Pese a que las ojeras y su voz ronca revelan que estas tres semanas de protestas que ha encabezado contra el golpe que el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) le propinó a la Asamblea Nacional comienzan a pasarle factura, Henrique Capriles Radonski dice que seguirá en las calles, de donde no saldrá hasta conseguir que en Venezuela se convoquen elecciones y sean liberados los presos políticos.
Con su característica gorra tricolor y minutos antes de participar en la llamada marcha del silencio por los caídos, el gobernador de Miranda y dos veces candi-dato presidencial recibió a El Comercio para hablar sobre la actual crisis.
—¿Qué balance hace de estas tres semanas de protestas? ¿Han servido para algo?
La lucha por una causa justa siempre es útil. Sí han servido las protestas. La calle no es un fin, es un medio. La gente se está expresando, el pueblo despertó. ¿Quién hubiera imaginado hace un mes que esto estaría pasando? Está en desarrollo un quiebre. Nos dejaron sin referéndum revocatorio, el diálogo fue una estafa y no quieren convocar elecciones, entonces qué nos queda a los venezo-lanos.
—¿En el Gobierno no sopesaron la reacción interna y externa que causarían los fallos del TSJ?
Ha sido un cúmulo de abusos hasta que se rompió el dique. Esto pasa con todos los dictadores, la soberbia los ciega y creen que el pueblo está dispuesto a acep-tarles todo, pero llega un momento en que el pueblo despierta y se levanta. Madu-ro ha tratado de cambiar al venezolano, que es solidario y pacífico, y sigue empe-cinado en tratar de dividir al país. Pero este ya no está dividido: hay una pequeña base, que no supera el 20%, que apoya a Maduro y una masa de 80% en contra.
—En el 2014 usted no participó en las protestas que Leopoldo López lideró, ahora sí. ¿Qué ha cambiado?
El panorama era otro. Veníamos de unas elecciones municipales que el régimen ganó y con las cuales se legitimó. No teníamos ninguna elección vencida y se-cuestrada. De paso, el gobierno tenía 50% de apoyo popular. Tampoco teníamos una Asamblea Nacional cerrada ni el apoyo internacional de ahora. Los tiempos son completamente distintos.
—¿Esas nuevas condiciones han influido en el endurecimiento de su lenguaje frente al gobierno?
No es un cambio de discurso, sino que frente a una dictadura hay que asumir una postura de firmeza histórica. No es que ahora soy radical, siempre he dicho que mientras haya elecciones hay que participar, por más desventajosas que sean las condiciones, entonces qué puedo decir si nos niegan el voto. Tengo que llamar a esto una dictadura, porque en las dictaduras no permiten votar y frente a una dictadura hay que ser firme.
—El régimen lo culpa de la violencia en estos días. ¿No teme correr la misma suerte que López?
¿Que me metan preso? Ya me inhabilitaron y eso es como estar preso […] Yo no me las tiro de valiente, pero si lo hacen van a acelerar su caída. Venezuela entró en una etapa de desenlace.
—¿Qué tipo de desenlace ve?
Democracia. Esto va a terminar en un proceso donde el pueblo se exprese.
—El presidente Maduro ha dicho que está ansioso por que se convoquen elec-ciones y que está dispuesto a dialogar con la oposición.
‘Paja’ [Mentira]. El diálogo tiene que ser el pueblo expresándose en las urnas. Votar es el diálogo que quieren los venezolanos. No me vuelvo a dar con la mis-ma piedra, el diálogo del año pasado fue una estafa, un fraude.
—¿No hay que sentarse con el Gobierno a hablar de las condiciones para ir a elecciones y evitar que la crisis escale más?
Una cosa es que haya un acuerdo en que el Gobierno diga: “Yo me comprometo a esto” y la oposición diga: “Yo a esto”, y se firme. Lo que no va a haber es la re-edición de la estafa que dirigió [el ex presidente español Rodríguez] Zapatero, quien está completamente descalificado para nosotros. Él no es un facilitador, sino un agente del Gobierno. Nosotros no estamos pidiendo nada extraordinario: elecciones, que corresponden; canal humanitario de alimentos y medicinas, libe-ración de los presos políticos y cero inhabilitaciones; y respeto a la Asamblea Na-cional. ¿Qué estamos pidiendo a Maduro que no pueda resolver?
—¿Las cuatro demandas se tienen que cumplir juntas?
Sí, por supuesto. Esto no es una subasta ni una rebatiña.
—¿A qué tipo de comicios aspira?
Esas elecciones deberían ser para todos los cargos de elección popular, es lo ideal y es nuestra petición […] Pero en este momento histórico cualquier elección, así sea de una junta comunal, sería una catástrofe para Maduro.
—Eso requeriría una reforma constitucional, una elección así no está prevista en la Constitución.
¿Pero acaso en dictadura se respetan las constituciones? ¿Cuando no convoca-ron las elecciones de gobernadores el año pasado, respetaron la Constitución? No nos vengan ahora con argumentos leguleyos. Con las dictaduras no se deba-te de legalidad, esto es un problema político y requiere una solución política.
—¿Estas marchas pueden quebrar el apoyo de los militares al gobierno?
Sí, claro. Van a seguir agudizando las contradicciones internas.
—¿Cree que los militares podrían terminar derrocando a Maduro?
No lo sé, pero no buscamos eso. Lo que queremos es que el quiebre interno ter-mine haciendo que Maduro respete la Constitución y la democracia, y que se ce-lebren elecciones.
—¿Cómo evalúa el comportamiento de la comunidad internacional?
Quisiera agradecer al presidente Kuczynski lo consecuente que ha sido con la causa ve-nezolana. Ha sido uno de los presidentes que más apoyo han dado […] Nunca antes tuvi-mos más apoyo internacional que ahora […] Al mundo democrático le pedimos seguir po-niendo la mirada sobre Venezuela. Colombia es consciente de que si la situación en Vene-zuela sigue empeorando mañana tienen millón y medio de venezolanos allí. Igual les puede pasar a Brasil, México o EE UU El conflicto político ha llegado a las portadas de la prensa mundial por la represión, pero detrás del hombre y la mujer reprimidos están la crisis eco-nómica, el hambre, la falta de medicinas