Papel Literario

Crónicas del olvido: Entre golpes y revoluciones, de Jesús Sanoja Hernández

por Avatar Papel Literario

Por ALBERTO HERNÁNDEZ

1.-

La historia pellizca pedazos del tiempo olvidado, esos trozos que han pasado como duendes y no dejaron marcas en muchos sujetos. La otra, la Historia, la escrita, es el tiempo registrado. Es el Tiempo que nos avisa, mientras el de la minúscula inicial, el descuidado por el olvido, el descuido, los yerros y los falsos testimonios, es parte de las patas de ese cangrejo que siempre ha caminado de lado. La Historia, la que queda en los papeles, páginas y pergaminos, no ha dejado de ser. Es la muestra fehaciente de que se ha vivido en medio de desastres, errores, éxitos, locuras, lucidez, extremos o ponderaciones.

Desde Heródoto, desde los  antiguos diseñadores y reseñadores del tiempo, de las cosas humanas, de los asuntos ciudadanos o rurales, de los eventos o rituales colectivos, la Historia ha sido debatida, conjugada, distorsionada, preparada como plato exageradamente aliñado, romantizada, caducada, manejada a gusto por “historiadores” y por Historiadores (las excepciones son conocidas), perpetradores académicos, tiradores de piedras, “ideólogos”, etc. Pero la Historia se cobra estas ofensas. Siempre habrá quien la escriba, la diga, sin muchos escándalos verbales, sin mucho pujo. La Historia, entonces, llega y se impone mientras los reveladores de misterios metafísicos ambulan por las calles como fantasmas.

Hay historias y hay una Historia. Es preciso insistir. Las primeras, de ser bien aprovechadas, podrían convertirse en creación, ingenio, imaginario, literatura, arte. La Historia, esa con mayúscula, es la que nos saca la pata del barro cuando alguien, algún inmaduro, aprovechador de agujeros negros, suelta sus “inteligentes” desmesuras, un juego de inteligencia y contrainteligencia policial y militar en el que los personajes son sólo sombras, perfiles y retratos, sepulcros de momias.

Aunque se pueda fabular, la Historia seguirá siendo la horma del zapato del tiempo.

La Historia es el verdadero instante en el que Cronos y sus peripecias  quedan revelados, descubiertos para quienes se asoman a ella, la leen, la regresan al presente, porque el pasado es y será la estructura de ese presente y la imagen estudiada del futuro.

2.-

De Jesús Sanoja Hernández el común sabe de su oficio como periodista en el diario El Nacional. Pocos lo saben poeta. Algunos lo han establecido cronista, historiador no profesional (palabra que podría ser usada como palanca por algunos desquiciados). Es decir, de Sanoja Hernández hay que saber de su porfía investigadora, de su afán por su estudiosa vida nacional, por lo pequeños y grandes detalles de lo acontecido en el país contemporáneo. Por su manera de escribir, de indagar, de ser parte de esos eventos que aún continúan siendo escudriñados por quienes se han dedicado a indagar acerca de los hechos que nos han convertido en esto que hoy somos como venezolanos.

Jesús Sanoja Hernández ha dejado para la posteridad, para los interesados en saberse parte de este mundo tropical, cuatro volúmenes titulados Entre golpes y revoluciones, editados por la Colección Actualidad de Random House Mondadori, del Grupo Debate, Bogotá, Colombia, 2007, dirigido por el periodista y escritor Sergio Dahbar, equipo en el que trabajaron Jaime Cruz como diseñador de la colección y tapa; Claudia Mauro en el diseño interior; Vasco Szinetar en la curaduría de imágenes, tanto las de las tapas como las interiores; Gustavo González en la realización de las tapas, y  Hernán Carrera en la corrección de pruebas.

En las portadas encontramos textos que hablan del autor:

Manuel Caballero afirma: “Hay periodistas que llegan a ser escritores: Sanoja fue un escritor que se enamoró del periodismo” (tapa tomo I).

Sergio Dahbar, en la del tomo II, destaca: “Era uno de esos periodistas que no aparecerán en el horizonte venezolano con facilidad: erudito, bien formado, sensible y, por encima de todo, dotado de una memoria donde se escondían la reserva moral y el conocimiento absoluto de siglo XX venezolano”.

