Papel Literario

De vuelta al país

por Avatar Papel Literario

Por CLAUDIA NOGUERA PENSO

Ustedes perdieron un país dentro de ustedes.

Yolanda Pantin

Mi primera aproximación a la poesía de Yolanda Pantin fue cuando Luis Alberto Crespo, por allá en los 80, me condujo en este larguísimo camino que ha sido la poesía. Me dio una lista de poetas venezolanos que debía leer, y escribo “debía” porque era una tarea ineludible, esa lista la encabezaba Yolanda Pantin con Casa o lobo. Fui a la Librería del Ateneo, lo compré, leí, conmovió y me impulsó a seguir escribiendo porque de muchas maneras todos queremos escribir un libro como Casa o lobo. De allí en adelante en mi biblioteca se acumularon todos sus libros y con la mudanza a otro país vinieron conmigo.

Luego conocí a Yolanda, la persona tímida e inteligentísima, la poeta cálida a la que te podías acercar. Yo siempre tuve una admiración inmensa por su poesía, por su trabajo en el Museo Alejandro Otero, por sus libros infantiles, por esa mujer misteriosa que pasó de Casa o lobo a Correo del corazón. Me conmueve su visión y pasión por la familia, por los animales, por el país, por sus nietos. Nos une la poesía, las palabras, la simpleza, la contemplación y sobre todo los caballos, ambas familias unidas y ligadas a ese animal, nos une la historia del hipismo, nuestros abuelos y nuestros padres.

Cuando me tocó, como representante de la Poeteca Miami, diseñar el IV evento, decidimos que debíamos homenajear a Yolanda Pantin. Lo hablamos y discutimos desde la nostalgia y la soledad, cinco escritores venezolanos que hacemos vida en Miami, con vidas ocupadas entre trabajos, familia e hijos, aislados en una ciudad en donde nos ha costado encontrar un espacio en las letras ya ganado en nuestro país, y fue así como Kelly Martínez-Grandal, Douglas Gómez, Luis Alejandro Ordóñez, César Segovia y yo nos reunimos para armar este homenaje. De allí salieron los nombres de quienes nos acompañarían: Alejandra Ferrazza (Argentina), Ena Columbié (Cuba), Legna Rodríguez Iglesias (Cuba), Lourdes Vásquez (Puerto Rico), María Juliana Villafañe (Puerto Rico) y Ximena Gómez (Colombia), y así, once escritores nos reunimos en los espacios del taller de escultura del artista Alberto Cavalieri a leer la poesía de las que consideramos una de las poetas venezolanas más importantes y lúcidas, cada uno de nosotros seleccionó los poemas, ninguno sabía lo que leería el otro, y así hubo media docena de poemas que se repitieron y que se escucharon en otro tono, volumen y voz.

La convocatoria sobrepasó la estimación, a pesar de la tormenta que hubo ese día, y todo el espacio disponible fue ocupado por un público que, durante hora y media, se sostuvo en un hilo de silencio para escuchar la poesía de Yolanda.

En un instante, desde un costado y en la oscuridad mientras observaba al público y escuchaba a Yolanda recitar desde un video que nos envió, entendí que es inmenso lo que Yolanda nos ha dado, que su poesía y sus palabras la tenemos en el exilio para sostenernos cuando sabemos que el país cada vez se nos hace más lejos. Cuando leo a Yolanda Pantin siento que me trae de vuelta a la casa.

Nos trae de vuelta al país.