Hemos pasado, como país, una semana sumamente inquietante. Castillo -a quien gratamente llamo hoy ex presidente- trató de instaurar una dictadura de terror en el país. Creo que debemos agradecer a las Fuerzas Armadas, que decidieron velar por la libertad del pueblo y la supremacía de la Constitución, dándole la espalda al prosor, defendiendo así la patria de un peruano traidor que se quiso volver dictador, salvándonos de un barco que parecía estaba por hundirse.
Aun así, siete días después, no encontramos paz como nación. “Mágicamente” Castillo, que era repudiado por un gran sector de la población, comenzó a tener “manifestantes” que “demandan” su excarcelación e inclusive su retorno en palacio.
Manifestantes es la palabra que usa la izquierda para señalar a estos delincuentes, que en realidad están cometiendo actos que rozan con el terrorismo. Es por ello por lo que debemos llamarlos como tal: terroristas.
Terroristas porque en estos días hemos visto atentados a los medios de comunicación, con ataques a canales nacionales como América y Panamericana. Fuera de Lima agreden a reporteros que cumplen con su labor de informar al peruano, lo que está sucediendo en el país. “Ronderos” participes otra vez de abusos inconcebibles, abusando de un chofer de Latina, haciendo notar, otra vez, que se sienten por encima de la ley y que esta no les afecta. Ataques a los medios de comunicación, ¿Les recuerda a algo?
Doce han sido las comisarias violentadas, quemando la de Huancabamba como “protesta”. Tomando de rehenes a policías tanto en Andahuaylas como en Arequipa. Toman y luego incendian aeropuertos y amedrentan a la gente, si es que no los retienen. Destrucción de propiedad privada y propiedad del Estado, toma de rehenes, ¿y debemos llamarlos manifestantes?, ¿Debemos considerarlos civiles disconformes?, ¿Debemos considerarlos como el “pueblo”? No.
Siete han sido los fallecidos en esta semana y han sido, hasta ahora, más de 100 los policías heridos por estos ataques de estos terroristas, que están siendo azuzados por portavoces agitadores como Bermejo y Bellido, y, sobre todo, en el fondo, saliendo de las sombras, vemos como el Movadef incita estos actos terroríficos y con ellos Sendero también. Así que para el rojito que decía por ahí, que ni Castillo ni Perú Libre estaban vinculados con el Movadef, y que afirmaban la inexistencia de Sendero, déjenme decirles que estaban más que equivocados.
La voz del pueblo no está representada en estos terroristas que están estableciendo el horror en distintas regiones del país. Ni lo serán nunca. No representan al pueblo; no siguen los ideales del pueblo; no manifiestan la voluntad del pueblo, y solo reflejan lo peor de esta sociedad: la violencia. La gente que pide justicia con violencia no persigue lo justo, sino que busca más injusticia, y aún así, este no es el caso, porque lo que “piden” no es justicia, lo que persiguen no es lo justo, sino sembrar caos en las calles.
No nos podemos dejar asustar, ni podemos permitir que estos ataques de estos terroristas “sin bandera” tengan una repercusión política que vaya acorde a lo que ellos quieren. Terroristas de izquierda que se enojan porque ahora tenemos una presidente de izquierda, y que ante ello piden que se cierre un Congreso, cuya mayoría es también de izquierda. Esperemos, que otra vez, las Fuerzas Armadas puedan salir y establecer el orden en el país una vez más y en tan corto tiempo.
Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú
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