expresión estética desmantela (deconstruye, le gustaría decir a Derrida) las fabulaciones disciplinarias que emergen como múltiples hilos desde el Poder. En ese desmantelamiento el creador, en la estética de la conciencia crítica, se hace inmune a las seducciones del flautista de Hamelin.

Eticidad, palabra y silencio

En la coralidad de este “Simposio”, en el amplio horizonte de la poesía de la modernidad crítica, extendiendo la alfombra roja de palabras, estremecimientos y silencios, mencionemos  a Rafael Cadenas.

La comunicación de Eugenia Toya Brazón, “Cadenas, un poeta que no conoce el fracaso”, juega con la noción de fracaso, con la figura del poeta que se sustrae hacia los bordes del silencio en su decir poético; que tiene uno de los puntos de inicio de su obra en el emblemático poema “Derrota”; que en ninguno de sus  versos y de sus actos hará jamás concesiones a la proliferación de fabulaciones y enmascaramientos del vivir.

Gladys Mendía, en “El lenguaje y su fuerza vital”, destaca en la poesía de Cadenas una singular simplicidad de la palabra, atravesada no obstante por la tensión entre el silencio y la revelación, en el tenso equilibrio entre el decir y no decir lo que fuerza por salir a la claridad de la expresión. Los lingüistas nos dicen que la composición y expresión de las lenguas están regidas por el principio de economía. La poesía de Cadenas revela este principio en el corazón mismo de su decir que, en esta tesitura, se hace posible en atmósferas y modulaciones de silencio, que lleva, en el cuenco de sus manos, si se nos permite la expresión, el abismo del no decir, y la resistencia a la simbolización; y lleva a la resonancia de un irreductible y sagrado misterio.

En “Todas las formas de un relicario”, José Manuel López reflexiona sobre el aporte poético y filosófico de la Grecia a.C. a la sensibilidad de Occidente. En esta reflexión flota, como en un mar de resonancias, la poesía de Rafael Cadenas.

En ese mar de resonancias Rowena Hill, en “Poesía y caos”, describe las modulaciones de la poesía en un incesante  movimiento entre caos y proceso creador. Hill, como traductora, fundamentalmente de poesía, ha acercado a poetas imprescindibles de nuestra lengua a la lejanía de otras lenguas, y ha traído, desde otras lenguas, poetas igualmente imprescindibles. Ha hecho de su trabajo de traducción un espacio para una suerte de “esperanto”, en el sentido en el que Eco dijera de la traducción que es el esperanto de nuestro tiempo. En su comunicación Hill se refiere al principio del ritmo, expreso o secreto de la poesía; señala cómo en la poesía moderna los odres rebosantes de la poesía oriental, de manera central el haikú, y la percepción de la irrealidad de lo real, se vierten en los odres de nuestra lengua, en la apertura hacia inusitadas formas de percepción y de posibilidad poética. En la búsqueda de  esas distintas formas de esencialidad, Hill ve en el pensar y en el prodigio poético de Rafael Cadenas un acontecimiento singular.

Julio César González, en “Rafael Cadenas, ontología poética”, se refiere igualmente a la esencialidad en el decir poético de Cadenas; destaca las fuentes orientales del budismo, del taoísmo, en percepción distanciada y levemente, contundentemente irónica de los horizontes de la realidad y sus certezas

En “La poesía de lo anterior en tres poetas venezolanos, Luis Pérez Oramas, Rowena Hill y Rafael Cadenas”, Rosbelis Rodríguez parte del principio que ha regido la convocatoria del Simposio: la correspondencia.

Partiendo de Pascal Quignard, Rodríguez destaca en esa correspondencia la reiteración, por siglos, de la reminiscencia, noción de nobleza platónica, en la poesía; y ve su modulación en las poéticas que nos son contemporáneas de Pérez Oramas, Hill, Cadenas; y observa la tensión de la reminiscencia con el olvido, acaso el perfecto escondite de lo vivido; el camino de las desapariciones; de todo viaje; de toda ausencia. El olvido, desfiladero, uno de los abismos del existir. “La vida se contempla en el olvido”, nos dice el verso de Vicente Huidobro,  alimentado hasta la saciedad por el horizonte poroso de la memoria, por la fábrica de fabulaciones que es la memoria.

Quisiéramos destacar, de manera especial, la participación de la poeta Raiza Andrade con “Poética del olvido”. Raiza, en cálido y dulce diálogo con el poeta mayor Pedro Parayma. Raiza Andrade y Pedro Parayma, en socrático modo, enhebran el más cálido testimonio sobre poesía y reflexión sobre la vida: sobre la vida cuando es acompañada por la poesía; sobre el silencio y, de manera estremecedora, sobre el olvido. Dianayra Valero Molina, anfitriona de la coralidad del Simposio, poeta, investigadora, profesora y directora de la revista Actual, realizó la sorprendente proeza de reunir escritores y profesores de distintas Universidades y Centros de la poesía y el conocimiento para hacer visible la red de correspondencias entre filosofía y poesía, y en confluencia y homenaje a la poesía de Rafael Cadenas.

En su conferencia de apertura, “El mundo del espacio interior como constitución ontológica del poema”, y en su texto de clausura, una verdadera conferencia, y en homenaje, in memorian, al maestro Miguel Montoya, Dianayra Valero expone, en deslinde y prodigiosa síntesis, este principio de conocimiento, comprensión y enseñanza, los importantes diálogos y reflexiones que hicieron posible el clima del “Simposio”. Dianayra subraya, en el posible fluir de la expresión la vertiente de una comprensión filosófica de la poesía; y de una comprensión poética de la filosofía, en resonancias con el pensar filosófico y poético de María Zambrano, presencia confluyente a lo largo de la jornada.


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