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Al otro lado de la puerta, enero 15, 2023

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Por NELSON RIVERA

Despacho desde Boleíta, sede de la DGCIM

Desde el 22 de noviembre, el teniente coronel Igbert Martín Chaparro permanece en huelga de hambre. Rodeado de silencio. Silencio cómplice. Silencio de cohabitación. 54 días.

Despachos desde Ucrania

Kiev 2022

24 de diciembre, Jersón: mientras hacen compras de último momento, los rusos bombardean el mercado de la ciudad. Ataque exitoso: 10 muertos, 58 heridos. Cuerpos tirados en los pasillos. Sangre derramada entre hortalizas y legumbres. Un misil es una exhibición del caos que subyace en toda fuerza. La cabeza de un hombre aparece a 22 metros de su cuerpo.

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25 de diciembre. Los 14 miembros de una familia se han reunido en Kiev. Esperan con ansiedad la llegada del hijo mayor, ausente desde hace 18 días. Y, en efecto, a las 3 de la tarde aparece. Llantos y abrazos. Ha traído un generador eléctrico.

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Nochevieja. En la fotografía están la madre, de unos cincuenta años. El hijo, joven soldado. Sentados en el piso, alrededor de una vela encendida. Entre ambos, junto a la vela, una pequeña escultura del arcángel San Gabriel. Los tres oran.

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Empeoran los bombardeos sobre Jersón. Putin sonríe y cierra los ojos: “Estamos actuando en la dirección correcta”.

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27 de diciembre. Centenares de kievitas se reúnen en el Metro. Cantan villancicos.

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El 28 de diciembre, Día de los Santos Inocentes, se publican las declaraciones del canciller ruso: Zelenski debe aceptar las condiciones de Putin para desmilitarizar y desnazificar a Ucrania. “Si no, hablará el Ejército”.

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En la zona central del Donbás se combate por cada metro de territorio. Como en la guerra del 14. Trincheras, mínimos avances, desgaste. Mueren soldados ucranianos. Pero la mortandad rusa se multiplica por cinco o seis. Un reportero se arrastra a metros del comandante ucraniano. Le pregunta por la desproporción de la mortandad. “Son jovencísimos reclutas”. El almacén de carne de cañón de Putin es inagotable.

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29 de diciembre. 33 misiles en 24 horas. Sobre Jersón. Triunfal ataque de Putin: ha impactado de lleno sobre una maternidad. Avanza el urbicidio.

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30 diciembre: A pesar de que el día anterior se ha producido uno de los mayores ataques de la invasión, 69 entre misiles y drones suicidas, no se produjeron muertes. Explican los expertos que Putin quiere obligar a Ucrania a negociar bajo sus condiciones. Tras la lluvia de bombas, la lluvia de interpretaciones sobre las bombas.

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Children of war: hasta el 6 de enero: 453 niños asesinados. 877 con heridas de guerra. 353 desaparecidos. 8.818 rescatados. 13.876 deportados a Rusia. 125 retornados.

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Algunos fueron capturados en campamentos vacacionales, en lotes. Mercancía barata e indefensa. Ganga humana. Unos pocos han logrado escapar y cuentan: los entregan en adopción. Les dicen que sus padres los han abandonado. Lo que sigue a continuación es la Odisea de las madres ucranianas: viajan a Rusia a buscar a sus hijos. Se introducen en las vías pútridas del putinismo.

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Huían de Kiev rumbo a Chernihiv, cuando el pequeño vehículo familiar se encontró de frente a una columna de vehículos militares rusos. Un enorme camión cargado de soldados se abalanzó sobre el coche y aplastó al padre, la madre y a las hermanas. Solo Andriy alcanzó a saltar. Dos soldados rusos rociaron de gasolina la masa metálica y humana. A la muerte por aplastamiento siguió la muerte por fuego. Andriy corrió hacia el bosque. Hoy vive en un refugio. Habla el tutor: su mente quedó fijada. Lleva meses en que solo se ve a sí mismo corriendo en el bosque.

