De cara a las elecciones regionales de gobernadores, la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) se encuentra bajo un panorama difícil, con muchos retos políticos y sociales que afrontar.
La decisión de participar en los comicios del 15 de octubre generó respaldo y férreas críticas en la ciudadanía. Algunos movimientos opositores, como Vente Venezuela y Alianza Bravo Pueblo, consideraron que la participación en las regionales era una decisión errada. Esto luego de cuatro meses de protestas, de que el Consejo Nacional Electoral (CNE) obstaculizara el referéndum revocatorio en 2016 y de que incluso Smartmatic, la empresa encargada de los eventos electorales en el país, denunciara que el gobierno cometió fraude en el proceso de la asamblea nacional constituyente.
Pero más allá del debate y con base en la decisión tomada de ir a las urnas, cabe preguntarse: ¿Logrará la MUD minimizar los errores y sacar provecho a su principal fortaleza, que es la mayoría electoral?
Jesús “Chúo” Torrealba, ex secretario de la coalición opositora, destaca que justamente el resultado de esos cuatro meses de manifestaciones “da más razón y fortaleza” a la decisión de participar en las regionales.
El dirigente opositor considera que la población superó las “supersticiones de la pura calle”. A su juicio, la protesta ciudadana es importante, pero también lo es la voluntad ejercida en las urnas: “El gobierno tiene bombas lacrimógenas, armas y colectivos, pero no tiene votos, no tiene pueblo”.
Ennio Cardozo, politólogo y profesor de la Universidad Central de Venezuela, señala que la característica más fuerte de la MUD es su identidad como única oposición al Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados.
El especialista considera que, por otro lado, la principal debilidad de la alianza opositora son las contradicciones en su discurso, que “no tiene consistencia ni coherencia”.
A su juicio, el problema discursivo se refleja en las acciones de la MUD, donde observa una constante improvisación y falta de contundencia en la línea de acción.
Para Cardozo, una muestra de la contrariedad del discurso político de la oposición se reflejó el 10 de septiembre, cuando Primero Justicia no reconoció al dirigente político Ismael García como ganador de las elecciones primarias en el estado Aragua.
“Pareciera que cada partido está pendiente de mantener sus intereses y de preservar el estatus quo”, agregó.
Jesús Torrealba, quien concluyó sus funciones como secretario en febrero de este año, opina que la Mesa de la Unidad tiene un discurso que muestra la diversidad entre los partidos que la integran. Sin embargo, coincide en que esa pluralidad ha causado incongruencias en los pronunciamientos.
“La diversidad no es sinónimo de debilidad, pero la falta de congruencia sí lo es”, asevera.
Sobre las protestas y la “hora cero”, Torrealba destaca que la dirigencia opositora no se tomó el tiempo de explicar a la población el por qué esa línea de acción era “equivocada”. A su criterio, esta situación no fue causada por un problema comunicacional, sino por un problema de “fondo político”.
“Ese liderazgo que le dijo al país cuatro cosas: rebeldía ascendente, levantamiento nacional, hora cero y huelga general, pasó de esa retórica inflamada a decir ‘pasado mañana hay elecciones, vota por mí’ ”, cita el dirigente, al referirse al acuerdo que firmaron sectores de la sociedad con la coalición el 10 de julio.
Sacar provecho al respaldo
El reto de la MUD, con clara mayoría electoral, es ganar los votos en medio de la desconfianza de parte de la población.
“Chúo” Torrealba resalta que la MUD cuenta con un respaldo popular de 80% y un apoyo internacional “nunca antes visto en dos décadas de lucha”.
El ex secretario de la Unidad opina que la MUD es un factor insustituible dentro del cambio democrático, pues en países latinoamericanos la labor de dirigentes opositores venezolanos es vista como un ejemplo a seguir.
Por su parte, Ennio Cardozo tiene otra perspectiva sobre la oportunidad de la MUD. El politólogo señala que la oposición “dentro de lo malo es lo mejor”. Sin embargo, asegura que la oposición pudiese aprovechar el descontento popular y capitalizar el voto.
Cardozo precisa que la MUD debe identificarse con la realidad del país y la situación socioeconómica que atraviesan los venezolanos. “La ciudadanía se encuentra en un limbo porque ni la dirigencia del chavismo ni de la oposición ha resuelto sus problemas”, agregó.
En este punto también coincide Torrealba. A su juicio, la oposición debe trabajar desde “las bases” y reenfocar la política en las necesidades de la gente. Torrealba celebró el trabajo de líderes opositores en algunos estados del país, como Laidy Gómez (Acción Democrática), en Táchira, y Alfredo Díaz (Avanzada Progresista), en Nueva Esparta.
Amenaza “constituyente” y abstención
Existe una amenaza latente sobre los candidatos a gobernadores electos en las primarias debido a que, según el gobierno, deben subordinarse a la asamblea nacional constituyente (ANC). De lo contrario, serán inhabilitados.
Además de la posible inhabilitación, la abstención es una realidad a la que la MUD debe hacerle frente. Según “Chúo”, el gobierno busca que haya una alta cifra de abstención electoral, pues saben muy bien que no cuentan con votos a su favor.
El politólogo Cardozo señala que la abstención en este tipo de comicios es usual, pues Venezuela tiene un electorado presidencialista.
Calcula que el próximo 15 de octubre habrá una abstención de 45% a 50%. “Esta proyección no es mala, porque tenemos un sistema presidencialista y la gente busca votar por quien tenga más posibilidades de resolverle sus problemas. Los ejecutivos regionales y municipales pasan a un segundo plano”.
Torrealba señala que el mesianismo, las agendas particulares de cada partido o de dirigentes opositores, hacen que el respaldo popular se pierda. “Para que la coalición no pierda el apoyo debe incrementar la calidad de su oferta para el país”, añadió, al considerar que para lograrlo los dirigentes deben pasar por un proceso de “introspección” y evaluarse a sí mismos.
Por su parte, Cardozo señala que la alianza de partidos debe aprovechar el descontento nacional y el “voto castigo” del electorado.
“La amenaza a la que se enfrenta la oposición a causa de su inconsistencia es que se produzca el divorcio de su electorado con ella. Hasta ahora, no ha sabido manejar su situación, porque algunas veces el gobierno la desarma por completo”, concluyó.
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