Presentación y selección: Beatriz Bermúdez Rothe
Aññatoone rejta o´vin kari´ñavaato vaare küünüaamu
Ese es el título en español y en ka’riña de una obra totalmente bilingüe y lista para su publicación, desde hace ya unos cuantos años, y que hasta ahora no ha visto la luz por distintas razones. Sin embargo, esperamos poder publicarla próximamente en el marco de la conmemoración del Decenio Mundial de las Lenguas Indígenas 2022 – 2032, proclamado por la Unesco.
En dicha obra aparece una selección de poemas de distintos autores indígenas, mujeres y hombres, todos hablantes y cultores de sus idiomas maternos, en su mayoría pertenecientes al linaje Wuliana del pueblo wayuu, no por casualidad el pueblo indígena más numeroso y uno de los que con mayor celo defiende y hace gala del uso de su idioma: el wayuunaiki. Algunas de estas personas han sido también reconocidas, no sólo como poetas, sino en su polifacética condición de activistas políticos, estudiosos de sus idiomas, comunicadores y hasta artistas plásticos, lo cual nos ofrece una muestra mínima del infinito caudal de inspiración que sus culturas e idiomas representan.
De esta muestra “mínima” he tomado algunos poemas, sólo en su versión en español por solicitud del editor del PL, con la intención de visibilizar a las literaturas indígenas en dicho espacio literario, así como también algunos de los párrafos del prólogo de la misma obra, escrito por el poeta y estudioso de las sociedades indígenas, actual presidente de la Academia de la Lengua en Venezuela, Horacio Biord Castillo.
Sirvan los poemas y las palabras de Horacio para dejar evidencia de la vigencia y vitalidad de estas sociedades y de sus expresiones culturales, tanto antiguas como nuevas, las cuales han sabido resistir a siglos de discriminación, negación y genocidio para ofrecer a la humanidad su rico legado:
“…Sometidos los pueblos indígenas a intensas presiones de transculturación como producto de las situaciones coloniales y neo-coloniales, han surgido así amenazas erosivas de sus culturas, lenguas y literaturas. Sin embargo, también se han generado cambios de otro orden, como es, en este caso, la transformación de ciertas características de las literaturas indígenas: de ágrafas, colectivas y anónimas, versiones abiertas a variantes regionales, muy vinculadas con las cosmogonías, ritualizadas en algunos contextos, etc., ha comenzado a surgir una literatura de autor. Ésta empieza a delinearse como una producción escrita, personal, de versiones unívocas y cerradas, más vinculadas a las experiencias personales y subjetividad de los creadores y, en cierta medida, desritualizada.
Esto supone, probablemente, una fase distinta de la producción cultural: el paso de la autoría colectiva a la individual, del ritual a la creación del artista, del escritor, del poeta. El uso de la escritura implica la apropiación de un recurso cultural ajeno incorporado a la cultura indígena, no como una imposición orientada a la enajenación sino más bien como una estrategia de reafirmación étnica, cultural y lingüística y una forma de recreación cultural. Esto último asegurará la creación de nuevos marcos de expresión y reproducción cultural, es decir, le da continuidad a antiguas tradiciones que sirven de referente o proveen de modelos interpretativos a los autores.
La muestra aquí seleccionada da cuenta de una extraordinaria actividad cultural, de una fuerte vitalidad, que contrasta con un prejuicio muy arraigado (incluso entre algunos analistas) que es la decadencia de los pueblos indígenas y de las minorías étnicas. Esto último se suponía no sólo por el avance de las fronteras de la sociedad envolvente y la generación de procesos, espontáneos o planificados, de transculturación —expuestos de manera legitimadora como fenómenos de “civilización” y “educación” de indios—, sino más recientemente por los efectos homogeneizadores de la globalización.
Sin embargo, las dinámicas étnicas propias, en tanto procesos de larga duración y de fuerzas —a veces latentes— de difícil identificación y, sobre todo, de casi imposible predicción, y el empuje estructuralmente opuesto a la Globalización que es la Particularización, han generado espacios propicios para la reafirmación étnica y la revitalización cultural y lingüística de pueblos que hace unos pocos años atrás eran considerados como “marginales” al desarrollo histórico universal y condenados, por tanto, a desaparecer. Esto quizá era una forma de justificar activos procesos, presentes o pasados, de etnocidio y lingüicidio, cuando no de abierto genocidio.
