Por MARÍA ELENA D’ALESSANDRO
Y se iba hilando en mi imaginación la posibilidad de novelar el olvido. Tal vez lo permanente, lo inexorable, lo incesantemente en movimiento es el olvido, y nosotros nos aferramos tercamente al recuerdo, que pugna por su disolución.
Eduardo Liendo: El round del olvido.
Con estas palabras tomadas de El round del olvido, Monte Ávila (2002), nos introducimos en una obra que plantea el olvido como una forma de memoria a través de la narradora Noelia Santana para reconstruir la vida de un boxeador famoso y de un guerrillero idealista. Luego de la muerte y del consiguiente olvido social de ambos, ella decide escribir una novela sobre sus vidas, pues corren el riesgo de ser «pasto del olvido» en una Caracas cambiante. El relato se detiene en aspectos de la vida cotidiana de la urbe, en situaciones que posiblemente no tengan la suficiente relevancia para ser reseñadas por la Historia oficial, pero sí por la historia menor, porque son aspectos que conformaron el pasado social y cultural de Caracas desde los años cincuenta hasta los noventa. En algunos casos, son recreaciones de sucesos que quedaron en la memoria colectiva de los habitantes, interpretadas según las exigencias del presente, convirtiendo así al texto en el espacio de la memoria
Noelia, en su rol de narradora, plantea una teoría del olvido porque es la fuerza viva de la memoria. Noelia parte de su archivo personal de restos físicos, de la conciencia de una pérdida irrecuperable y de los vestigios de un pasado imperfecto que el presente le permite interpretar. Ella busca darle coherencia a su pasado personal y, por extensión, al de su ciudad. A partir de la mirada afectiva de un sujeto implicado en los hechos, cuenta la vida de dos seres que trascendieron a su cotidianidad en una ciudad que les abrió posibilidades a sus metas personales.
Es significativo que el restablecimiento del pasado se apoye en ciertos elementos que estructuran la trama, como los medios de comunicación, la incorporación de partes o secciones de películas, noticieros televisados, noticias difundidas por la radio, letras de canciones, el periódico, capítulos de telenovelas, entre otros. En El round del olvido, los medios de comunicación social no solamente potencian o son anclajes del recuerdo, sino también están imbricados en la narración y en el desarrollo de la anécdota en una ciudad interferida por los mass media. En tal sentido son presentados como factores que marcaron la modernización de la ciudad y que si bien la mirada los revela como nuevos actores sociales, permitiéndoles recuperar cierto tipo de memoria a partir del soporte mediático, la perspectiva narrativa demuestra cómo también son coadyuvantes en una amplia gama de olvidos sociales. Su incorporación demuestra textualmente cómo los nuevos medios definen la nueva ciudadanía, son parte de la memoria personal y colectiva, son anclajes de la memoria para identificar épocas, períodos y décadas. Por ello, esa «posibilidad de novelar el olvido» es la clave de lectura de toda la novela.
Las nuevas ciudadanías, el boxeador y el guerrillero, Teo y Olivier, dos formas de violencia urbana y dos identidades sociales en la ciudad transformada por una modernización de la que ellos son parte.
Teo, el boxeador, es un personaje física y espiritualmente muy fuerte que eligió el boxeo como camino para abrirse paso en la vida. Su representación es el relato de la posibilidad de salir de la pobreza, de la relevancia de los medios de comunicación social, de la necesidad de las nuevas tecnologías para su evolución profesional. La narración en primera persona le permite al lector asistir a sus peleas, a su ardua labor para lograr sus metas, a sus triunfos, a sus fracasos, así como a sus temores más profundos enraizados en la pobreza y la marginalidad.
La mirada en retrospectiva muestra cómo la modernización influyó en la vida de los ciudadanos, cómo fomentó expectativas para un futuro mejor y cómo truncó metas sin lograr la promesa de éxito. La verdadera pelea de Teo fue contra la miseria urbana y la marginalidad social en la ciudad de los recorridos y de la expansión urbana. Llegar a la fama por el esfuerzo personal es un logro promovido por los valores de la cultura de una ciudad.
El otro personaje determinante es Olivier, que si bien podría leerse como la contrafigura de Teo, representa otro tipo de ciudadanía. Su representación ficcional rescata del olvido un aspecto del pasado citadino: la guerrilla urbana de los años sesenta y setenta a partir de los conceptos de memoria prestada, la elección de las máscaras para poder sobrevivir tanto dentro como fuera de la vida clandestina y la disolución de la identidad personal. Al narrar los sucesos en retrospectiva tratando de ordenarlos linealmente, el relato representa ciertos momentos clave de la lucha subversiva en Venezuela. La fuerza viva de la memoria rescata del olvido la lucha ideológica de un grupo de idealistas, que es parte de la memoria colectiva y de la historia menor de la ciudad. Recuerdo y olvido le dan una nueva forma a ciertos sucesos que se ordenan según la importancia que le asigna la memoria personal.
El round del olvido es el relato de una profunda reflexión sobre las consecuencias humanas de una rápida transformación urbana y de un nuevo discurso que incorpora la presencia de los medios de comunicación masivos para ficcionalizar el recuerdo de la misma; asimismo, muestra las nuevas identidades y ciudadanías en su vinculación con los medios de comunicación. Los tres personajes son los nuevos ciudadanos de una Caracas metropolitana aceptada en toda su dimensión y permutación, que muestra cómo la ciudad está en cada decisión, en cada logro y en cada fracaso de su habitante, una ciudad que el recuerdo restituye mediante la escritura.