A 25 años del inicio del proceso de destrucción de Venezuela, el socialismo del siglo XXI, el régimen criminal da una patada al Acuerdo de Barbados, intentando permanecer en el poder, como es su único objetivo.
Hace 100 días, el 17 de octubre de 2023, con aplausos de la comunidad internacional, se suscribió en Barbados el “Acuerdo Parcial Sobre la Promoción de Derechos Políticos y Garantías Electorales para Todos”, entre los representantes del régimen y los de la Plataforma Unitaria de Venezuela. Transcurridos más de tres meses, nada se ha avanzado.
Un primer intento de suspender las elecciones fue crear una situación de conflicto bélico, la patraña de guerra contra Guyana; el tiro del referendo le salió por la culata, el mundo entero reaccionó y Maduro hizo mutis. ¿Quién recuerda ya el reclamo territorial a Guyana?
En un nuevo intento de desechar el Acuerdo de Barbados, el usurpador de la Fiscalía General, Tarek William Saab, devela sin prueba alguna conspiraciones militares y magnicidios, lo que da pie a Nicolás Maduro para anunciar la puesta en marcha de la furia bolivariana y de las UPAZ, Unidades Populares por la Paz, que desatan una ola de acoso, persecución, presos y agresiones, para sostener luego desde Miraflores que los “Acuerdos de Barbados están en terapia intensiva, heridos de muerte, los apuñalearon, los patearon”.
De su parte, el principal negociador por el régimen y firmante del Acuerdo, Jorge Rodríguez, dice públicamente: “¿Elecciones libres y justas?, nunca más”. Luego, refiriéndose a María Corina Machado, expresa: “No hay forma de que esa mujer sea candidata a nada, en ninguna elección de la República Bolivariana de Venezuela”. Y añade: “Este año habrá elecciones, con Acuerdo de Barbados o sin Acuerdo de Barbados”, para rematar diciendo: “El Acuerdo de Barbados está guindando sin ser mango”.
El juego está claro, Maduro no quiere medirse en una elección medianamente libre, porque la perdería, lo que lleva al régimen criminal, por enésima vez, a descubrir conspiraciones y magnicidios que atribuye a la oposición democrática, desata la furia bolivariana; furia es ira contra alguien o algo, que lleva al enfurecido a actuar por impulsos y de manera irracional.
Decir que no cumplirán el Acuerdo de Barbados es afirmar que no acatan la Constitución y las leyes, ya que este solo contiene lo que dice la Constitución. En el Acuerdo se lee: “Las partes se comprometen con el fortalecimiento de una democracia inclusiva y una cultura de tolerancia”, y convienen en “reconocer y respetar el derecho de cada actor político de seleccionar sus candidatos para las elecciones presidenciales de manera libre y conforme a sus mecanismos internos, atendiendo lo establecido en la Constitución”.
Me permito recordar que el artículo 67 de nuestra carta magna establece que “los cargos de elección popular serán seleccionados por los partidos políticos en elecciones internas, con la participación de sus integrantes”. María Corina Machado fue elegida por un sistema que va, de manera positiva, más allá de lo establecido en la letra de la Constitución, ya que su elección como candidata fue hecha no por un cogollo partidista, tampoco por solo la militancia de los partidos democráticos opositores, fue un proceso abierto en el que, a pesar de todo el sabotaje de la dictadura, dos millones y medio de venezolanos la elegimos. No obstante, pretenden desconocer esa legitimidad.
Se establece en Barbados que “la elección presidencial se hará en el segundo semestre del año 2024”. Constatamos que a pesar de que estamos terminando ya el primer mes del año, el CNE no ha convocado la elección, no ha fijado fecha, ni publicado el cronograma electoral. En este año 2024, un centenar de países en el mundo celebrarán elecciones, entre otros Estados Unidos y seis países de Latinoamérica, en todos ellos, como es lógico, ya hay cronograma electoral y fecha. ¿Y la de Venezuela? Bien, gracias.
El Acuerdo de Barbados establece la depuración y actualización del registro electoral, “jornadas de inscripción y de actualización en el país y en el extranjero, así como procesos de cedulación en todo el país”. En más de tres meses, nada se ha hecho, mientras que 10 millones de venezolanos debemos actualizarnos o inscribirnos en el registro, eso incluye 5 millones de electores en el extranjero, de los cuales solo se ha inscrito el 2%, únicamente 107.000, mientras que en Venezuela hay 3 millones de jóvenes que, en los últimos años, cumplieron la mayoría de edad y no se les ha permitido inscribirse, a quienes se suman 2 millones de electores que han cambiado de residencia de una ciudad a otra, o de un estado a otro, y tampoco les está permitido registrarse. ¿Puede haber elecciones transparentes si la mitad de los electores no puede sufragar?
El Acuerdo de Barbados estipula “la invitación de misiones técnicas de observación electoral”, entre otras a la Unión Europea, la ONU y el Centro Carter. Ninguna invitación se ha hecho, y no es que sea muy temprano, porque la invitación no es para que asistan de observadores el día de la elección, sino para que acompañen el proceso; seguramente ya habrían observado y reclamado la ausencia de cronograma electoral y de actualización del registro, entre otros múltiples puntos.
En Barbados se firmó “la promoción de un discurso y clima favorable a un proceso electoral pacífico”, mientras Maduro llama a la furia bolivariana que ataca las sedes de las organizaciones opositoras, persigue, acosa y apresa a dirigentes democráticos, a pesar de que en Barbados se convino garantizar la “seguridad, libertad de circulación y reunión”.
Textualmente se lee en el acuerdo referido: “Equilibrio en los medios de comunicación públicos y privados”, pero los medios de comunicación públicos son exclusivos del régimen criminal, y siguen acosando y persiguiendo a los medios privados, ya van más de 3.500 medios cerrados, dictan auto de detención contra periodistas, el de Sebastiana Barráez el más reciente.
Simultáneo al Acuerdo de Barbados, en Qatar el gobierno de Estados Unidos y el régimen de Venezuela llegaron al convenio de soltar presos y de flexibilizar sanciones económicas. De la legitimidad de ese Acuerdo surgen serias dudas. Estados Unidos flexibilizó normas, principalmente en el campo petrolero, y le devolvió a Maduro su testaferro, el delincuente Alex Saab. Maduro soltó unos pocos presos políticos, injustamente detenidos; nos alegramos por ellos y sus familiares, pero en el curso de los días se ha incrementado el número de presos políticos en Venezuela, aumentando así su “capital” para próximos intercambios.
Ya Maduro obtuvo lo que quería, ahora declara furia bolivariana y afirma que el Acuerdo de Barbados está herido de muerte.
¿Qué hacer? Hay tareas para nosotros los venezolanos, los que estamos dentro y fuera del país, para mantenernos en el camino democrático, con acciones más firmes y contundentes.
También hay tarea para la comunidad internacional, la que de manera reiterada insiste en que la salida de la crisis venezolana debe ser electoral. Con todo respeto exigimos a los países amigos algo más que declaraciones y manifestaciones de buena fe; hacen falta acciones concretas de presión, capaces de mover la ya evidente e indubitable decisión del régimen criminal de descartar elecciones libres.
La invitación no es a llorar ni a cruzarnos de brazos, diciendo que otra vez nos fregaron. No, el llamado es a luchar firmemente contra la dictadura. Este es el año. Luego de cumplido un cuarto de siglo de progresiva y creciente dictadura, 2024 es el año de la libertad.
Vamos juntos. Vamos todos. Como ha dicho María Corina Machado, vamos hasta el final.
Paciano Padrón es presidente de VenAmérica