Por su parte, en el volumen III, Simón Alberto Consalvi escribió: “Sanoja ha sido una referencia; más que eso, el periodista o el escritor que movido por una singular sed de conocimiento acumula saberes, los (res)guarda en una memoria privilegiada, y los comparte con sus innumerables lectores con tesón, persistencia e ingenio”.

En el tomo IV, dedicado a mostrar imágenes fotográficas, Rafael Osío Cabrices pergeña: “Una galería de instantáneas sobre el medio siglo de confrontaciones que configuraron el país de hoy”.

Con prólogos de Consalvi y Dahbar en el primero y cuarto, estas publicaciones le permitirán al lector ubicarse en un período que podría acercarnos a similitudes con lo que ocurre en estos días de diatribas, oposiciones y posiciones encontradas que han alejado la tan ansiada democracia que tanto costó alcanzar desde finales de los años 30 hasta 1958.

3.-

El primer libro descorre la cortina de lo que podría calificarse como un estadio de traiciones y lealtades. Desde la muerte de Gómez hasta el año de la caída de Pérez Jiménez. En ese largo período sucedieron eventos que modificaron el futuro, habiendo transcurrido por un pasado tenebroso en el que las dictaduras no permitían la entrada del país al siglo XX. Triquiñuelas electorales, la diferenciación entre los conceptos golpes y revoluciones que, a la larga, conducían a lo mismo, al atraso, a la represión, a la corrupción, a la demencia política. Los personajes por todos conocidos arribaron a la puerta del avión donde Pérez Jiménez subió con su riqueza, empujado por Larrazábal. Entonces, la Vaca sagrada fue el símbolo de una libertad que comenzaba a fraguarse en medio de los mismos vicios, excepto que la democracia podía deshacerse de los pecados cometidos. Un poco antes, López Contreras, Medina, Gallegos, el golpe contra el escritor, el triunvirato: Delgado Chalbaud, MPJ y Llovera Páez. Y luego el de menos estatura se queda con el poder a la muerte trágica de Delgado. La dictadura siguió su curso.

El segundo tomo arranca con el  “23 de Enero y la Cuarta República”. La aparición de “La alternativa democrática”, “La Vía Apia de la estabilidad”, “Insurrectos y pacificados”, “la difícil transición” y “1945-1999: ¿dos revoluciones?”, recogen el periplo, los sobresaltos, los momentos de paz, los avances y retrocesos de un país hoy sumergido en la miseria desde 1999 hasta estos días de pandemia. Los personajes, muy conocidos, apóstatas, golpistas, guerrilleros, demócratas, dementes, lúcidos y hasta auto salvadores de la “patria grande” pasaron y comenzaron a pasar por las brasas de la Historia, recogida magistralmente por Sanoja Hernández.

El tercer libro habla, insiste, en el pasado a través de un escrito titulado“Viaje a la prehistoria”, y después de su lectura: “La guerra y la paz: Gómez único”, “Entre el pasado y el futuro”, “Comienzo y fin: 19 de Abril y 11 de Abril”, y “Tiempo de balances”. Chávez destaca en estas líneas, el autor de una de las tragedias más resaltantes de nuestro país.

El volumen número IV entusiasma el ojo investigador, curioso por lo que no conoce, por lo que había conocido. Regresa al venezolano al pasado en blanco y negro. Un pasado que aún duele en quienes conservan memoria de lo acontecido desde mediados del siglo XX hasta nuestros agobiados días. Aunque siempre hubo agobio, Venezuela vivió tiempos de bonanza, de abundancia, de progreso y estabilidad democrática.

Fotografías, fotos, imágenes, recuerdos gráficos. Una galería por donde pasaron nuestros abuelos políticos, nuestros compatriotas asesinados o sobrevivientes, unos traidores, otros apegados a las leyes. Sinvergüenzas y decentes, hombres y derrumbes. Hombres y construcciones.

En conclusión, se precisa de un buen tiempo para revisar con más calma esta obra de Jesús Sanoja Hernández para salir airosos de la ignorancia política en la que a diario el régimen actual mantiene a muchos venezolanos dormilones, perezosos y fanáticos. Es una obra para gente no enterada, para gente que anda por las calles como si éste país no se hubiera movido en el tiempo. Como si este país hubiera sido siempre el que nos han dejado los actuales “gobernantes”.

Cuatro libros que dibuja con maestría lo que hemos sido y lo que somos. Faltan, a mano de los nuevos estudiosos del país, escribir los tomos del futuro.