Papel Literario

Cincuenta aniversario de la ONJV

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¿Qué marcó a José Antonio en su niñez y juventud, qué referencias y experiencias? No hay dudas acerca de la enorme influencia de su madre, Ailie Anselmi, y sus mayores por la rama de la familia Anselmi, emigrantes de la Isla de Elba en el archipiélago toscano, llevando sus instrumentos de banda y sembrando esa tradición en Montecarmelo en la serranía trujillana”

Por IGOR LANZ

En el año 1973, José Antonio Abreu recibió una invitación de la Asociación Venezolana de Ejecutivos que presidía en ese entonces Frank Briceño Fortique, para una conferencia sobre el día de la juventud. Me propuso acompañarlo y fue una ocasión inolvidable por muchas razones, entre otras por la significación trascendental de esta fecha para él, lo que se evidenció en su conmovedora presentación, en la cual exaltó la vida heróica de José Félix Ribas y su ejército de seminaristas y estudiantes que vencieron a un ejército realista, cinco veces superior en número. Luego, haciendo referencia a la bala que apagó la vida de Juan Vicente Campo Elías, relata que por esa misma bala alcanza la gloria de héroe libertador, que era para él una inspiración máxima. Seguidamente hizo referencia a José Antonio Ricaurte, quien se inmoló haciendo estallar el depósito de explosivos en el “Ingenio” de Bolívar, lo que permitió al Libertador emprender un contraataque que aniquiló al ejército realista. Abreu tenía una carpeta en su regazo mientras hacía su extraordinaria presentación; en esa carpeta no había ningún guion para la conferencia, solo una partitura de un motete Tomás Luis de Victoria.

En el año 1975, también el 12 de febrero, día de la juventud, en la sala de conciertos a la que desde entonces le fue asignado el nombre del héroe de la batalla de la Victoria, José Félix Ribas, José Antonio Abreu reunió un grupo de jóvenes estudiantes de música provenientes de Caracas, Maracay, Miranda, Trujillo, Lara, Anzoátegui y Portuguesa, entre otros. El primer ensayo de los “fundadores” en un espacio en plena construcción, entre concreto y polvo se escucharon los primeros acordes y melodías de nuestro Himno Nacional y la obertura Romeo y Julieta de P. I. Tchaikovsky, un preludio de lo que se convertiría, con afán, amor y convicción, en El Sistema Nacional de las Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela.

¿Qué marcó a José Antonio en su niñez y juventud, qué referencias y experiencias? No hay dudas acerca de la enorme influencia de su madre, Ailie Anselmi, y sus mayores por la rama de la familia Anselmi, emigrantes de la Isla de Elba en el archipiélago toscano, llevando sus instrumentos de banda y sembrando esa tradición en Montecarmelo, en la serranía trujillana, sino también por vía de su padre Melpómene Abreu, quien fuera gobernador de ese estado y quien lo envió a estudiar la secundaria a Barquisimeto, donde comenzó sus estudios de piano con Doraliza Jiménez, con una sabiduría pianística legendaria: cuando estudió la sonata Claro de Luna le indicó que Beethoven había añadido unos pedales especiales a un piano para tocar ese primer movimiento de la sonata. Ese piano estaba en el museo Beethoven en Bonn. Cuando José Antonio fue invitado por el director a ver las partituras  originales y pianos, le mostró el director el piano con unos pedales especiales que Beethoven usó para tocar ese movimiento, el cual tocó José Antonio, recordando los puntos donde se utilizan los pedales especiales. ¿Se imaginan la sorpresa que esa ejecución le produjo al director del museo?

En el grupo de jóvenes, para aquel entonces, con quienes comenzó a ensayar el maestro estaban el violista Jesús Alfonzo, quien luego fue el director del Conservatorio de El Sistema; Henry Zambrano (el diablo), primer contrabajo y fundador de los núcleos orquestales de Guanare, Barinas y San Fernando de Apure; de concertino Jesús Hernández, gran violinista de Maracay; primer cello Florentino Mendoza, hijo del gran músico del quinteto Contrapunto, Domingo Mendoza. Florentino fue el fundador del núcleo de Chacao y muchos más…

En un principio José Antonio invitó a insignes maestros a acompañarle: José Francisco del Castillo, gran violinista y maestro de generaciones de jóvenes, director de la Academia Latinoamericana de Violín; a los maestros uruguayos Filiberto Núñez, fagotista, y Lido Guarneri, oboe de fama internacional, entre otros.

En el mismo año 1975 tomó la decisión de enviar la orquesta al Festival de Orquestas Juveniles de Aberdeen, patrocinado y dirigido por su creadora, Joe Bryer, mecenas de generaciones de músicos en Gran Bretaña. Allí fue fundamental la participación y diligencia de su compañero, alumno y sobrino de la maestra Doralliza Medina, el pianista José Vicente Torres, quien se trasladó a Aberdeen a coordinar los detalles de las presentaciones de la Orquesta. Es imprescindible señalar aquí la importancia de sus hermanas Ana Cecilia y Beatriz, asomada al balcón de su clavecín (como solía decir Aquiles Nazoa). Beatriz, el más grande talento musical que he conocido;  y, muy importante en el desarrollo de la Orquesta, el gran violinista Frank Di Polo, hijo de la famosa cantante Fedora Alemán, quien también formó parte de la directiva de la Fundación para la Orquesta Nacional Juvenil, junto al maestro Inocente Carreño y Alberto Grau. Frank ha sido un pilar insustituible en la evolución de El Sistema junto a los maestros Ulises y David Ascanio.

Ese mismo año, invitó José Antonio al maestro y compositor Carlos Chávez a dirigir en el Festival Internacional de Aberdeen y fue un éxito absoluto. Al final del festival se hizo una selección de las orquestas participantes y la orquesta de Abreu cubrió el puesto de concertino, con Frank y la mayoría de las primeras partes; fue un inolvidable triunfo que consagró a la Orquesta y la proyectó como el motor que fue el sustento de El Sistema Nacional de los Coros y Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela. Hoy en día está en las buenas manos de Eduardo Méndez Lozada, quien ha mantenido un crecimiento y desarrollo notables de El Sistema, tanto nacional como internacionalmente.

Por fin, ya en la primera década de este siglo XXI encontró José Antonio lo que quería lograr… un alumno con el talento, la inteligencia, la humildad, la capacidad y tantas otras cualidades que son esencia y sustancia de Gustavo Dudamel, hoy día reconocido como uno de los grandes de la dirección, maestro y ejemplo para los jóvenes músicos a nivel mundial… el legado glorioso de un sabio, artista, creador y sobre todo creyente convencido de la potencialidad y gloriosa realidad del talento musical venezolano.