Por ALFREDO BOULTON
Señor Director, señores Académicos, Señoras y señores:
He sido designado por nuestra Academia Nacional de la Historia para responder al profesor Manuel Pérez Vila su discurso de incorporación a nuestra institución como Individuo de Número. Es para mí sumamente grato cumplir con este encargo, porque con el recipiendario me unen viejos lazos de amistad y de admiración. Con extremo placer contesto su brillante trabajo, el cual ha tenido como tema principal el estudio de un aspecto poco tratado en nuestra historiografía, como es el del «Artesanado: La Formación de una Clase Media Propiamente Americana». En verdad, la escogencia de esta materia es por demás significativa y demostrativa de un rasgo típico del propio autor, porque refleja plenamente una faceta de su carácter de investigador, en la diversidad y en la variedad del conocimiento de nuestra vida colonial, al elegir un tema relativamente poco tratado entre nosotros, precisamente debido al hecho del limitado desarrollo que tuvieron esas actividades en la vida de nuestro quehacer social y que nos diferencian bastante del de otros lugares de América, donde las condiciones materiales creadas por el europeo alcanzaron un elevado grado de desarrollo. Las asociaciones religiosas y artesanales, entre otras, es fuerza reconocerlo, no llegaron a tener un desarrollo muy destacado, por lo que en parte no han merecido, generalmente, de nuestros estudiosos, una especial atención; y es en esto donde precisamente radica y toma importancia la personalidad académica de Pérez Vila, porque para él todo detalle, todo ángulo y todo aspecto, por más pequeño que pueda parecer, es representativo de una faceta de nuestro orden social y por lo tanto de interés histórico. Esta especial actitud es la que, en general, caracteriza su obra; porque si revisamos su fecunda tarea encontraremos en su abundante producción que él ha sido uno de nuestros más laboriosos investigadores contemporáneos. Así lo atestigua su curriculum, del cual tomaré algunas referencias que demostrarán la condición de su labor y vendrán a probar lo que de su acuciosidad menciono.
Nuestro nuevo Individuo de Número, quien habrá de ocupar la silla letra R, nació en Gerona, España, en 1922, y como consecuencia de los bien conocidos acontecimientos políticos que más tarde ocurrieron en la Península, el joven Pérez Vila tuvo que emigrar a Francia. Allí cursó, en Burdeos, su bachillerato; y su licenciatura de Filosofía y Letras, en la Universidad de aquella ciudad de Aquitania, diplomándose luego de Profesor en el Instituto Normal d’Etudes Françaises, de la Universidad de Toulouse. Ingresó de Profesor en el Colegio de Sainte-Foy la Grande, y en 1948 viajó a Venezuela, para ser compatriota nuestro desde 1956. Por su preparación académica, pero además por su nata afición a la investigación histórica, lo encontramos dirigiendo en varias oportunidades el Seminario de «Bolívar en sus Escritos» del Instituto de Estudios Bolivarianos de la Universidad Católica Andrés Bello, cubriendo un período que va desde 1962 a 1982. La labor del Profesor Pérez Vila es, como ya he dicho, un ejemplo de dedicación hacia diferentes campos de nuestra historia colonial y contemporánea, habiendo dictado entre 1962 y 1980, la Cátedra de Historia de Venezuela y del Periodismo Venezolano, como Profesor Asociado, en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas. A partir de 1979 dictó las Cátedras de Historiografía y Metodología y Crítica Histórica a nivel de Post-grado en la Maestría Historia de las Américas, en la misma Universidad; y a partir de 1983 dirige un Seminario de Doctorado en los Estudios de Post-grado para Ciencias Sociales y Humanidades, en la Universidad Santa María, de Caracas. A lo cual hay que añadir diversos cursos de Post-grado y de Extensión Universitaria, en el área de Historia, en la Universidad Central de Venezuela y en la Universidad Simón Bolívar. Ha sido invitado como Profesor Visitante a dar cursos de Historia en la Universidad de California, en Berkeley, en 1967 y en Saint Antony’s College, de la Universidad de Oxford, en 1975.