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Jerson, 31 de diciembre. Desde un refugio, con sus dos bebés en los brazos: “Se puede morir de hambre, de frío, de bomba o de miedo”.

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31 de diciembre. Tropas de reemplazo: imberbes reclutas rusos, concentrados en la ocupada Donestk. Los ucranianos captan las señales de sus móviles. 4 misiles caen sobre el edificio donde los soldados casi niños descansan al lado de las municiones. Hasta ahora: 89 muertos y más de 200 heridos, dicen los rusos. Más de 300 muertos, dicen los ucranianos.

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La capturaron el 16 de marzo de 2022. Justo el día anterior, Yulia Paievska, médica y activista ucraniana, había entregado a periodistas de Associated Press, envuelto en un tampón, un pequeño dispositivo con imágenes que mostraban el bombardeo sobre civiles el Mariupol. La buscaban. Otro de sus delitos: evacuar civiles de las zonas bombardeadas. Durante tres meses estuvo enterrada en una cárcel del putinismo. La torturaron con descargas eléctricas. Le gritaban, mientras escuchaba como morían otros presos ucranianos: no tienes salvación, acaba con tu vida.

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La pequeña ciudad de Bucha, Ucrania, ha entrado en la historia con la etiqueta de Masacre de Bucha. Asesinaron a 457 indefensos. Violaron niños y mujeres. Mataron a mascotas. Robaron, saquearon. Como todo relato de horror, Bucha tiene su carnicero: el teniente-coronel Azatbek Oburmekov. Ningún ingrediente falta en el relato de la masacre: ejecuciones sumarias, fosas comunes, el desmentido de los criminales. Y un especial aditamento, la mente torcida de Putin retorcido: “Es un montaje de los ucranianos”.

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Los bombardeos imponen un nuevo modo de vida: existencia de subsuelo. El sótano ahora convertido en el bien más preciado. Donde había coches hay colchonetas. Familias que aguantan el invierno, las bombas, sin agua ni electricidad. Linternas. El gris del concreto. Y la espera. La eterna espera de la sobrevivencia.

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Quiero recordar que Kiev está a casi 9.700 kilómetros de Caracas. Al otro lado de la puerta.

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Edgardo Dobry, Gustavo Guerrero

No creo posible resumir las indagaciones contenidas en el conjunto de ensayos que el poeta, traductor, ensayista y crítico literario argentino Edgardo Dobry (1962) ha reunido en Celebración. A través de la poesía americana (Trampa ediciones, España, 2022). Viene con un esclarecedor prólogo del poeta y ensayista venezolano residenciado en París Gustavo Guerrero: impecable mapa con pistas e incitaciones para lo que sigue a continuación: quince ensayos de rigurosa factura, publicados entre 2008 y 2021. Dobry los revisó, aumentó y reescribió. De esa disciplina, supongo, proviene ese espíritu de marca, interconexiones, manifiestas o sugeridas, que permean de un texto a otro. El académico no acorrala al ensayista: cada ensayo fluye por hallazgos literarios, preguntas, sugestivas ideas. Los textos desbordan sus propósitos más inmediatos. A medida que se avanza libro adentro, crecen la red y las inquietudes. Dobry es un articulador: conecta autores de distintas lenguas y geografías; se detiene en las poéticas y los modos de pensar lo literario; tiende lazos entre creación y época (asunto que está en la nuez del más reciente libro de Gustavo Guerrero, Paisajes en movimiento). Medular: la reveladora contribución de Dobry -a la que alude el título del libro- sobre la poesía celebratoria en nuestra lengua: elegías, odas, homenajes, exaltaciones.

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Despacho desde Brasilia

Al apearse del Rolls Royce descapotado, cansado de tanto agitar los abrazos, Lula da Silva prometió reconstruir Brasil.

