Papel Literario

Autocracias del siglo XXI. Caso Venezuela

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Por MIRIAM KORNBLITH*

Tuve el gusto de conocer a la organización FORMA y a varios de sus integrantes en Caracas en 2008. Desde ese momento hasta el presente, me han impresionado su coraje, profundidad, compromiso con el país y su vocación de formar a las nuevas generaciones. Desde muy temprano, captaron la verdadera dimensión de la catástrofe que se estaba cerniendo sobre Venezuela y se volcaron al análisis, la producción intelectual y la formación de nuevas generaciones, a fin de sembrar el antídoto democrático y de defensa de la dignidad humana con el cual enfrentar el avance del régimen autoritario iniciado con la elección de Hugo Chávez en diciembre de 1998. Este libro refleja su constancia, su rigor intelectual y su sólido vínculo con el país.

No es fácil pensar a Venezuela en estos momentos. Es tal la devastación del país —su profundidad, extensión, sistematicidad— que se hace muy doloroso el ejercicio de reportarla, analizarla, explicarla y de predecir cuál será nuestro futuro. Caracterizar a la Venezuela de las últimas dos décadas puede ser profundamente frustrante, pues se trata de dejar constancia de cómo el país ha experimentado un retroceso inconmensurable —en cualquier área que se quiera escrutar—, en lugar de haber superado los males de antaño y de haberse reinventado creativamente, y ello a pesar del inmenso potencial humano y material del

país. Sea cual sea el ángulo desde donde se mire a este, es insoslayable toparse con el inmenso dolor y la tragedia que gravita sobre cerca de 30 millones de venezolanas y venezolanos, dentro y fuera del territorio.

Pero de tanta ruina también surge la esperanza y la convicción de que jóvenes, como los que congrega FORMA y a los que FORMA ha formado, siguen luchando, escribiendo, movilizándose, para retomar la senda de la democracia, la dignidad humana, la libertad, el bienestar individual y colectivo. El esfuerzo intergeneracional y pluralista que FORMA presenta en este libro, al vincular estudiosos, analistas, políticos de diversas generaciones, disciplinas y experiencias, es la expresión de las mejores capacidades y anhelos de la sociedad venezolana puestos al servicio de la construcción de un mundo mejor. La revolución bolivariana, a pesar de sus 20 años y sus esfuerzos por lograrlo, no ha podido apagar la vocación democrática de los venezolanos.

Es asombroso y alentador que, a lo largo de estas dos décadas de oprobio, siempre haya habido una resistencia democrática activa —aunque con una marcada asimetría de recursos— a la revolución bolivariana. En conjunto, millones de ciudadanos movilizados en elecciones, marchas y en sus comunidades; miles de organizaciones partidistas y de la sociedad civil desarrollando proyectos y definiendo estrategias, llamando la atención de la comunidad internacional, y varios cientos de mujeres y hombres corajudos liderando los procesos —algunos de los cuales han sufrido cárcel, exilio o muerte— han mantenido viva la llama de la libertad y la democracia en el país. El análisis intelectual y el ejercicio democrático practicado en condiciones crecientemente adversas se funden en las reflexiones de este libro. Es un valioso aporte para la comprensión del fenómeno autocrático venezolano y en escala global, sobre todo para su superación.

El libro se articula en torno a una idea clave inspirada en Samuel Huntington. Existe una relación estrecha entre la naturaleza del régimen autocrático y la naturaleza del proceso de transición que pudiera llevar a su superación y a la democratización. De allí que sea clave caracterizar con precisión cuál es el tipo de régimen, cuáles son los factores dentro del mismo que pueden actuar para prevenir o facilitar la transición, y cuál es su legado más profundo, que pudiera obrar para impedir o facilitar una democratización plena post transición. En esta obra se recogen elaboraciones complejas, rigurosas, novedosas y sofisticadas inspiradas en el pensamiento venezolano e internacional, y en el estudio comparado de procesos políticos afines al venezolano. Comentaré algunos de los aportes que me parecen más relevantes, sin menoscabo de muchos otros que el lector podrá identificar.

Sobre la naturaleza del régimen

La naturaleza escurridiza, engañosa, el despliegue gradual de todas las aristas del régimen ha generado confusión entre analistas y políticos por igual, lo cual ha tenido consecuencias negativas para la acción política dentro y fuera del país. Es por ello que una porción importante de los artículos del libro se dedica a su caracterización. Los trabajos de Paola Bautista de Alemán, Juan Miguel Matheus, Francisco Plaza, Miguel Ángel Martínez Meucci desarrollan visiones comprehensivas y descarnadas acerca de la naturaleza del régimen, haciendo un uso crítico y creativo de la bibliografía venezolana e internacional sobre el tema.

