Edda Armas
Talismán País
Que este tiempo agrio gire la cabeza y se haga canto expuesto de las ideas libres que nos narran en furias hirientes de la lengua bífida y los talismanes que hagamos bajo lámparas de amonio alumbren los párpados y en el lugar donde se abra la magnolia blanca se deshaga el miedo para los desaparecidos los despla- zados los separados los muertos y los que no tienen paz
No cambian las palabras el eco de lo que zumba en este mundo incomprensible ya lo sabemos tal vez nicho de lo desértico cuando otros sucesos aran aquello que perdurará con su nacer en la belleza de lo humano (la belleza despierta los actos del alma, escribió Dante) y así deja constancia del dolor lo que nos aflige lo que de tan roto sobrevuela nuestras cabezas deseando otra realidad movidos hacia el deseo de otros modos de la vida ciudadana unida lograda únicamente con la armonía del hombre con la naturaleza y el respeto a los otros en la diversidad y la pluralidad de las ideas
CrueldadBombaSonajeroDelAsesinoDeSuHermano EnSuTierraDolorAborrecemosLaSangreDerramada PadecemosLaIdaDelosNuestrosLaObligadaErrancia DeLosHijosDeEstePaís
No leer la lírica Sobrellevarla anclarla en otra piel para otro tiempo Calzado agotamiento Intervenida la sintaxis acuna al cuerpo exhibido como nunca antes con la coma mal puesta y el punto final en cada historia cuando con golpes de tacón se desandan los versos encabalgados al deseo de otras formas: rizomas que aún no escritos ya cuelgan de las orejas, de la nuca en estallidos Desatemos las trenzas rojas: hallemos blancos al tiro: la agonía sobrevolando la página que nos acecha Erizo sea en puntillas el que lo oye todo y se desgarra al hacerse todas las preguntas en la horma del verbo feroz y grite del horror de lo visto en tantos años con el sol cortándonos en el texto imposible de los días
Edgar C. Otálvora
25 años en listas
Corrían los primeros días del año 1999 y por los pasillos del edificio de la Cancillería venezolana se sentía el paso de un grupo de jóvenes diplomáticos en plan de Guardia Roja de la revolución cultural china. Se habían proclamado paladines del nuevo gobierno y entre sus tareas estaba identificar a los diplomáticos que estaban en el extranjero a quienes habría que destituir de inmediato. Probablemente fue la primera lista en la cual fui incluido por el régimen. Ya en Caracas, me sumé a la reducida lista de los primeros asistentes a la reunión de los martes que Lewis Pérez comenzó a organizar en momentos cuando partidos y políticos estaban en catatonia. Un año después no cabía el gentío en la sala del CEN de AD.
A principios del milenio mi nombre apareció en una lista de “enemigos de las Fuerzas Armadas”. La lista se filtró y fue publicada por un semanario de la época. El editor de mis libros se enteró que el libro La crisis de la corbeta caldas aparecía en la lista de los que no serían incluidos entre los nuevos lanzamientos que Venezuela llevaría a ferias de libros en el extranjero. Aparecí en la lista de periodistas que, según el régimen, inventaron una crisis militar a propósito del inminente acuerdo del régimen con Colombia sobre el Golfo de Venezuela. Después mi nombre apareció en una lista de conspiradores que actuaban desde la Universidad Metropolitana, a propósito del tema limítrofe. Más adelante, vándalos cibernéticos incluyeron mi nombre en la lista de enemigos de la revolución a quienes se les debía hackear cuentas de email y portales web. Obviamente aparecí también en la lista de quienes firmamos solicitando el referendo para destituir a Chávez, la llamada Lista Tascón usada por el régimen para su apartheid contra los opositores.
Por incitación de Simón Alberto Consalvi fui incluido en la lista de los autores que darían cuerpo a la Biblioteca Biográfica Venezolana, no todas las listas eran negativas.
Debí incluirme en la lista de quienes tenían tarjeta de crédito para así poder disponer de dólares, para lo cual había que viajar fuera del país. Pronto, para optar al uso de tarjetas de crédito en el extranjero era imprescindible aparecer en la lista de clientes de alguno de los bancos del gobierno. Y después resultó necesario incluirse en un listado que llevaba cada banco en el cual constaban fechas y lugares de posibles viajes al extranjero, para así poder utilizar los servicios on line desde fuera de Venezuela.
