OPINIÓN

«Yo no soy bruta»

por Julio Castillo Sagarzazu Julio Castillo Sagarzazu

María Corina Machado: Venezuela dejará atrás el socialismo para siempre

La expresión pertenece a María Corina Machado en repuesta a la pregunta del periodista Pedro Pablo Peñaloza, sobre si por su arrollador triunfo en las primarias, ella consideraba que “podía sola” y dejar de lado los partidos.

En su repuesta, además de la expresión, hay muchísimas pistas sobre la posición política de la candidata sobre la campaña y sobre la estrategia de la transición.

En efecto, es de suma importancia la razón por la cual Machado expone que sería un disparate dejar de lado a las organizaciones políticas. No se limita a decir que sería un error táctico dar la espalda a estas, sino que dice claramente que no está pensando en este momento sino en la gobernabilidad futura del país y que esa gobernabilidad hay que construirla “desde ahorita”.

Otra respuesta importante es la que da a la pregunta sobre si el chavismo tendría vida en una futura transición. Aquí su respuesta fue más castiza: ¡“De bolas que sí! Eso sí, en un país con reglas de juego claras y democráticas”.

A estas respuestas se agrega la reiteración de la disposición a negociar con Maduro por parte de Machado, hecha por Carlos Blanco en una entrevista al diario El País.

La referencia a estas entrevistas es de particular importancia para tratar de establecer el carácter de la lucha de las fuerzas democráticas hoy en día en Venezuela.

Efectivamente, el gran desafío de la oposición venezolana es la de construir capacidades para ese proceso de negociación que necesariamente deberá tener lugar en el país, puesto que hay que negar de plano que nuestros problemas se resuelvan en el campo de la aniquilación del adversario.

Ese proceso de negociación, que ahora conoce la etapa de la fragilidad de los acuerdos de Barbados, será, como se ha afirmado insistentemente, complejo, difícil y delicado. Y llegará ineluctablemente el momento en que ese proceso tenga lugar entre los antagonistas principales del momento, es decir, entre el gobierno y las fuerzas opositoras que recaban la mayor capacidad de negociación y de fuerza social que son las que representa María Corina Machado, luego de realizadas las primarias.

Si este presupuesto es cierto, el principal deber de la oposición venezolana es la de acompañar y fortalecer la capacidad negociadora del liderazgo real, acompañándole en el terreno de hacer crecer su propuesta electoral.

Esta es la tarea más importante y la candidata hace su parte con su decisión de seguir recorriendo al país, sorteando amenazas, agresiones y peligros. En esta tarea le acompañan la mayoría de los partidos y candidatos que participaron en las primarias. Las banderas multicolores mezcladas con el pabellón nacional, son una demostración entusiasta de que la unidad real se está dando en la práctica, con una contundencia que ciertamente opaca las incertidumbres de algunas élites que aún dudan en incorporarse a estas jornadas.

Es cierto que las rendijas para tener un proceso electoral competitivo, justo y democrático son estrechas y que la voluntad del gobierno es estrecharlas aún más, pero son las rendijas que tenemos para hacer pasar la voluntad de cambio de la mayoría de nuestros compatriotas y por eso estamos en la obligación de usarlas y tratar de ensancharlas con la presión ciudadana, la solidaridad internacional y la elaboración de una estrategia que se compagine con el colosal deseo de cambio del pueblo venezolano.

Ese deseo está concretado en la candidatura de María Corina Machado, en consecuencia, la lucha por que se levante la arbitraria “inhabilitación” que pesa sobre ella es un asunto de principios. Como hemos anotado en notas anteriores: no se trata de defender su derecho a ser candidata (que lo tiene) sino del derecho de los venezolanos a escoger el candidato que queremos para enfrentar al gobierno en las próximas elecciones.

Para militar en esta lucha no es necesario pensar igual que ella, ni militar en su partido o en los partidos que la apoyan. Si es un tema de principios y de defensa de nuestro derecho a elegir, entonces es una lucha en la que cabemos todos y en la que debemos participar todos.