Pedro Sánchez y Úrsula von der Leyen / Foto AFP
Querida Úrsula, millones de españoles asistimos perplejos a sus risitas y su pasteleo amical con el político que supone la mayor amenaza para la democracia entre los actuales mandatarios de la UE. Y no, no se apellida Orban, presidente que ganó las últimas elecciones en su país de calle, con 53% de apoyo. Hablamos de su amiguete Pedro Sánchez Pérez, que gobierna en España pese a haber perdido las últimas generales, donde obtuvo 31,6% de los votos (22 puntos menos que Orban). ¿Y cómo conserva el poder pese a no ser el preferido del público? Pues coaligándose con los comunistas y los separatistas, incluido un partido que dio un golpe de Estado contra la unidad nacional en 2017, otro que dirige un prófugo escapado en Waterloo, con el que negocia en secreto en Suiza el futuro de todos los españoles, y un tercero que fue fundado por la banda terrorista ETA.
Usted en teoría es conservadora, una figura distinguida de la CDU alemana. Sin embargo permita que le diga que ideológicamente la vemos un poco en la berza, más cercana a las posiciones de la implacable ideología que se hace llamar ‘progresismo’ que de las ideas contrarias que cabría presuponerle a una dirigente de derechas. No sabemos si lo hace porque le gusta la música izquierdista o por puro oportunismo, toda vez que necesita el apoyo socialista para seguir presidiendo el paquidermo comunitario. Un ejemplo clarísimo de lo que le comentamos es la furia intrépida con que se dedica a fustigar a Orban, mientras muestra un clamoroso silencio ante los abusos y escándalos de Sánchez, al que trata con una cordialidad desconcertante para los que lo sufrimos cada día en España.
A fin de ubicarla voy a citar a algunos medios que quizá le suenen. The Times ha calificado a Sánchez de político «adolescente». The Wall Street Journal ha advertido de que su alianza con los separatistas supone «una amenaza para España y la propia Europa». The Economist lo acusa de destrozar nuestra democracia para intentar conservar el poder. Bloomberg, el mayor canal de información económica del mundo, se hace eco esta misma semana de que sus escándalos de corrupción «lo tienen contra las cuerdas». Financial Times lo ha tachado de egocéntrico y divisivo y señala que «escupe bilis». Úrsula, querida, ¿no le da la sensación de que quizá se está usted confundiendo con su pintón amiguete de los 190 centímetros de talla y la sonrisa postiza?
Úrsula, su entrañable amigo es ahora mismo el político más corrupto de Europa. El partido de su Sánchez cometió la suprema indecencia de trincar comisiones del material sanitario mientras los españoles morían a miles en lo más trágico de la pandemia. Su entrañable amigo tiene a su mujer y a su hermano imputados en los tribunales por corrupción, en sendos casos de nepotismo en los que ambos se han beneficiado del cargo de Sánchez (y donde debería usted echar un ojo a ver qué ha pasado con los fondos europeos). Su entrañable amigo tiene imputado al fiscal general del Estado, personaje de su máxima obediencia que se dedicaba a filtrar datos de un particular para ayudar a Sánchez en su juego sucio contra la presienta de Madrid. Su entrañable amigo se ha hecho con el control del Tribunal Constitucional y está intentando reescribir de tapadillo la Constitución, con aberraciones como una amnistía a los golpistas de 2017, que rompe la igualdad entre españoles, o indultando de hecho desde ese TC el mayor caso de corrupción de la historia de España, los ERE del PSOE.
Úrsula, espabile, que no se entera. Olvídese de la propaganda del ecologismo-feminismo-queda-bien (que en este caso es también falsa, pues su entrañable amigo ha rebajado las penas de más de 600 violadores con su torpeza legislativa y en España no cesan de morir mujeres asesinadas). Quítese las orejeras y encare los hechos. Estudie qué hace Sánchez y actúe en consecuencia. Si quiere impartir lecciones magistrales de democracia y buen gobierno aparque un rato a Orban y empiece por Sánchez, un populista de izquierda radical embadurnado por varios casos hediondos y con los peores aliados imaginables (incluso coquetearon con Putin en su golpe sedicioso de 2017).
Reaccione. Deje de ratificar la triste impresión que muchos tenemos, la de que es usted una marioneta de la izquierda de atildado cardado clasicote, que además está contribuyendo de manera estelar a la atosigante burramia regulatoria y al ecologismo fanático que se están cargando económicamente a Europa y facilitando que nos arrolle China.
Un saludo atento.
Bis bald.
Artículo publicado en el diario El Debate de España
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