Juan Miguel Matheus lo cataloga como régimen autoritario y examina con detenimiento su conformación ideológica, caracterizada por una particular combinación de militarismo, doctrina de izquierda y marxista, concepción instrumental de la democracia, unión cívico-militar, internacionalismo y castrismo, y constitucionalismo populista. Esa combinación constituye un núcleo ideológico rígido que no ha cambiado con el tiempo, en el sentido de que no ha dado lugar a su revisión, a la inclusión de una perspectiva democrática, a la exclusión de algún componente o la adición de otro de otra tradición ideológica. Apoyada en la bibliografía especializada y la perspectiva comparada, Paola Bautista de Alemán presenta con rigor analítico la evolución del régimen hacia un estado gansteril, promovido desde el seno del poder para perfeccionar su capacidad de dominación. No se trata de un aspecto anecdótico o de una desviación inesperada, se trata de un rasgo estructural al que se llega por diseño. La autora examina con solidez teórica y creativa la degradación cleptocrática y criminal por la que hoy en día se reconoce doméstica e internacionalmente al régimen bolivariano. Francisco Plaza afirma que el concepto de régimen totalitario es el que mejor define a la revolución bolivariana, dado su afán continuo y deliberado de destrucción de los fundamentos de la libertad, sobre la que se asienta la dignidad humana. Inspirado en Hannah Arendt, afirma que esa cualidad estaba presente en el régimen desde su propio nacimiento, más allá de las fachadas democráticas, electorales, iniciales, incluso más allá de las connotaciones de gansteril, fallido, terrorista, que, si bien no lo exoneran de su carácter perverso, no engloban a cabalidad su naturaleza destructiva. Finalmente, Miguel Ángel Martínez Meucci coincide con la conceptualización del régimen como totalitario. No obstante, plantea la importante pregunta acerca de si su progresiva conversión en un Estado gansteril debe dar lugar a la discusión acerca de si la revolución bolivariana ha mutado hacia el predominio de una lógica gansteril o si sigue prevaleciendo la lógica totalitaria en sus acciones y preferencias; o dicho de manera sintética, se trata de dilucidar si la coalición en el poder está compuesta esencialmente por actores políticos o criminales. Es una pregunta crítica, con significativas implicaciones para la acción política, pues la viabilidad y la naturaleza de la transición democrática puede variar significativamente dependiendo del tipo de actores que se pretende desplazar.

Los trabajos de varios de los autores se enfocan en aspectos específicos en los que se concreta la revolución bolivariana en su afán destructivo, llámese régimen autoritario, gansteril o totalitario. Allí se incluyen los trabajos de Ángel Alvarado sobre la destrucción del modelo económico; Edward Pérez sobre la destrucción del libre albedrío mediante el uso de la tecnología para el control social; Héctor Briceño sobre la destrucción del tejido social a través de la tragedia migratoria provocada; Miguel Monaco sobre la disolución del ordenamiento jurídico previo e incluso del creado por la revolución; Rogelio Pérez Perdomo sobre la desnaturalización del Estado de derecho y del derecho como ejercicio profesional.

A partir de las definiciones del régimen y de su expresión en el moldeado de áreas específicas, se desprende la deseabilidad de la transición y la democratización, a fin de superar un estado de cosas inaceptable, injusto y cruel para la mayoría de los venezolanos. Del examen efectuado es fácil concluir que la transición y la democratización no están incluidas en el repertorio de preferencias valorativas del régimen, y que no derivarán de una evolución natural, deliberada e interna del mismo. Adicionalmente, que la complejidad de la naturaleza autocrática del régimen bolivariano —derivada de la rigidez de sus bases ideológicas y de la coexistencia de la dimensión totalitaria con la gansteril— dificulta las posibilidades de la transición y la democratización. La viabilidad de la transición y democratización dependerán, entonces, de la disposición y capacidad de las fuerzas democráticas —nacionales e internacionales— por impulsarla e imponerla al régimen, pues para los actores claves de este, esas no son sus opciones valorativas deseables.

