Estoy habituada a analizar los aspectos profundos de los acontecimientos. Evito a toda costa detenerme en lo superficial, lo que se ve a simple vista, y suelo adentrarme en los sucesos para encontrar en ellos su esencia. Al aplicar mi método de análisis a las elecciones presidenciales realizadas el pasado 28 de julio de este año en Venezuela, encuentro algo que debo destacar por su enorme importancia: ¡quedó demostrado, una vez más, el enorme poder que el ciudadano tiene en sus manos! Cada persona, cada elector, entendió que su voto posee el poder necesario para redefinir su futuro, y comprendió también ese ciudadano que pudo ser capaz de definir y ejecutar una línea de actuación clara y correcta, como la que se expresó masivamente en la derrota histórica que recibió Maduro.
Se demostró el valor que tiene nuestra participación, que somos capaces de hacer bien nuestra labor de organización y articulación ciudadana, para movilizarnos y alcanzar un objetivo. Quedó comprobado que el poder ciudadano existe, y que si se organiza es capaz de materializar el resultado que desee. El triunfo obtenido debe ser interpretado de esa forma por todos nosotros. Los ciudadanos cumplieron con su tarea, hicieron un gran esfuerzo, y lograron su objetivo. Derrotaron a Maduro y a su maquinaria de dolor y destrucción.
Lo que no podían hacer los ciudadanos era evitar el comportamiento antidemocrático, retorcido e irrespetuoso de los impresentables que detenta el poder. Cuando una tiranía sabe que va a perder unas elecciones hace todo lo que está a su alcance para evitarlo, atemoriza a la gente, la amenaza, la chantajea, coloca todos los impedimentos para que no voten. El 28 de julio fue eso lo que ocurrió, sin embargo, pudimos organizamos, votamos y los derrotamos.
¿Cómo interpretar el resultado anunciado por ese espurio CNE? Un anuncio que no refleja nuestra voluntad soberana expresada en las mesas electorales. Pues, debemos interpretarlo igualmente como un triunfo gigantesco: la autocracia se vio forzada a torcer la voluntad ciudadana y popular. Se vieron obligados a cambiar, con artimañas, el hecho histórico e imborrable de su derrota, para poder mantenerse en el poder a la fuerza y con engaños. Esa es una derrota estratégica para ellos, y un gran triunfo luminoso para nuestro pueblo luchador. No pudieron impedir que votáramos, que defendiéramos nuestros derechos políticos, nuestra participación y nuestro derecho a organizarnos y movilizarnos. No pudieron detener la fuerza ciudadana. No pudieron parar la avalancha de votos con la que se le dijo con claridad: no te queremos. Vete. Desaloja el poder ya. La fuerza ciudadana los obligó a mostrar su verdadera naturaleza criminal y estafador. Quedaron al descubierto como lo que son: unos truhanes sin escrúpulos. Y ese es también un logro enorme porque ahora ante el mundo quedó en evidencia su falsedad, su tiranía y su miedo.
No es momento de lamentaciones o pesadumbre. Es momento de reconocernos. Debemos considerar que somos un gran pueblo demócrata, capaz y luchador. Debemos convencernos que venceremos a esta tiranía, porque hemos despertado el poder invencible de la ciudadanía democrática. Es el momento de reflexionar con alegría y orgullo sobre lo que hemos logrado. Es la hora de tomar conciencia plena de lo que hicimos: le mostramos a esta mafia de corruptos la determinación soberana de los venezolanos. Les enseñamos que no estamos doblegados y que haremos valer nuestros derechos con firmeza. Hoy está perfectamente claro que tenemos un propósito común, que tenemos un pueblo que quiere hacer valer sus derechos y que sabe utilizar el poder que le da la democracia y sus instituciones. Es el momento de recordarle a esta mafia corrupta que vamos a terminar lo que empezamos. Dimos un primer paso al derrotarlos
en las elecciones, y daremos con firmeza cada uno de los pasos que sean necesarios hasta verlos fuera del poder en Venezuela. Vamos a terminar la tarea.
Por esa actuación hago un reconocimiento al bravo pueblo venezolano, por su comportamiento cívico, por su vocación democrática, por su amor a Venezuela. Derrotar electoralmente a la tiranía fue un ejemplo de ciudadanía, una demostración de las profundas raíces que tienen en cada uno de nosotros las virtudes cívicas y democráticas. Le hemos dado una lección de entereza y civismo a esa jauría de corruptos hambrientos que respaldan aún a Maduro.
Así que, el ciudadano debe tomar conciencia y estar orgulloso de ese resultado. Debe mantenerse atento y firme en el fortalecimiento de la participación ciudadana para los eventos que vienen. Debemos ver lo acontecido, la masiva participación popular de rechazo y desprecio para quienes han sumido al país en la ruina y la destrucción, como un proceso que cierra un ciclo e inicia otro, uno que puede ser el definitivo en la redención y el rescate de los valores ciudadanos y la institucionalidad.
El 28 empezó la verdadera lucha por la democracia de los venezolanos, una lucha que tiene que ser sin atajos, sin aventuras, siempre por el camino democrático. Ese día iniciamos la verdadera construcción de un poder ciudadano, y no podemos permitir que decaiga. Debemos estar vigilantes, no caer en tentaciones y estar dispuestos a respaldar las propuestas democráticas que surjan y exigirle al liderazgo una guía clara y un compromiso con la vía que iniciamos.
Ya dimos ese primer paso, que fue difícil y costoso, pero que nadie nos saque del camino democrático y constitucional. Bajo esos postulados debemos dar el segundo paso, que tampoco será fácil, pero debemos darlo con la misma firmeza, bajo la misma convicción, ya que no estamos enfrentados a demócratas, sino a una banda de mafiosos y sanguinarios a quienes no les interesa la gente, ni el país, ni la constitución, ni la democracia. Ese segundo paso está muy claro: debemos exigir que el verdadero resultado de las elecciones del 28 de julio se respete. Que se respete la voluntad que expresamos con nuestro voto, que se respete la decisión que tomamos de desalojar la tiranía del poder en Venezuela. En la primera etapa de este proceso ya los derrotamos abrumadoramente. En esta segunda etapa, también vamos a derrotarlos, porque este pueblo ya decidió liberarse del yugo criminal del madurismo.
Vamos a hacer que esos resultados se respeten democráticamente. No es el momento de sentirse tristes ni derrotados, porque no es cierto que estemos derrotados. Hemos triunfado. Ha triunfado la democracia, ha triunfado la voluntad ciudadana. Sigamos en ese camino glorioso. Vamos a demostrar que el poder ciudadano puede exigir y conseguir que esos resultados se respeten. Podemos y vamos a hacerlo. Este asunto no ha terminado. Vamos a la siguiente fase, y será tan gloriosa y satisfactoria como lo ha sido la gesta que hicimos realidad el 28 de julio pasado.
Están acorralados. Tienen miedo. Es el momento de hacer valer la fuerza ciudadana que tiene cada uno de nosotros. ¡Veremos a Venezuela brillar de nuevo! ¡Estamos cerca!
@lortegadiaz
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