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Despacho desde Managua

Nicaragua

Foto: EFE

A las 11:59 pm. del 31 de diciembre, 235 presos políticos permanecían en las ruinosas cárceles del régimen. En su mensaje de fin de año, Daniel Ortega anunció: “Un mundo nuevo está llegando”.

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Despacho desde Rostov

Hasta Rostov, a 1100 kilómetros de Moscú, viajó Putin para ofrecer su mensaje de fin de año. En el retrato oficial, exhibición de quijadas tensas, aparece escoltado por 24 militares: 3 señoras y 21 señores: “La rectitud moral, histórica, está de nuestro lado”.

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Despacho desde La Habana:

En su saludo por el “advenimiento” del 2023, el dictador Díaz-Canel: “Los invito a seguir venciendo imposibles”.

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Ratzinger, el prolífico

benedicto XVI

Joseph Aloisius Ratzinger fue un escritor infatigable. Y un melómano: de Bach a Pärt, con parada en Verdi. La lista de sus libros, ensayos, encíclicas y documentos religiosos supera las 600 entradas. De los 25 tomos de sus obras completas en alemán, solo una parte ha sido traducida al español. De él podría decirse: teólogo del humanismo y autor prolífico que, durante casi 8 años (2005-2013), fue Papa de la Iglesia Católica. Cuando entendió que no podía más, renunció. Tenía entonces 84 años.

Tony Judt, que siguió con atención el debate -enero de 2004- entre Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger sobre las bases morales del Estado de Derecho, dijo: “El cardenal es un pensador sorprendente. No es cierto que sea un reaccionario o un inquisidor. Su discurso consiste en llevar la urgencia del diálogo al límite de sus posibilidades”. El que era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue elegido Papa -número 265- al año siguiente. Así, Benedicto XVI se puso en la tarea de dialogar con ateos, agnósticos, científicos, economistas, teólogos de otras religiones.

Se oponía al relativismo moral, a la deshumanización y a la confianza ilimitada en la técnica. Defendía que existe una correlación entre la moral racional y la fe cristiana, aunque la fe del creyente fuese profundamente distinta de la fe de los filósofos. En su búsqueda de los puntos comunes avanzó hacia este anunciado: en el cristianismo están las bases de la voluntad democrática y la separación de los poderes. Está en los fundamentos de la libertad y la dignidad. Preguntaba y se preguntaba por la responsabilidad. Reconocía la enorme dificultad que consiste en definir el bien.

Cuando renunció hizo varias promesas, una de ellas, que continuaría escribiendo. Y así ha sido, según cuentan quienes le acompañaron los últimos años. Una frase de Ratzinger (no de Benedicto XVI): “Hay que advertir a los líderes de nuestro tiempo, que toda racionalidad sin fe deshumaniza”.

La derrota del pronosticador

El pronosticador nada un largo trecho por aguas turbulentas. Entre brazada y brazada vislumbra criaturas inéditas, especies de lo nunca visto. Al llegar a la orilla, mientras se quita la escafandra, lo acosan con la pregunta, ¿qué pasará en el 2023? El pronosticador mira al cielo, respira hondo y responde: incertidumbre. Incertidumbre total.

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Coinciden los pronosticadores en el uso de la palabra incertidumbre. Es su fianza. Su pudor. Póliza de ejercicio profesional. Modo de decir que no saben cuánto de entusiasmo y cuánto de amargura tendrán las próximas semanas y meses.

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El 2023 como campo de fuerzas. En su versión triangular, los vértices son la invasión de Rusia contra Ucrania, la creciente presencia de China en América Latina, la irradiación de Estados Unidos en el mundo. En su versión cuadricular se agrega la debacle climática como factor ineludible. Como pentágono, se añade el regreso del COVID desde China. En su versión circular los factores se tornan innumerables e indiferenciados. En todos se reproduce la misma irrelevancia: adentro, cada uno de nosotros, perplejo e impotente, incapaz de descifrar si esos manchones de gris que pintan en el horizonte son gris estándar, gris ceniza o gris plomo.

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