El ímpetu reciente de los pueblos indígenas, así como de otras minorías étnicas y grupos subalternos, es una lección que quizá recuerda la historia bíblica de David y Goliat. Pueblos tenidos, por ideologías eurocéntricas, como “tribales” y “selváticos” están demostrando al mundo fuertes y asertivas formas de resistencia pacífica, a la vez que van revelando sus extraordinarios conocimientos, como los asociados a la biodiversidad.
… Estos poetas indígenas de Venezuela nos ofrecen sus voces como carnada para el futuro, como hito firme y seguro en nuestro caminar colectivo: muestran las posibilidades expresivas de sus lenguas, proclaman la continuidad de sus pueblos y culturas, aseguran la firme presencia de nuestros ancestros comunes, de los dioses que se salvaron del teocidio magno propugnado por los delirantes extravíos coloniales…”.
Horacio Biord Castillo (2007).
Los seis poetas
Vicente Arreaza Kaikutsé (1958 – 2004)
Pemón nacido en la comunidad de Uaiparú, Gran Sabana, estado Bolívar, fue también artista plástico e ilustrador que dejó, a su inesperada muerte, una extensa obra literaria, en su mayoría inédita.
Publicó varios libros bilingües con la editorial Ananda, entre ellos Wädaka, el árbol de todas la frutas y Makunaimü, señor de los peces (1999). Obras basadas en la tradición oral pemón recreadas e ilustradas por él mismo, así como el poemario Uyenu, mis ojos (1999), también bilingüe, de donde tomamos, sólo en español, el poema a continuación:
EN MI PECHO
Tú siempre estarás
dentro de mi pecho
mis ojos te tendrán
y si voy lejos
en mis sueños
en la selva
en el vuelo del pájaro
en la cumbre del Röraima
en cada burbuja de agua
el rocío en el verano
en el horizonte
mis ojos te tendrán.
Morela Del Valle Maneiro Poyo
Kari’ña, nació en Ciudad Bolívar, es la segunda de los seis hijos de Carmen Poyo y Juan Maneiro, provenientes de la comunidad Caño Chiquito (hoy inundada por el río Orinoco), aledaña a la población de Moitaco, en el estado Bolívar. Activista cultural y poeta, reconocida con el Primer Premio del I Concurso de Literaturas indígenas Venezolanas Kuai Nabaida, El Mar de Arriba, en 2006, con la obra Ojos de Hormiga de la cual tomamos el siguiente poema:
LA VIDA
Miren, dos gotas de agua,
se entremezclan,
contorneándose dando forma
de infinito.
Se juntan, para dar origen
al noveno día de la luz del sol.
El entrelazando continúa su camino
al espacio sideral
a paso del calor del cielo.
La escalera celeste,
Posee fluorescentes coloridos
del guacamayo.
Esta serpiente emplumada,
no tiene fin
no tiene principio.
Nunca hemos dejado de andar
sobre este punto, a través del aliento de los siglos.
José Ángel Fernández Silva
Wayuu, del linaje Wuliana, nació en el caserío La Laguna del Pájaro, en la Guajira venezolana. Sociólogo y magíster en Antropología por la Universidad del Zulia, ha publicado varias obras, entre ellas una antología Nünüiki Ka’ikai Lenguaje del Sol, (2006) en Waanükü, nuestra palabra, colección bilingüe de Monte Ávila Editores Latinoamericana y Jayeechiirua jee kasa Sujutumaajatüirua tü Eiikaa Mma, Cantos y Pagamentos a la Madre Tierra, poemario bilingüe merecedor del segundo premio del I Concurso de Literaturas indígenas Venezolanas Kuai Nabaida El Mar de Arriba, traducido al italiano por Mayela Barragán.
Ha representado a Venezuela y a la nación wayuu en conferencias y recitales poéticos en Ecuador, Colombia, Cuba, España, México e Italia. Sus poemas han sido publicados en revistas nacionales e internacionales, incluidos en diferentes antologías y representados coreográficamente por el grupo de danzas de LUZ.
OMBLIGO DE LA TIERRA
Somos los primeros habitantes
del ombligo de la tierra.
somos perpetuos y felices viajeros
a la luz del sol y luna .
