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Cuando la saga salió del baúl, nuestro tesoro perdido

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Por ALÍ E. RONDÓN

“São como veias serpentes

Os rios que trançam o coração do Brasil

Levando a água da vida

Do fundo da terra ao coração do Brasil

Gente que entende

E que fala a língua das plantas, dos bichos

Gente que sabe

O caminho das águas das terras, do céu

Velho mistério guardado no seio das matas sim fim

Tesouro perdido de nós

Distante do bem e do mal

Filho de Pantanal”.

Con esos versos recitados en portugués ante la cámara la lic. María Eugenia Revilla promocionó mi participación en su programa del mediodía por el canal Niños Cantores de Valencia. Por supuesto, el poema lo usaron de fondo para las imágenes con que comenzaba cada capítulo de Pantanal, transmitida por Televen. Ese extracto de Sagrado corazón de la tierra, original de Marcos Viana, aumentó literalmente la asistencia esa noche al evento “¿Hacia dónde va la telenovela brasileña?” en la Universidad de Carabobo en 1992. En dicha conferencia expliqué por qué Benedito Ruy Barboza y sus libretos sobre una chica que se transforma en jaguar en noches de luna llena y un viejo ermitaño que se vuelve anaconda allá al sur de Brasil acapararon la teleaudiencia a las 9 pm. Era algo inusual ver a la hora de la telenovela estelar el vuelo de tuiuiús y garzas al amanecer, cocodrilos retozando a la orilla de una laguna, chigüires merodeando por la sabana y manadas de reses cruzando un río. En otras palabras, toda esa fauna eran figurantes convocados por la pluma del autor y las cámaras de Jaime Monjardim.

Si a todo lo anterior añadimos las canciones interpretadas por Tiberio (Sergio Reis) y Trinidad (Almir Satter), pronto caemos en cuenta de que son fábulas escritas en negras y corcheas para alegrarles la vida a la peonada de José Leoncio, la abnegada Filó, el ingenuo Tadeo, la muda, Guta, Alcides, Levi y demás lugareños.

Lo curioso de Pantanal es que, antes de ser transmitida por Manchete, el guion pasó varios años arrumbado en baúles de la Central Globo de Producción. Llegó el proceso de preproducción en 1984 para ser exhibida en el horario de 6 pm, pero como en aquel entonces las lluvias en la región dificultaron su producción, se canceló el proyecto y la historia diferida siguió durmiendo el sueño de los justos.

Seis años después, Manchete contrató a Ruy Barbosa y el paulista se marchó con su historia bajo el brazo. El primer capítulo salió al aire el 27 de marzo de 1990 y esa noche la dramaturgia televisiva en Brasil dio un giro de 180° a la industria del entretenimiento. TV Globo descendió al segundo lugar de sintonía en el vecino país, Manchete subió al trono y “en 1992 los venezolanos hemos tenido el privilegio de doblar ese dramático al español para el resto del hemisferio, las islas Filipinas y España” (Universidad de Carabobo, 1992).

Hasta aquí la versión abreviada de lo que compartiera esa noche con tantos seguidores de la novela allá en Carabobo. Hoy, a propósito de la reposición de Pantanal por el canal de Horizonte, quise compartir lo que aún recuerdo de ese romance ecológico. Lilo Schmidt, Salvador Pérez Castro, Ana Ramos, Juan Guzmán, Armando Volcanes y un servidor —apenas seis del grupo de treinta actores de doblaje seleccionado por los productores allá en Río de Janeiro para hacer las voces de Yuma y Doña Suleica, Juve, María Bruja, Tadeo, Tenorio y Trinidad, respectivamente—, cada noche oficiamos un ritual intercambiando opiniones sobre algún capítulo. Podría decirse que dejamos a un lado las ruindades y abyecciones padecidas en tanto habitantes de esta Tierra de Gracia saqueada, expoliada por maleantes como Tenorio para vivir en ese mundo mítico de 10 a 11 pm. Allá la jerarquía del ser humano, su idea de supervivencia y su noción de progreso se miden por el respeto a sus semejantes y el amor a la naturaleza… nuestro tesoro perdido.


*Alí E. Rondón, autor de Miniseries y Telenovelas: La otra acuarela de Brasil (2006).

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