Sobre la resiliencia autoritaria

El libro acuña un concepto interesante: la resiliencia autoritaria. Es una reflexión crítica para Venezuela, pero también para comprender la longevidad de regímenes como el de Cuba, Corea del Norte, China, Rusia, Zimbabue, la ex Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas entre otros. ¿Cuáles son los factores que explican la longevidad y resiliencia del orden autocrático?, ¿Tienen mayor resiliencia los totalitarismos de izquierda que los de derecha? ¿Sobreviven más los autoritarismos militares que los civiles? ¿Las dictaduras que se inician mediante revoluciones son más longevas que las iniciadas por la vía de las reformas? El examen de la resiliencia autocrática aplicada al caso venezolano aporta respuestas a estas importantes preguntas más allá del mismo.

Los trabajos de Juan Miguel Matheus, Elsa Cardozo y Paola Bautista de Alemán se desarrollan definiendo los factores que describen y explican la resiliencia autoritaria. El régimen bolivariano siempre manifestó su vocación de perpetuidad, lo que es un rasgo característico de los regímenes autoritarios que no contemplan la altemabilidad en el poder y de aquellos totalitarios que se perciben como fundacionales de nuevas eras históricas. No obstante, la pregunta que surge es cómo y por qué ha podido sobrevivir por dos décadas, considerando las circunstancias crecientemente adversas en que se encuentra tanto en el orden doméstico como en el internacional. Como bien apuntan varios autores en este libro, globalmente la democracia se encuentra bajo asedio, en recesión, mientras que las prácticas y los regímenes autocráticos se expanden. En este contexto, es clave comprender cuáles son los factores nacionales e internacionales que contribuyen a la permanencia de este tipo de régimen y cuáles contribuyen a su superación y a la democratización.

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Paola Bautista de Alemán desarrolla el concepto de resiliencia gansteril aplicada al régimen bolivariano y Juan Miguel Matheus lo utiliza y expande a la noción de resiliencia autocrática, mientras que Elsa Cardozo lo aplica al contexto internacional en el que se desenvuelve la revolución bolivariana. Partiendo de la definición de resiliencia como la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, los autores examinan cuáles han sido las situaciones límites que ha enfrentado y enfrenta la revolución bolivariana doméstica e intemacionalmente, y cuáles han sido y son los recursos utilizados para superarlos y mantenerse en el poder. La revolución bolivariana ha manejado, expuesto y puesto en práctica gradualmente su esencial naturaleza autocrática. Ha desmantelado progresivamente el Estado de derecho y todas las esferas de la vida política, económica, social, cultural, artística, internacional de Venezuela. Ha avanzado y retrocedido, administrado y ahorrado energías autocráticas con visión táctica y estratégica, pero no se ha detenido ante la iniquidad y el atropello sin límites cuando así lo ha decidido. La coalición en el poder ha promovido un envilecimiento autocrático generalizado que debilita las barreras de contención domésticas e internacionales, y ha promovido el aprendizaje y el intercambio autocrático entre regímenes y actores afines. A lo largo de sus dos décadas de existencia, los actores claves del régimen han ideado formas nuevas de legitimación interna e internacional. Todo se ha supeditado a la lógica de mantenerse en el poder a cualquier costo, a punto de optar por transformarse en un Estado gansteril, fallido y colapsado, que es la más reciente metamorfosis emprendida para sobrevivir.

Un factor crítico para la preservación del régimen ha sido el apoyo de las Fuerzas Armadas. El artículo de Pedro Pablo Peñaloza muestra los mecanismos ideados para asegurar su fidelidad, que incluyen su transformación de un actor institucional, a un actor político y a un actor gansteril al servicio de la revolución. Otro aspecto clave en el que se expresa la resiliencia del régimen es el tratamiento de la Asamblea Nacional luego del triunfo electoral de la oposición en el año 2015, tal como se desarrolla en el capítulo de Carlos García Soto. Inmediatamente después de ese triunfo electoral, se inició el despojo sistemático e ininterrumpido hasta el presente de las facultades y competencias de la Asamblea Nacional y de sus integrantes. Los actores claves de la revolución bolivariana evidenciaron sin ambages su total indisposición a admitir la alternabilidad en el poder y a reconocer la voluntad popular adversa. De allí en adelante, el régimen eliminó de su repertorio la opción electoral en condiciones equitativas; se adaptó a la nueva situación límite —el triunfo electoral opositor y la competencia en el control de los poderes públicos— poniendo en marcha el catálogo completo de recursos para la sobrevivencia autocrática.

