Papel Literario

Alcanzar la inmortalidad sin ayuda de los dioses

por Avatar Papel Literario

Por JOSÉ LUIS DA SILVA

La aparición del primer borrador del genoma humano o también llamado libro de la vida humana a comienzos del siglo XXI fue un acontecimiento científico con cobertura mediática de alcance global. Abrió las puertas a nuevos desarrollos tecnológicos y científicos en la biología, la química, la medicina, como también en la industria farmacéutica. En paralelo se abrió un debate filosófico, teológico, literario, político y cultural. Contar con un mapa que identifica cada base del genoma y su secuencia permitió en poco tiempo registrar un código genético. Ahora bien, ¿qué representa estos hallazgos dos décadas después de continuos estudios?

Primero, la posibilidad, cada vez más cierta, de identificar patologías asociadas a un particular factor de la secuencia del código genético. Detectar la causa de una enfermedad con la base de una letra o una peculiar secuencia resulta ser uno de los campos de investigación con más recursos públicos y privados. Los estudios focalizados en tumores cancerígeno-asociados a genes particulares permitieron construir un Atlas del genoma del cáncer, lo que facilitaría el diseño de tratamientos menos invasivos, a saber: medicamentos formulados para genes muy específicos causantes de una determinada enfermedad cancerígena.

Si bien falta mucho por recorrer, se avizora en un futuro no muy lejano que la mayoría de los tipos de cáncer contarán con una cura efectiva. En el mismo camino tenemos otro gran reto, entender mejor el grupo de enfermedades catalogadas de raras y que afecta a un grupo de personas que no superan los quinientos mil en todo el mundo. Los científicos consideran, en una proporción importante, que la causa de estas enfermedades obedece a anomalías en el código genético. De ahí la importancia de su estudio.

Segundo, aquellas investigaciones dirigidas a cruzar la herencia genética con el código genético en procura de inspeccionar variantes relevantes que permitan entender las enfermedades o también las posibles condiciones óptimas de vida sana, inclusive abrir un espacio para comprender mejor las enfermedades mentales. Todo esto redundaría en una mejor calidad de vida.

Tercero, a la par de estos desarrollos científicos la aparición de informes gubernamentales, los cuales permiten vislumbrar las nuevas políticas de los Estados sobre este tema y sus consecuencias para la vida humana y las sociedades al igual que las agresivas estrategias de los grandes laboratorios y de las principales universidades del mundo ante los nuevos retos.

Destacan cuatro informes. El primer documento data de 2002 bajo el apoyo de National Science Foundation titulado “Converging Technologies for Improving Human Performance Nanotechnology, Biotechnology, Information Technology and Cognitive Science (1). El segundo elaborado por el Comité presidencial de bioética y publicado en el 2003 bajo el soporte del gobierno de George Bush (2). Los dos siguientes informes se elaboran en suelo europeo. En el 2005 aparece el informe titulado: Converging Technologies. Shaping the Future of European Societies (3), auspiciado por el Comité de Investigación e Innovación de la oficina de la comisión europea. El último aparece en el 2009 bajo la conducción del parlamento europeo y lleva por título: Human Enhancement (4).

Resulta que estos informes son referente teórico y de discusión en las áreas científicas, éticas, bioéticas, filosóficas, culturales, políticas, teológicas y artísticas sobre el movimiento transhumanista, el cual cada día gana más fuerza en el debate público.

En los extremos del debate se encuentran, por un lado, aquellos sectores más conservadores que vislumbran el uso de las nuevas tecnologías para optimizar los protocolos de tratamientos de las enfermedades y mejora de la vida humana; por el otro, los más radicales promueven el uso o fabricación de tecnología sustitutiva de la vida humana, dando paso a una nueva especie mixta sustentada en la biotecnológica. Lo expresa muy bien Luc Ferry en su libro La revolución transhumanista cuando dice:

“…el transhumanismo se divide en dos grandes campos: los que «simplemente» quieren mejorar la especie humana sin renunciar por ello a su humanidad, limitándose a reforzarla, y los que, como Kurzweil precisamente, abogan por la «tecnofabricación» de una «posthumanidad» para la creación de una nueva especie, hibridada en su caso con máquinas dotadas de capacidades físicas y de una inteligencia artificial infinitamente superiores a las nuestras. En el primer caso, el transhumanismo se sitúa voluntariamente en la continuidad de un cierto humanismo «no naturalista» … En el segundo, la ruptura con el humanismo en todas sus formas se consume y se asume al mismo tiempo” (5).

Lo cierto es que, tanto en un caso como en el otro, vemos que los avances tecnológicos y científicos permiten un perfeccionamiento de la vida, a través de la erradicación o disminución de algunas enfermedades lo que posibilita contar con una vida más prolongada y de mejor calidad. En este caso, el transhumanismo mantiene ciertas vinculaciones teóricas con el humanismo tradicional.

Pero hay un transhumanismo que incluiría en el conjunto de las enfermedades a la propia muerte, la cual de ser erradicada permitiría alcanzar o soñar con la inmortalidad sin ayuda de los dioses. Claro está, esta posibilidad deja por fuera al ser humano y daría paso a una entidad cibernética que rompería con la larga historia de la humanidad concebida en la finitud temporal de la vida humana. Entraríamos por decirlo de alguna manera en el olvido del pasado y el desinterés por el futuro.

“—¿Usted se acuerda de cuando todos se morían? No era hace tanto, señorita, diez, veinte años, según quiénes. Pero parece que ahora todos prefieren olvidarse, como si no siguiera sucediendo, como si fuera puro pasado, pura materia del olvido. Sucede, claro, pero muchos, la gente como usted, los que ya no, prefieren ni pensarlo…” (6).

*José Luis Da Silva se desempeña en la Universidad Católica Andrés Bello.

Referencias

1  (2002) Converging Technologies for Improving Human Performance – Nanotechnology, Biotechnology, Information Technology and Cognitive Science, edited by Mihail C. Roco y William Sims Bainbridge, Kluwer Academic Publishers.

2  (2003) Beyond therapy: biotechnology and the pursuit of happiness. The President’s Council on Bioethics. Washington, D.C. www.bioethics.gov.

3  (2005) Converging technologies: shaping the future of European societies, European Commission, Directorate-General for Research and Innovation, Nordmann, A., Publications Office.

4  (2009) Human Enhancement. European Parliament. Science and Technology Options Assessment (STOA) Brussels.

5  (2007) Ferry, Luc. La revolución transhumanista. Cómo la tecnomedicina y la uberización del mundo van a transformar nuestras vidas. Madrid. Alianza Editorial. Pág. 22

6  (2020) Caparrós, Martín. Sinfín. Madrid. Literatura Peguín Random House. Grupo Editorial. pág. 49