OPINIÓN

ZP al Tribunal Penal Internacional

por Román Cendoya / The Objective Román Cendoya / The Objective

El representante de Uruguay ante la OEA, Washington Abdala, en un discurso vibrante y lleno de energía dejó muy claro que el régimen de Maduro es «una dictadura oprobiosa» y cómo debe solucionarse: «Cada uno tendrá su manual de cómo se sale de las dictaduras. Ahora, eso sí, no se sale felicitándolas. Se sale diciendo señor, respete el resultado. El resultado es evidente empírico, fáctico y ganó Edmundo González Urrutia. Señor ¿qué no entiende usted, Maduro? ¿Qué es lo que usted no entiende? Y lo grave de esto, cuando estamos ante terrorismo de Estado, es que algunos leen los derechos humanos de una forma cuando pasan en algunos lados, y cuando pasan en otros, los leen de otra forma. Son los mismos derechos humanos. Es la misma gente que está entregando vidas, sacrificios, todo. ¿O ustedes creen que hay ocho millones de venezolanos que salieron a hacer turismo por el mundo? ¿Qué no se entiende?».

Hace algunos años no se entendía la actitud de José Luis Rodríguez Zapatero ante el régimen. Podía parecer que ZP, el tonto cursi activo, en su buenismo intentaba arreglar el problema. No era así. Ahora se sabe. Toda su trayectoria con la dictadura Venezolana es repugnante. José Luis Rodríguez Zapatero es un ser vil, colaboracionista activo y valedor internacional del dictador Nicolás Maduro. Las sucesivas declaraciones y actuaciones de los dirigentes de América Latina arrinconan y ponen en evidencia a Nicolás Maduro. Y por su colaboración, a Rodríguez Zapatero.

Zapatero vomita declaraciones explicando que Venezuela no es lo que nos cuentan y lo que pensamos. Oculta el encubrimiento de la dictadura con frases como en Venezuela «no es nada negro, ni blanco». «El camino que se ha seguido por parte de la comunidad internacional, impulsada por Trump, es un camino equivocado, plagado de mala información de lo que pasa en Venezuela, desde supuestos falsos y además, transitando por ese recorrido arriesgado siempre que es saltarse las reglas, eh, esto siempre acaba mal». Según Zapatero es «mala información» la certeza, con nombres y apellidos, de los asesinados, detenidos, torturados y abusados sexualmente. Lo que dicen todos los dirigentes de países del entorno, incluida la izquierda caviar latinoamericana, son «supuestos falsos» a los ojos de Zapatero. Todos tontos influenciados por el comodín de Trump. No se puede ser más cretino. Sí tiene razón en que «saltarse las reglas» siempre acaba mal. Hacer un pucherazo y no reconocer el resultado de unas elecciones va a terminar mal. Y él es uno de los que terminará mal por sus estrechos vínculos con el dictador.

Zapatero, por su negocio particular, se pone en modo salvemos a Maduro, o sea salvemos mis cosas y dice que «de Venezuela se nos ha contado, en fin, grandes líneas, sólo una parte de la realidad, como casi siempre, la realidad es mucho más compleja, está llena de matices, llena de cosas que no se saben». Ojalá pronto los testigos, algunos detenidos por la dictadura, puedan contar ante algún tribunal la por ahora presunta presencia de Zapatero en esos centros donde se han violado los derechos humanos. No es de extrañar que esas acusaciones sean ciertas cuando ya es público que Zapatero participó en la mesa de negociación en República Dominicana, donde según contó el opositor Julio Borges le amenazaron con «o ustedes firman o conocerán la peor cara de nosotros». ¿Por qué allí y entonces Zapatero no se desvinculó de la dictadura de Maduro ante semejantes amenazas? Porque él es parte de «la peor cara» y seis años después la estamos conociendo.

Zapatero en su discurso de investidura a la presidencia del Gobierno de España en abril de 2004 dijo que «no hay razón en el terrorismo, no hay sentido en el terrorismo, no hay política en el terrorismo. Sólo hay terror, muerte, chantaje. Sólo hay voluntad de someter, de sojuzgar, de destruir la moral de los hombres, de eliminar sus convicciones». Sabe muy bien qué es el terrorismo y apoya a Nicolás Maduro que exige a sus camisas pardas miles de detenciones que son trasladadas al Helicoide, el centro oficial de torturas de la dictadura de Maduro. Zapatero lo sabe. Calla y encubre.