Por casualidad me enteré que fui incluido en la lista de los venezolanos que se fueron, o que se niegan a participar en el esquema de control social, mediante una tarjeta digital, para recibir bonos y subsidios. Desde esa fecha alguien, usufructuando mi nombre, cobra los bolívares que de vez en vez el régimen gotea a la población. Desde hace varios años estoy en la lista de los venezolanos que ya no viven en Venezuela.
Las listas son sólo parte de la vivencia de un cuarto de siglo, claro. Pero sirven de útiles mogotes para cuando se piensa en los cambios en un cuarto de siglo de vida.
Edgar Cherubini Lecuna
Veinticinco años de chavismo o la fábula del escorpión y la rana en tiempo real
En 1958, después de haber derrocado a la dictadura militar de Pérez Jiménez, los venezolanos comenzábamos a establecer la democracia a través de acuerdos para un entendimiento político y la reconstrucción de las instituciones, cuando irrumpieron violentas acciones armadas provenientes de militares y civiles de izquierda, alentados por la dictadura cubana, pieza caribeña de la URSS en el tablero de ajedrez de la Guerra Fría. Fidel Castro, fue el artífice de la subversión en el país. Durante la década de 1960 en Venezuela, la izquierda fracasó en su intento de imponer por las armas el comunismo cubano. En 1969, la democracia puso en marcha el proceso de pacificación, que dio como resultado que guerrilleros, terroristas y secuestradores se reintegraran a la sociedad. Sin embargo, salvo contadas y honrosas excepciones, la mayoría de estos hombres y mujeres continuaron conspirando y recibiendo instrucciones desde Cuba. Algunos exguerrilleros despachaban desde las cómodas esferas de la administración pública donde habían sido recibidos sin trabas ni represalias para que se reintegraran a la sociedad y reconstruyeran sus vidas, siendo los mismos que conspiraron junto a Chávez y militares de izquierda en los golpes de Estado sucedidos en 1992 y que a partir de 1998, mordieron la mano a quienes les dieron de comer, propiciaron la demolición del Estado, la exclusión y persecución de quienes no pensaban como ellos, confiscando la libertad y entregándole el país a Cuba y a siniestras organizaciones del crimen organizado. Fue una gran ingenuidad pensar que esa izquierda resentida cesaría sus actos subversivos contra la república. El régimen totalitario alimentado por el cinismo y la mentira a la que nos han habituado durante estos últimos veinticinco años, nos impiden creer que deseen de nuevo vivir en democracia. Como si la fábula del escorpión y la rana fuese una ficción y no la cruda realidad en estos perversos personajes.
Enrique Alí González Ordosgoitti
El siglo 1998
Las patrias no explotan
se desmigajan
se deshilachan.
Primero fueron los de arriba
quienes pensaban que siempre
después del mediodía viene la tarde
Aseguraban la inexistencia de los eclipses.
Nacieron hilos sin memoria
sin trama
venían de vidas construidas sobre hojas
y nadie sabía cabalgar los vientos.
Y tú te fuiste
y viste a la sangre circular por fuera
mientras el espíritu se deshacía en migajas
aún más lejos
a infinitas manos de distancia.
Tantos sordos intentando cantar
alaridos vivos
y acuciantes.
Te fuiste del tiempo
nos convertimos en brizna.
Las memorias, como piedras
rodaron
hasta encontrar el hoyo.
Era un ser de pedacitos
cayendo
enlentecido
como una muralla de arena
que el viento deshace
a voluntad.
Nadie sabe cuánto queda de uno
es la virtud del desmembrado.
Pero el sol me incendia y me recupera
y me permite llegar al Vino de la noche
Y lo sorbo tinto
para poder descubrir en mi boca
la resequedad de lo ocurrido
y de lo transcurrido
porque a estas alturas
las memorias son montañas de hierro sobre los hombros
y moverlas
se dificulta más cada día.
Pero esas memorias son la única casa con vida
en estos kilómetros cuadrados.
¿Pero en cuánta memoria podemos acampar
cuando el disco duro de la existencia
está rebasado?
No es posible existir fuera del horizonte del Vino.
Los ojos solo ven al pasado
y al Ávila
ese hombre verde
con la mano levantada y generosa
que viene siempre
a brindarme Vino.
Pero hoy no puedo beber
ni brindar
pues estoy triste
tan rotundamente triste
que cuanto daría
por separarme
de esta férrea vigilia.
De tanto soñar
ya no reconozco
lo que no es sueño.
Los demás piensan que estoy vivo
y la memoria me recuerda
que vivimos en el siglo 1998.
El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!
Apoya a El Nacional