Sin embargo, y a pesar de tan brillante hoja, una de las actividades más interesantes y destacadas que ha tenido nuestro recipiendario ha sido en el campo del estudio de nuestra historia bolivariana, donde laboró con el doctor Vicente Lecuna, desde 1950 a 1954, apenas dos años después de llegado a Venezuela, en la organización sistemática del Archivo del Libertador, así como en la elaboración de sus índices. Durante ese mismo tiempo organizó y proveyó de índices el Archivo de José Rafael Revenga, materiales todos estos que reposan en la Casa Natal del Libertador. Sería demasiado largo enumerar toda su labor investigativa y archivística, pero sí deseo destacar algunos aspectos y uno en especial. Entre 1954 y 1955 dirigió la Oficina instalada en la Casa Natal del Libertador, con el objeto de compilar todos los documentos que contenía el Archivo de Bolívar, a fin de publicarlos, y en esa tarea dejó preparado suficiente material como para imprimir varios volúmenes. Entre 1956 y 1957 viajó a Bogotá como Miembro del Directorio de la Fundación John Boulton, para localizar y microfilmar los documentos de interés histórico para Venezuela, que se encontraban en el Archivo Nacional de Colombia. En esa misma Fundación el profesor Pérez Vila, quien es su Director, creó y dirigió el Boletín Histórico, revista que vio el día durante una importante etapa de la vida de esa institución. Colaboró igualmente como Adjunto Técnico de la Comisión Editora de los Escritos del Libertador, de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, así como en la Comisión Editora de las Obras Completas de Andrés Bello. En ocasión del Bicentenario del Natalicio del Libertador fue designado por el Consejo Nacional de la Cultura, Asesor Histórico para organizar la Gran Exposición Bicentenaria de Simón Bolívar, que tuvo lugar en el Museo de Bellas Artes y en la Galería de Arte Nacional conjuntamente. Actualmente colabora con la Fundación Polar en la coordinación del Diccionario de Historia de Venezuela que va a ser publicado en 1987. En el campo de sus trabajos históricos el profesor Pérez Vila ha hecho investigaciones sobre la personalidad del Libertador, lo cual debe ser destacado por la novedad en el método de la técnica, en áreas que no habían sido particularmente estudiadas. A este efecto debe mencionarse Bolívar y su Época, obra en dos volúmenes, publicada en 1953; Índice de los documentos contenidos en las Memorias de O’Leary, en dos volúmenes, publicado en 1956, colección que trata principalmente, más que de O’Leary, del propio Libertador. Ese es un precioso trabajo que permite alcanzar la referencia documental, con eficacia y prontitud, pues aparecen en orden alfabético, por nombre de autor y a quién va destinada, el lugar y la fecha, de dónde el documento emanó, hasta localizar su ubicación definitiva en la magnífica Colección de las Memorias de O’Leary. Otro trabajo suyo es La Biblioteca del Libertador, de 1960, en el cual él hace un muy enjuicioso estudio del personaje visto desde el ángulo de su intelectualidad y donde aparece Bolívar bajo una faz muy poco estudiada hasta entonces. Suyo es también Simón Bolívar, Síntesis Biográfica, de 1968, el cual ha sido traducido a varios idiomas, entre ellos al inglés, francés, portugués, alemán, árabe, papiamento y griego. Luego Campañas Periodísticas del Libertador, editado en Maracaibo en 1968, donde se analiza al Libertador como periodista, faceta también muy poco conocida de aquella personalidad. Luego nos dio Documentos apócrifos atribuidos al Libertador (1809-1812), impreso en 1968, que es un estudio muy sagaz de los recursos políticos a que recurrieron los enemigos del grande hombre; Los Borradores del Discurso de Angostura, publicados en 1968, con presentación de nuestro actual Canciller, don Simón Alberto Consalvi y así mismo La Formación intelectual del Libertador, impreso en 1971 y vuelto a editar en 1979, donde trata de las lecturas del Libertador, estudiadas a través de sus proclamas, de sus discursos y de su correspondencia; La Batalla de Carabobo, bibliografía venezolana reciente, está fechada en Caracas en 1971 y Para acercarnos a Bolívar, impreso también en Caracas en 1980, es un trabajo de lectura fácil y ágil hecho con la