Zapatero, cuando iba disfrazado de Bambi, decía que «el Gobierno que presida tendrá como objetivo prioritario la lucha sin cuartel contra el terrorismo, contra cualquier terrorismo, contra todo terrorismo; una lucha en la que emplearemos todos los recursos de los que pueda dotarse una sociedad democrática». Falso postureo. Zapatero traicionó con Jesús Eguiguren el Pacto por las libertades y contra el terrorismo que había propuesto y firmado con el Partido Popular. Además, terminó negociando y claudicando ante ETA. Es obvio que Zapatero entiende el terrorismo como herramienta política. La dictadura venezolana practica el terrorismo de Estado y él es su valedor internacional. En política se puede evolucionar pero, siendo un demócrata, jamás apoyar a una dictadura. Y menos criminal y sanguinaria. Todos los valores que vendió en sus tiempos de Bambi eran postureo y mentira. Jamás tuvo ningún principio de los que defendió.

Zapatero se autoproclamó el presidente más feminista del mundo. Falso. Ha unido su destino al de Nicolás Maduro, dictador machista, que persigue a María Corina Machado, mujer, referencia mundial de la lucha por la libertad y la igualdad. ¿Si no es de izquierdas no se es mujer? Zapatero no es ni feminista, ni demócrata, ni social.

Las dictaduras no tienen matices. Son o no son. Ninguna es buena. Y en el caso de la venezolana no hay ninguna duda. Maduro somete a Venezuela a un régimen dictatorial en el que para mantenerse en el poder ha tenido que subir el nivel de violación de los derechos humanos. Para su continuidad necesita de los asesinatos, detenciones, violaciones, torturas masivas y generalizadas estableciendo un estado de terror.

Una excusa para la defensa de Nicolás Maduro es que los que se han marchado de Venezuela son los ricos. Falso. Ocho millones de venezolanos no son ricos, ni están por el mundo haciendo turismo. Podemos ver cómo jóvenes con titulaciones universitarias reparten Glovo en bicicleta, son camareros en bares o cubren empleos de bajo nivel para poder sobrevivir en su exilio en España.

Sí me sorprende que, teniendo el elevado poder adquisitivo que tienen un grupo considerable de exiliados en España, no haya financiación para la lucha permanente contra la dictadura de Maduro. No entiendo que no haya un grupo de venezolanos, protestando contra José Luis Rodríguez Zapatero, 24 horas al día, vaya a donde vaya y haga lo que haga en España. Eso no sería un escrache, sería verdadero «jarabe democrático». Sería luchar por la libertad y contra la dictadura pidiendo democracia y libertad ante el valedor de la dictadura.

Es curioso comprobar cómo personajes como Baltasar Garzón, presunto luchador internacional contra las dictaduras, calla y no busca la justicia global contra el sanguinario dictador Nicolás Maduro. ¿Es que las dictaduras en las que participan sus amigos, como José Luis Rodríguez Zapatero, no son dictaduras? Garzón es otro bluff que sólo pide justicia contra dictadores de derechas, retirados y viejecitos (o muertos). Valiente cobarde es de «los que leen los derechos humanos de otra forma» como denunció Washington Abdala.

Es una gran noticia que José Luis Rodríguez Zapatero haya sido denunciado ante el Tribunal Penal Internacional por su connivencia y colaboración con el «régimen criminal de Nicolás Maduro». Los hechos por los que se le denuncia, no por ya conocidos dejan de ser repugnantes. Que la denuncia haya sido planteada por el Colectivo de funcionarios públicos Manos Limpias no le resta un ápice de credibilidad y de fondo a la denuncia. Los hechos son los hechos. Dato mata a relato. Que se tilde de extrema derecha a la organización que presenta la denuncia no es un atenuante de los hechos ni les exonera de responsabilidad penal. Que Nicolás Maduro sea de izquierdas no modifica el tipo penal, ni la catadura moral, de una dictadura torturadora, sanguinaria, asesina y terrorista.

José Luis Rodríguez Zapatero, lamentablemente un expresidente del Gobierno de España, con su trayectoria y actitud avala, protege y defiende el régimen totalitario criminal que Nicolás Maduro mantiene en Venezuela. El mundo será mucho mejor si se le juzga por ello.

Artículo publicado en The Objective