Papel Literario

Caballos, caballos y más caballos

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Por ÁLVARO PÉREZ CAPIELLO

Sánchez Espacio Arte, galería ubicada en el CC Terraza de Lomas de La Lagunita, inaugura el domingo 16 julio la muestra Equos Aeternus, una exposición colectiva que gira en torno a los caballos, como símbolos de libertad, resistencia, determinación y coraje. La cita reúne obras de Alirio Palacios, Jorge Dáger, Eduardo Azuaje, Leonel González, Alexis Fernández, Roger Sanguino y José Enrique González. Todos, creadores de reconocida trayectoria en el campo de la plástica, quienes ofrecen sus visiones del tema empleando diversos formatos y soportes.

Para los griegos, el primer caballo creado fue Pegaso, hijo de Poseidón y de Medusa, una de las tres parcas a quien Perseo cortó la cabeza. Este caballo de Zeus, residente alado del monte Olimpo, refleja el lado instintivo del ser humano, estando, por ende, a contrapelo de las emociones. Otro héroe de los tiempos heroicos, Aquiles, aquel de «los pies ligeros» de La Ilíada, también tuvo dos caballos legendarios: Xanthus y Balios. Asociado con el poder y la virilidad, este animal fue clave para la expansión del pueblo mongol en los años de Gengis Kan, al punto que se decía que: «Un mongol sin caballo era como un pájaro sin alas». Los chinos lo consideraron como la representación del amor y la estabilidad, usándolo como un signo del zodíaco. Lo cierto es que el caballo fue una pieza clave en la conquista y el poblamiento del Nuevo Mundo descubierto por Colón y, en la actualidad, continúa prestando un servicio determinante en la agricultura, así como en otras actividades productivas.

En el terreno de la literatura, resulta difícil no recordar a Bucéfalo, a Rocinante, fiel compañero de Don Quijote en sus hazañas como caballero andante, o a Babieca, el caballo de Rodrigo Díaz de Vivar (El Cid Campeador). La lista sería larga, por lo que conviene detenernos aquí… Refiriéndonos a la pintura venezolana, grandes maestros han representado en sus creaciones a los caballos, colocando de manifiesto la belleza y la importancia de estos animales, cuyas primeras representaciones en el arte rupestre se remontan al año 3000 a. C. Me vienen a la memoria cuadros de Arturo Michelena, Tito Salas, Carlos Otero, César Prieto, y tantos otros.

La muestra que nos ocupa refleja una acertada escogencia por la calidad de los trabajos exhibidos. En la acera de los motivos, vemos caballos saltando obstáculos, a galope, en reposo, o simplemente bebiendo agua de un riachuelo. También elementos asociados con la equitación como sillas de montar, fustas o botas. Obras muy coloridas que, de seguro, transportarán a los espectadores a momentos de su niñez, o a citas tan emblemáticas como los clásicos corridos en el Hipódromo de La Rinconada o, en épocas más lejanas, en los terrenos de El Paraíso. Recomendamos, pues, visitar Equus Aeternus en Espacio Sánchez para dejarse conquistar por la magia de los caballos.