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Bailarina de los ancestros y la modernidad

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Por CARLOS PAOLILLO

Sonia Sanoja (Caracas, 1932-2017) representa la figura femenina icónica de la danza contemporánea venezolana. Su labor pionera como bailarina y coreógrafa, autora de sesenta y seis obras, la convirtió en un referente no solo nacional, sino también latinoamericano y mundial. El gesto ancestral también de vigorosa modernidad, y la proximidad al cuerpo escultórico y cinético que la caracterizaron, llenó su desempeño artístico de un sólido sentido de identidad.

El de Sonia fue un ámbito recóndito. Su expresión corporal emergía de niveles profundos. La visceralidad de su movimiento reflejaba, al tiempo, un particular estado de equilibrio emocional, de imperturbable serenidad interior y armónica convivencia de su ser íntimo con su entorno. Su danza, incontaminada, no pregonaba, sin embargo, una abstracción aséptica. A estadios originarios remitía, de una poderosa energía era transmisora. De ella siempre se exaltó su condición telúrica surgida con irrefrenable intención renovadora.

La suya es una danza esencial y experimental. En el movimiento denso, puro y desprovisto encuentra su medio natural expresivo. Elocuentes silencios, reveladoras voces poéticas, sugerentes sonidos, sorprendentes texturas, conforman, junto a su intensa gestualidad, un universo complejo y exigente. Sus obras son testimonios escénicos de elevadas valoraciones conceptuales y estéticas.

Tránsito vital

Los comienzos de Sonia Sanoja en la danza se remontan a finales de los años cuarenta en la histórica Cátedra de Ballet del Liceo Andrés Bello de Caracas, de la mano de los maestros irlandeses David y Eva Grey. Su inquieto espíritu la llevó hacia el movimiento exploratorio junto a Grishka Holguín, con quien se inició en el ámbito profesional al incorporarse al Teatro de la Danza, primera agrupación de danza moderna creada en el país.

Egresa de la Escuela de Filosofía de la Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad Central de Venezuela, viaja a París junto a Alfredo Silva Estrada, donde crea sus primeras coreografías. En 1960 la Asociación Francesa Danse et Culture la invita a participar como creadora y bailarina solista en el Festival de Jóvenes Coreógrafos celebrado en el Teatro de la Ciudad Universidad de la capital francesa, donde presenta su obra emblema Duración uno y cuatro, acogida como una “pequeña obra maestra”.

A su regreso a Caracas, se desempeña como coreógrafa y profesora de la agrupación Danzas Venezuela, bajo la dirección de la maestra mexicana Evelia Beristain.

Entre 1961 y 1964 comparte con Grishka Holguín la dirección de la Fundación de Danza Contemporánea, visionaria agrupación renovadora de la danza moderna venezolana, que tuvo por sede el Museo de Bellas Artes, de la que también fue bailarina y coreógrafa.

A mediados de esa década, en el Teatro del Ateneo de Caracas, presenta por primera vez sola en escena un recital de danza conformado por sus propias obras. También en ese tiempo inicia una dinámica proyección artística internacional por Europa, Norte, Centro y Suramérica. Viaja de nuevo a París como becaria de la Fundación Fina Gómez. Baila en la compañía de Maurice Béjart e interviene corporalmente los penetrables de Jesús Soto.

A principios de los años setenta se convierte en la primera directora del recién establecido Departamento de Danza del Inciba. Funda y dirige la agrupación Sonia Sanoja Danza Contemporánea de Venezuela, con la cual se presenta en la Universidad de Nueva York. Gira por Venezuela y otros países de América Latina.

Invitada al festival Internacional Taller Coreográfico de Angers, Francia, obteniendo el premio de Mejor Solista y a la XI Bienal Internacional de Poesía en Knokka-Heist, Bélgica. Actúa en el L’ Espace Carden de París y el Teatrode Arras.

Crea una nueva agrupación, Arte Coreográfico Sonia Sanoja, en la cual reúne a una generación alternativa de bailarines de danza contemporánea. Participa como solista en el Festival Cultura de Venezuela en la Universidad de Nebraska, Estados Unidos.

Como parte de la programación cultural de intercambio entre los países signatarios del Convenio Andrés Bello, actúa en las ciudades de Bogotá, Quito y Lima.

En el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas realiza la acción escénica Coreogegos, dentro de la exposición de esculturas de Gertrudis Goldmicht, Gego. Esta intervención fue considerada como un auténtico acontecimiento dentro de las artes visuales nacionales.

A principio de los años ochenta realiza una gira a México como bailarina huésped de Danza Libre Universitaria, agrupación de la UNAM, y realiza una participación especial en la presentación del libro Ocelotl, del crítico Luis Bruno Ruíz, en el Palacio de Bellas Artes.

En la Galería de Arte Nacional presenta Signografías, diálogo corporal con la obra escultórica de Colette Delozanne.

Dentro de la programación internacional, con motivo del Bicentenario del Natalicio de Simón Bolívar, es invitada a Francia para actuar en el Théatre di l’AllianceFrancaise de París y en la Maisonde la Culture de Rennes.

