Lo que es verdad
Lo que es verdad no echa arena en tus ojos,
por la verdad sueño y muerte te piden perdón,
lo que es verdad mueve la losa de tu tumba,
en lo más profundo, aconsejado por tus penas.
Lo que es verdad, tan hundido, tan indefinido
en el germen o en la hoja, en la lengua indolente,
lo que es verdad no compra tiempo, lo nivela,
durante un año y otro año y toda la eternidad.
Lo que es verdad peina una raya a la tierra
desbroza el sueño, los laureles y el cultivo,
así hinchada y cargada de frutas recogidas
la verdad te hinca sus dientes y te bebe del todo.
Lo que es verdad no se suspende hasta el asalto
en el que quizás te lo juegues todo.
Eres su botín cuando se abren tus heridas;
nada te asaltará que no te delate luego.
Con los cántaros de hiel aparece la luna.
Bebe tu medida. La amarga noche cae.
Al plumaje de las palomas nieva la escoria,
si no se pone a salvo una sola rama de olivo.
Estás clavado al mundo, cargado de cadenas,
sin embargo, la verdad abre grietas en la pared.
Estás despierto y en la oscuridad vigilas,
el rostro vuelto hacia la salida desconocida.
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Tras muchos años
En el arco solar reposa la flecha del tiempo.
Cuando el agave asome de la hendidura rocosa
será pesado en la balanza del viento tu corazón
que va al paso del deseo de cada momento.
Una sombra de nubes sobrevuela las Azores,
sobrevuela también tu pecho y su granate trémulo.
Aunque la muerte sea la aliada del instante,
tú eres la diana a la que apunta a ciegas.
Aunque el mar esté acostumbrado al brillo,
subirá su nivel por un puñado de sangre,
cuando tras muchos años florezca el agave
de las rocas al cobijo de la ebria marea.
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Exilio
Un muerto soy que deambula
ya no inscrito en ninguna parte
desconocido en el reino del prefecto
que sobra en las ciudades de oro
y en el campo y su verdor
desechado hace ya tiempo
y provisto de nada
Solo con viento con tiempo y con sonidos
que entre los hombres no sé vivir
Yo con la lengua alemana
esta nube que me envuelve
y que conservo como casa
soy llevado a través de todas las lenguas
Oh, cómo se ensombrecen
los oscuros los tonos de lluvia
solo muy pocos caen
Hacia zonas más luminosas elevará entonces al muerto
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En verdad
Para Ana Ajmátova
Quien nunca se quedó sin palabras,
y yo os lo digo,
quien solo sabe desenvolverse,
también con las palabras –
ese no tiene remedio.
Ni por el corto camino
ni por el largo.
Hacer sostenible una única frase,
aguantar en el ding-dong de las palabras.
No se escribe esta frase
sin que nadie la firme.
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Poesía completa
Trad. Cecilia Dreymüller
Editorial Tresmolins
Barcelona, 2018