intención, precisamente, de acercarnos a Bolívar; Decretos Conservacionistas del Libertador, que vio la luz en Caracas en 1979 y en el cual trata, como su título lo indica, de la amplitud mental de aquel extraordinario hombre en su empeño por proteger los recursos naturales de nuestra tierra. Simón Bolívar (1783-1830). Bibliografía Básica, fue publicado en Bogotá en 1983, y Simón Bolívar. El Libertador, el Hombre y el Estadista, 1783-1830 lo fue en 1983 y El Mundo Cambiante del joven Bolívar, escrito para la obra colectiva editada por el CONAC, en ocasión del Bicentenario del Nacimiento del Libertador en 1983. Apareció el año pasado en castellano y editado también en francés, su ensayo Entusiasmo y Desencanto: Un joven criollo ante Napoleón, de la obra colectiva Bolívar en Francia, del Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón Bolívar. Además de todos estos valiosísimos trabajos don Manuel Pérez Vila tiene una serie de otros títulos que abarcan desde Orígenes de la imprenta en Maracaibo, de 1962; Las Fuentes para la Historia de Venezuela en el Siglo XX; Teatro en la Venezuela Colonial, de 1965; Los Libros en la Colonia y en la Independencia; Para la Historia de la Comunicación Social; La Caricatura Política en el Siglo XIX; El Gobierno Deliberativo: Hacendados, Comerciantes y Artesanos frente & la crisis, 1830-1848. Un sinfín, en fin, de títulos, pues faltan todavía muchas otras obras, pero no quiero fastidiar al auditorio, para simplemente empeñarme en probar una cosa que todos conocemos, cual es la magnífica labor llevada a cabo por el profesor Pérez Vila en el campo de la historiografía venezolana. No es necesario abundar en más detalles para justificar plenamente la razón que hemos tenido en abrirle las puertas de esta Academia a tan estudioso y destacado historiador.
Sin embargo, no quiero dejar de mencionar un trabajo suyo que considero muy importante, como lo son también los que acabo de citar. Me refiero a Vida de Daniel Florencio O’Leary, Primer Edecán del Libertador, que fue premiada en el concurso promovido por la Sociedad Bolivariana de Venezuela en 1952, el cual es acaso el trabajo investigativo más importante que hasta ahora se haya hecho sobre el edecán del Libertador, el irlandés O’Leary. Con motivo de pronunciar estas palabras que la Academia me ha encomendado, acudí nuevamente a ese grueso volumen y volví a deleitarme con lo que Pérez Vila refería de O’Leary, pues él también, como aquél, «maneja una prosa excelente», la cual hace la lectura fácil, interesante y sumamente amena. A Pérez Vila se lee con un gusto continuo, pues parece no ocuparse demasiado de copiar el monótono ritmo de citas y de párrafos, sino que su lectura se hace fluida y cálida, donde los personajes se despojan de sus simbólicos atributos y de la acartonada heroicidad que les da la historia, y en la prosa limpia del autor, va apareciendo el agudo historiador que no acude a la cansona repetición de citas, de anécdotas y de frases ya sabidas. Pérez Vila hace del personaje O’Leary su figura maestra, el eje del escenario de su talento y lo trata a la manera de un cuento escrito con soltura, pasión, minuciosidad y fiel a la verdad y cuidadoso de interpretar, sin halagos exagerados, ni mezquindades parroquiales, al ejemplar edecán. Realmente esa es la verdadera función, debería ser la verdadera función de quien escribe la historia. Saber historiar la historia con “la castiza sencillez de la prosa”, como decía el propio Pérez Vila de O’Leary y como hoy digo yo de él.
Antes de concluir estas palabras deseo mencionar un hecho que es sumamente importante destacarlo para nuestra Academia, para nuestro país y para otros lugares. Hoy es recibido como Individuo de Número un venezolano nacido en otra tierra. Para mí es sumamente satisfactorio que se me haya encomendado darle la bienvenida a este Académico que es venezolano de adopción. La distinción que se le hace al profesor Pérez Vila está plenamente justificada porque su obra, su talento y su acuciosidad por su nueva patria, quisiéramos muchos también tenerla. Por esta razón quiero congratular al recipiendario y al mismo tiempo felicitar a nuestra institución por recibir en su seno a tan distinguido hombre que ha sabido ser un venezolano como pocos.