Los indios habían descubierto el casabe siglos antes de que los españoles descubrieran América. En esta forma la yuca fue industrializada por los caribes con larga anterioridad al arribo de los conquistadores a costa firme. Por eso la industria nacional, a la cual se está impulsando tanto en la actualidad, en lo que atañe a productos alimenticios, nació en Venezuela cuando apareció esa confección indígena que tanto se asemeja al papel secante. Las tribus lo preparaban preferentemente con yuca agria, porque del jugo, mezclado a otras sustancias, obtenían el curare. Venía a ser de esa manera una manipulación industrial simultánea que les proporcionaba dos artículos antagónicos, uno para vivir y otro para matar.
Algunos aseguran que el casabe carece de todo poder nutritivo, que viene a ser tan solo algo así como un lastre estomacal: calma el apetito, pero no alimenta. Habría que probarlo. Otros pretenden que estimula la imaginación. Lo único cierto es que los caribes lo usaban de manera abundante en todas sus comidas, y ya se conoce lo que significó como empresa heroica para los conquistadores el sojuzgamiento de esta porción continental. En la historia de la Conquista, ni México ni Perú representaron la misma empecinada resistencia. Los guerreros caribes eran físicamente fuertes. También es verdad que no mascaban coca.
El casabe no es consumido en todas las regiones de Venezuela. En las zonas costeñas y en los Llanos, en el Centro y en ciertas porciones occidentales es sumamente popular. Tiene mucha mayor demanda que el pan de trigo, y tanto o más que nuestra criolla arepa. En la parte oriental del país es aditamento obligado en las tres diarias citas que concurren en la mesa hogareña. Es una herencia caribe que no ha periclitado. El casabe posee allá dos derivaciones coloniales de repostería: el gofio y la naiboa. En las embarcaciones de vela que hacen el cabotaje en los puertos nacionales nunca falta el casabe a bordo. Quien quiera saber si es nutritivo no necesita más que calibrarle los músculos a un marino margariteño.
(De León, R. D. Geografía gastronómica venezolana. Caracas: Cacofonía, 2004).
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Las razones del gusto y otros textos de la literatura gastronómica, compilado por Karl Krispin, fue publicado por la Universidad Metropolitana y Cocina y Vino, en 2014.
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