Por Equipo Editorial
Resultan una burla y con desprecio las palabras de Yelitze Santaella en la Organización de Naciones Unidas, donde aseguró que la mayor preocupación de quienes controlan el poder político en Venezuela son la educación y el bienestar de los docentes.
Yelitze Santaella cómo ministra de «educación» se ha convertido no solo en una pésima conductora del sistema educativo. También se atreve a mostrar por redes sus costosos maquillajes y vestuarios, máxime en tiempos en que los salarios de sus colegas docentes apenas si superan los 30 dólares al mes, es decir, 1 dólar diario, cuyas quincenas en el mejor de los casos alcanzan para adquirir alimentos que a lo sumo durarán 3 o 4 días. O sea, que mientras la ministra tiene suficientes recursos para cubrir necesidades ajenas con la alimentación, las maestras y profesores se ven hasta negados de poder tener comida en sus hogares durante todo el mes.
Ante una realidad que está destrozando por completo tanto la profesión docente como las familias en general, al tener la angustia de no saber si podrán llevar comida a sus casas, la ministra se pasea con viáticos incluidos en dólares por el odiado imperio de Estados Unidos, la nación a la que achacan los males de Venezuela. En vez de negarse a asistir a la cuna de las múltiples «sanciones», la ministra y su equipo de «educación» deciden ir a gastar en monedas estadounidenses los ingresos que ni siquiera pasan por la imaginación del común del magisterio.
Que la ministra de «educación», palabras más, palabras menos, diga que en Venezuela existe un «sistema educativo de calidad», cuando lo que hay son planteles destruidos, deserción en aumento de estudiantes y docentes, nulo presupuesto para actividades pedagógicas, deportivas, culturales e investigativas, a la par de «salarios y pensiones» que solo pueden catalogarse de sobrevivencia, es inaceptable. La realidad es totalmente distinta a la que ha manifestado Yelitze Santaella en Naciones Unidas.
De hecho, la retórica oficialista pudiera ser definida de «fake news» -como le gusta llamar las mentiras mediáticas a Diosdado Cabello- porque nada, absolutamente nada de lo pronunciado por la ministra en semejante espacio internacional tiene un mínimo de acercamiento a la actualidad nacional en materia de educación.
La carrera docente vive su más bajo nivel de matrícula universitaria. Prácticamente las aulas están vacías en las profesiones y especialidades de Educación. En la misma medida, los pocos más de 300.000 educadores que aún cubren los deteriorados espacios pedagógicos, siguen en muchos casos dando clases con tiza o marcadores, cuando las aulas virtuales se apoderan del estudiantado del mundo, lo que termina por distanciar y multiplicar las diferencias del conocimiento con la mayoría de los países, y por ende, en sus posibilidades de desarrollo.
Yelitze Santaella no ha demostrado ni un ápice de voluntad política y menos de generar aportes para la educación venezolana. Solo se comporta como una operadora política que instruye a sus mandaderos en las zonas educativas para que presionen y persigan a los docentes que reclaman sus derechos y una mejor educación. En consecuencia, el saldo que tenemos en relación con la educación está reprobado en todas sus estructuras y resultados.
Yelitze Santaella es otra «funcionaria» contraria a los intereses de los docentes y la educación. Nada nuevo promete el reinicio de actividades escolares con ella al frente del Ministerio de Educación.
En síntesis, la calle seguirá siendo el principal centro de acción de los educadores. Por ahora, no hay más alternativa y menos otras posibilidades ¡Seguiremos protestando por nuestros derechos y por una educación distinta!