Elsa Cardozo agrega otra dimensión al análisis de los factores que explican la permanencia de la revolución bolivariana. Dada la propensión internacionalista del régimen, su interés por trastocar el orden hemisférico y global, y su progresiva asociación con actores criminales transnacionales, como gobiernos forajidos o cómplices y el crimen organizado, es indispensable examinar el impacto de esos actores y condiciones a favor o en contra de la resiliencia autocrática. El tema venezolano hace tiempo que trascendió las fronteras nacionales y se incorporó al ámbito planetario. En esta dinámica, la causa democrática venezolana ha ido acumulando aliados significativos en la comunidad democrática hemisférica y global, al mismo tiempo que la revolución bolivariana ha ido alineando a su favor los regímenes y gobiernos afines. Elsa Cardozo concluye que, si bien la comunidad democrática internacional ha sido clave para colocar al régimen en la situación crítica actual y podrá jugar un papel de contención de la revolución chavista, pudiera correr el peligro de pasar a la permisividad si la revolución afirma su resiliencia autocrática, mantiene el apoyo de sus aliados, y la comunidad democrática emerge debilitada de la pandemia.

El mayor estado de necesidad que ha enfrentado el régimen —su mayor situación límite— es el escenario iniciado en enero de 2019 hasta el presente (junio 2020) con la presidencia interina de Juan Guaidó, el aislamiento internacional de la comunidad democrática, el colapso generalizado de la provisión de bienes y servicios públicos, la aplicación de sanciones económicas al régimen y sanciones personales por corrupción y violación de derechos humanos a sus principales agentes, y la aparición de la pandemia del covid-19. La gran interrogante es si en esta oportunidad el régimen bolivariano nuevamente será capaz de resistir, adaptarse y sobreponerse con éxito, ejercer nuevamente la resiliencia autocrática. El costo de dicha resiliencia es cada vez más alto para el pueblo venezolano, pero también para la propia coalición en el poder. Pero beneficia a los más conspicuos y cada vez menos numerosos miembros de la coalición en el poder.

El daño antropológico de la inculturación

Quizá la reflexión más descarnada que ofrece este libro es la del peligro que se cierne sobre el alma, la psique, los valores, la cultura de los hombres y mujeres de Venezuela, luego de dos décadas de inculturación de la revolución bolivariana. La noción de creación del “hombre nuevo” al que aspiraba la revolución bolivariana, a imagen y semejanza de los modelos de “hombre nuevo” soviético (**), chino o cubano, ha sido profundamente problemática. Cualquier reflexión que lleve a equiparar la revolución bolivariana con la autocracia y el totalitarismo debe abordar la impronta profundamente desfiguradora y deshumanizante que deja ese tipo de regímenes. Los trabajos Rogelio Pérez Perdomo, Juan Miguel Matheus y Francisco Plaza abordan este tema. Ello incluye varias dimensiones: ¿cómo se expresa y evidencia esa inculturación?, ¿cómo combatir esa inculturación para promover la transición y la democratización?, ¿qué hacer después de una transición para que la democratización sea plena y la inculturación de la revolución bolivariana no opere como obstáculo a la misma?, ¿qué nos dice la experiencia internacional al respecto, en casos como la reconstrucción y democratización de Alemania post nazismo, o la superación del Apartheid en Sudáfrica?

La noción de inculturación utilizada en este libro me lleva a la inspiradora reflexión del intelectual católico cubano Dagoberto Valdés. En un conocido editorial de la revista Vitral, Dagoberto Valdés acuñó en 2006 la poderosa idea del “Daño antropológico en Cuba” (***), producto de la larga dictadura totalitaria. Volvió a mencionarla a propósito de la visita del Papa Benedicto XVI a Cuba en el 2012, en un texto dirigido al pontífice: «En mi opinión, de todos los desastres sufridos en este medio siglo de totalitarismo, el más grave y duradero es el daño antropológico. Una persona a la que se le ha bloqueado una gran parcela de su libertad interior, se desmorona por falta de oxígeno para su propia humanidad. Una persona que ve sistemáticamente bloqueada, o suplantada, su responsabilidad individual, por el autoritarismo y el paternalismo, deja de crecer y se convierte en un adolescente cívico (3). Si a esa dimensión subjetiva del daño antropológico, se le suma en el caso venezolano la devastación material sufrida por la población y la destrucción del tejido social puede inferirse que el daño es inconmensurable y profundo.

Rogelio Pérez Perdomo explora la huella de la revolución bolivariana en el derecho, las relaciones sociales y la cultura política del venezolano. Un rasgo característico de chavismo y de las revoluciones socialistas en general es el de la concepción puramente instrumental del derecho. El autor discute si la cultura política autoritaria del régimen, que acentuó rasgos autoritarios pre existentes y sembró nuevos, podrá ser sobrepasada en una transición y acercar el país al modelo normativo del Estado de derecho, necesario para su democratización. La revolución bolivariana dejó su impronta en la cultura y mentalidad del ciudadano al tergiversar la historia, desfigurar la justicia, ideologizar la educación. También a través de la impune y masiva comisión de delitos y violaciones a los derechos humanos.