En 1991, luego de varios años ausente de la escena, reaparece en el Museo del Teclado de Caracas con la obra multidisciplinaria Espaciales, música en vivo del bajista Carlos Sanoja e intervención del pintor Oscar Sjostrand. El centro de investigación Trayecto danza realiza una exposición documental sobre su obra.

Dirigió en 1994 el montaje de su antología coreográfica con obras de los primeros años sesenta, que tituló Naturales, presentada por el Instituto Superior de Danza.

Interviene en el proyecto Documentos de agua y fuego, junto a la bailarina Hercilia López, a partir de la obra literaria de Enriqueta Arvelo y Ana Enriqueta Terán.

Fundadanza de Cumaná crea la Orden Sonia Sanoja para reconocer la labor de artistas de la danza nacional.

La Gobernación del Distrito Federal de Caracas le rinde un homenaje titulado “De la danza a la integración de las artes”.

Presenta en 2010 su obra Cuerdas, simple medida dentro del programa escénico Visionarios, dedicado a los precursores de la danza contemporánea en Venezuela, realizado por la Unearte.

En 2016 aparece en escena por última vez, junto a la bailarina Graciela Henríquez, interpretando la obra Amor amargo, del coreógrafo Leyson Ponce.

Voz poética

Sonia Sanoja no solo bailó. También dedicó un tiempo incuantificable a reflexionar sobre sus visiones sobre el movimiento y convertir esos pensamientos en literatura de llamativa sencillez. Sus libros constituyen una alta referencia de teoría danzaria, en su caso de especialísimo valor ya que surgen de una doble dimensión: la reveladora creadora en la escena y la escritora de riguroso oficio.

Duraciones visuales (1963), suerte de memoria estética de la Fundación de Danza Contemporánea, publicada por la Fundación Neumann, que al pensamiento profundo y al verbo preciso de su autora une las sólidas conceptualizaciones a manera de prólogo de Alfredo Silva Estrada, la fotografía vanguardista de Bárbara Brändli y la cualidad gráfica de John Lange.

A través de la danza (1971) y Bajo el signo de la danza (1992), ambos publicados por Monte Ávila Editores, contienen el decálogo del movimiento interno y genuino de su creadora. En ellos se encuentran la reflexión constante sobre el hecho de danzar y su conversión necesaria en palabras ilustradas.

A través de la danza fue traducido al francés por el poeta belga Fernand Verhesen y publicado en Bruselas en 1974. Monte Ávila consagra la segunda edición de A través de la danza, con prefacio de Juan Liscano y fotografías de Miguel Gracia, como el libro del año. La publicación incluye también el ensayo Tiempo secreto de Sonia Sanoja, del antropólogo Miguel Acosta Saignes.

Vértigo consciente. Notas para una filosofía de la danza contemporánea (1999), texto contentivo de la conferencia magistral dictada por Sonia Sanoja con motivo de la apertura del Instituto Universitario de Danza, editado por este centro educativo. Se trata de un esclarecido ensayo sobre la danza y sus elementos esenciales, abordados desde la perspectiva personalísima de su autora, convertido en revelador pensamiento crítico.

La voz poética de Sonia Sanoja fue multiplicada a través de los textos compilados en las distintas ediciones del libro La danza y la palabra, pertenecientes a los participantes de los cursos del mismo nombre que dictara en el Iudanza. Cada uno de estos escritos comparten su comprometido ideario: hacer del movimiento y la escritura un ejercicio mancomunado.

Magisterio necesario

Destacable es la labor docente de Sonia Sanoja, cumplida silenciosa y tesoneramente en numerosas partes de Venezuela y con vínculos muy especiales con el medio universitario.

Durante los años setenta y ochenta, funda y dirige el Centro Coreográfico de la Universidad Simón Bolívar, la Cátedra de Danza del Colegio Universitario Francisco de Miranda y el Taller de Danza del Instituto Politécnico Universitario Luis Caballero Mejías.

Durante las dos siguientes décadas, llevó labor formativa en el Instituto Superior de Danza y el Iudanza, del que fue profesora fundadora, miembro honorario de su Consejo Directivo y creadora de la cátedra de Historia Social del Arte; así como del curso La danza y la palabra dentro del programa de ampliación Las fronteras del cuerpo, perteneciente al área de postgrado de esa institución.

A la creación de Unearte, se incorpora a este nuevo proyecto de educación superior en el que crea e imparte la unidad curricular Filosofía del Arte. En 2009 se le otorga el título de Maestra Honoraria de esta universidad.

Del 2 al 8 de mayo de 1977 la Universidad Central de Venezuela celebra la Semana Sonia Sanoja, centrada en el mensaje: «Universitario, ¿sabes lo que es ser latinoamericano? Sonia Sanoja es una respuesta». Dos años después, realiza el video Sonia Sanoja, grabado en distintos espacios de la Ciudad Universitaria, con guion de José Balza, música de Alfredo del Mónaco, narración de Luis Salazar y dirección de Danny Guarenas.

La Universidad de Oriente y la Universidad de los Andes reconocen la trascendencia de su obra y su trayectoria. La Universidad Nacional Abierta, a su vez, realiza el video Sonia Sanoja, expresión única de la danza, bajo la dirección de Juan Carlos de los Ríos.

La danza se manifiesta ante los ojos del espectador.

Pero es en la interioridad del artista donde la danza comienza.

Sonia Sanoja

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