Después que Juya abrojas sobre la tierra
Ma’leiwa tapizó el suelo maternal con flores amarillas
Entonces surgieron las personas de modo colectivo:
¡ Wulianaa ! Aparecen los felinos
¡ Ja’yaliyuu ! Aparecen los caninos…
Ya pasamos el camino de los wayuu muertos
Isabel Ortega Hernández
Wayuu del linaje Wuliana, nació en Maracaibo y es madre de 5 hijos, licenciada en Letras en la Universidad del Zulia, LUZ; pionera de la comunicación indígena con su trabajo de apoyo a la educación intercultural bilingüe en los años 70 del pasado siglo, es además de poeta, directora de teatro, comunicadora y docente.
Publicó Palabras prohibidas en actos sagrado, Colección Tornasol, Gobernación del Estado Zulia y Universidad del Zulia, 1995. Sus poemas han sido publicados y antologados en otros países y traducidos al náhuatl, francés, árabe, coreano e inglés y buena parte de ellos permanecen aún inéditos.
TIERRA DE FUEGO
Si pudiera regalarte
en un juego de tacos, mi ciudad
ella guarda pasadizos secretos
hasta llegar al Convento
trillas de joyas, sustos y
empuñadura de espada perdida
rieles desde la Comercio hasta la Sierra
donde el Creador se hizo llamar Sabaseba
ahonda la huella de la historia
envoltura de grises y azules
escenario lacustre, refugio de amoríos
batallas ganadas, regateos de piraguas
y bullicio de mercado.
Así te habitamos
llevando el atrevimiento del sol en los ojos
y las tempestades entre los muslos
de la india irreducible en la entrega
limpia de hechizos tus caminos de polvo
para que Juyá lance desde el Catatumbo
sus dardos de mandatos sagrados
verdaderamente, admiro la memoria de Dios
Leoncio Pocaterra
Wayuu, del linaje Wuliana y a quien sus amigos llaman Leo o Juan Pushaina, nació 1939, en Makoomatira, un lugar llamado así por los wayuu. Aunque se formó y ejerció profesionalmente como perito agropecuario, su pasión han sido las letras y la investigación histórica. Ha publicado Ayaakuakaa, El Retrato, 1994, una coedición de la Dirección de Cultura de LUZ y la Secretaría de Cultura del Estado Zulia, así como innumerables folletos y hojas sueltas con sus crónicas y poemas. La mayor parte de su obra sigue inédita.
EVOCACIÓN
El rojo
de su boca
calzado
y vestidura
halaga
mi memoria
y así
evoco
la elevada
y puntual
ofrenda
de los cardones
de mi tierra.
Juan Sandoval
Wanai/mapoyo, (1912? – 1982) fecha y lugar de nacimiento indeterminados.
Vivió en un lugar llamado El Corozo, en el caserío de Palomo, ubicado en la sabana que se extiende entre los ríos Caripito y Villacoa (Distrito Cedeño, estado Bolívar), donde una tarde, Marie-Claude Mattei Müller y Paul Henley, quienes entonces desarrollaban una investigación de campo entre los e’ñepa, se detuvieron a preguntar si allí sabían algo de unos indígenas a quienes llamaban mapoyo. Apareció ante ellos un hombre delgado y de pequeña estatura que les respondió con orgullo: “Yo soy el capitán de los mapoyo ¡ i´yaponi!”, exclamó en su lengua.
Era Juancito Sandoval, sabio wanai que luego visitaría a Marie Claude en Caracas para dejar testimonio sobre su idioma y cultura, recitando de memoria mitos y letras de cantos que ella grabó y transcribió, con meticuloso cuidado, para su resguardo y posterior estudio y que hoy están de vuelta en manos del pueblo mapoyo.
Tëpï’të Cultivos
El indígena en lengua indígena sabe bien
cómo es la yuca amarga, cómo es el maíz
cómo son los plátanos, cómo es la caña de azúcar
cómo es la piña, la lechosa, la batata
cómo son estos cultivos
él dice así:
es para dar alimento al mundo,
para que los niños crezcan
para que se desarrollen
dice así,
nosotros escuchamos
así es en el mundo
vivimos
conocemos la noche
conocemos la luz.
*Beatriz Bermúdez Rothe es antropóloga venezolana, escritora, editora y realizadora de cine y video, actualmente dedicada a la edición independiente y a la literatura infantil con la publicación de obras que promuevan la cultura y los idiomas indígenas. Desde 1978 trabaja vinculada a los pueblos y organizaciones indígenas y sus luchas. Responsable de la creación y dirección editorial de las colecciones bilingües Warairepano y Waanükü: nuestra palabra, de Monte Ávila Editores Latinoamericana, entre el 2005 y 2009.
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