Juan Miguel Matheus examina la complejidad de la justicia transicional y transformacional que deberá ponerse en marcha en el país al ocurrir el cambio político, a fin de solidificarlo, hacerlo viable y pasar de la transición a la democratización. El propósito de esta justicia especial «transicional y transformacional” es justamente abordar estas terribles huellas de la revolución bolivariana, la violación de los derechos humanos, el desprecio por la dignidad humana, la corrupción y el enquistamiento del crimen organizado. Esta justicia especial deberá estar al servicio de la reconciliación y pacificación del país, que se ha ido transformando en una sociedad profundamente dividida, deformada y sufrida luego de dos décadas de revolución. Su puesta en marcha deberá servir para instaurar nuevos patrones éticos y de convivencia social, antitéticos a los vigentes, que ayuden a los hombres y mujeres de Venezuela a sobreponerse al daño antropológico causado por la revolución. Se trata de un examen pormenorizado, que abarca los planos políticos, legal y antropológico, ricamente fundamentado en la experiencia comparada internacional.

Francisco Plaza examina el inmenso daño que un régimen totalitario le puede ocasionar al alma de una nación y a sus ciudadanos, incluso mayor y más profundo que el daño causado por la devastación material y la degradación institucional. El carácter totalitario del régimen bolivariano se expresa en su empeño por destruir la libertad del ciudadano, en obligarlo a doblegar su voluntad a fin de poder sobrevivir en medio de la penuria material y moral, en referir toda noción del bien y del mal a los propósitos del régimen. El autor examina los esfuerzos por infundir nuevos patrones valorativos y crear una nueva cultura en el proceso de reconstrucción de Alemania post nazismo, y las lecciones que pudieran obtenerse para la reconstrucción democrática de Venezuela. Para Plaza, la tarea de reconstrucción del ethos de la nación, destruido durante las dos décadas de revolución bolivariana, es perentorio e incluso anterior al de la transición y reconstrucción democrática; en la medida en que el ciudadano recupere su libertad y dignidad el cambio será más viable y duradero.

Estos análisis ponen de relieve que es necesario abordar con honestidad, objetividad y de inmediato la magnitud del daño moral y material ocasionado por la revolución bolivariana. Ello lleva a reafirmar una vez más la definitiva deseabilidad de superar este orden de cosas a fin de evitar que siga profundizándose el daño infligido. También lleva a enfatizar que la viabilidad de la transición y la democratización está asociada a un esfuerzo sistemático, empático y deliberado de reimplantación de los valores de la democracia y del respeto a la dignidad humana, que debe estar en marcha ya.


*Miriam Kornblith es Directora Sénior del Programa de América Latina y del Caribe de la Fundación Nacional por la Democracia con sede en Washington, DC, desde 2006 hasta el presente. Socióloga, con estudios doctorales en Ciencia Política, fue profesora e investigadora del CENDES y del Instituto de Estudios Políticos, ambos de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido académica invitada en el Centro de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Stanford, en el Instituto de Estudios Superiores de Administración, Caracas, y en el Instituto Kellogg de Relaciones Internacionales de la Universidad de Notre Dame, Indiana. Ha publicado sobre el sistema político venezolano contemporáneo, en particular: reforma constitucional, instituciones, partidos, elecciones y democracia directa.

** La escritora ucraniana Svetlana Alexievich, ganadora del premio Nobel de Literatura en 2015, deja constancia de la profunda huella negativa dejada por el intento de crear el homo sovieticus entre la población de las distintas repúblicas soviéticas, la cual aún persiste a pesar de la caída del régimen a inicios de los años 1990. Ver: Alexievich, Svetlana, Second Hand Time. The Last ofthe Soviets, Random House, New York, 2016.

*** Tomado de Valdés, Dagoberto, “La Cuba que visitará el Papa Benedicto XVI” Pinar del Río, Cuba, 2012. Ver también: Valdés, Dagoberto, “El daño antropológico en Cuba”, Editorial Revista Vitral na 74 año xiii, julio-agosto 2006, Pinar del Río, Cuba.

Autocracias del siglo XXI. Caso Venezuela. Edición a cargo de Paola Bautista de Alemán. Prólogo: Miriam Kornblith. Editorial Dahbar. Caracas, 2020.